36
sábado, 8 de noviembre de 1997
viajes

EL ARLANZA. Habrá quien aún siga pensando que Castilla tuvo su origen en yermos páramos y polvorientos caminos. La realidad es que el conde Fernán González creó el embrión del futuro reino en una zona caracterizada por pequeños montes y frondosos valles, que dan lugar a unos paisajes sumamente atractivos en los que perviven unos pueblos con una personalidad muy acusada: Covarrubias, Lerma, Santo Domingo de Silos... En la transición del Sistema Ibérico con la meseta castellana se pueden encontrar suficientes alicientes como para disfrutar de la naturaleza y de la gastronomía y, por supuesto, de una historia ligada al arte

En los orígenes de Castilla
El sobrio espíritu de la España imperial se ve reflejado en Lerma. Covarrubias es un exponente muy claro de la arquitectura popular castellana. Los mejores monasterios de Castilla se hallan en esta ruta
____________________________________________
Javier Rubio

Como punto de partida para nuestra ruta, habremos de ir al encuentro del río Arlanza, que constituye el eje geográfico de buena parte del recorrido. Su cauce, junto a la autovía N-1, sirve de contorno a uno de los pueblos más solemnes de Castilla: Lerma

Enclavado en un alto cerro, ya se tienen noticias de su existencia en el siglo X, al estar situado en un lugar estratégico gracias en parte a la defensa natural que ofrecía el río Arlanza. No hace falta andar mucho por las calles de su casco antiguo, en la parte alta, para captar la nobleza y el señorío que guarda de sus mejores momentos históricos. Aquí, la piedra es protagonista y depositaria de la potencia de una casa aristocrática cuya figura más señera fue Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, valido de Felipe III desde 1598 a 1618.

El Arco del Archivo del Adelantamiento nos da la bienvenida a Covarrubias

Su poder se reflejó en el diseño de la parte central del pueblo, donde se asientan el palacio y la gran Plaza Ducal, una auténtica corte en miniatura. La sobriedad y la grandiosidad compiten, a partes iguales, en un conjunto que refleja perfectamente el sobrio espíritu clasicista de la España imperial. En Lerma también abundan los edificios religiosos, entre los que destaca la iglesia colegial de San Pedro, que se funde con el Palacio Ducal para dibujar esa silueta característica que distingue a este hermoso pueblo en el horizonte castellano.

Covarrubias.

En Lerma tomaremos la N-110 a la búsqueda de uno de los conjuntos urbanos más atractivos de España: Covarrubias. Exponente magníficamente conservado de la arquitectura popular castellana, resulta embriagador por donde se mire. Aunque el núcleo urbano no es demasiado grande, encierra algunas joyas artísticas de gran belleza.

A modo de bienvenida, el Arco del Archivo del Adelantamiento de Castilla, edificado por orden de Felipe II en 1575, nos recibe solemnemente para llevarnos hacia las plazas de Doña Urraca primero y a la de Doña Sancha después, bellamente conservadas en el tradicional estilo castellano. Al fondo de esta última, se divisan algunos lienzos de las antiguas murallas, junto a las que se recomienda un hermoso paseo en torno a la frondosa ribera del río Arlanza. Pero antes, conviene haber dedicado algunas horas al disfrute de la iglesia de San Cosme y San Damián, antigua colegiata, depositaria de los restos del conde Fernán González y su esposa Sancha. Si, por fortuna, podemos escuchar relajadamente la música del soberbio órgano del siglo XVII, la visita será entonces inolvidable. Su Museo Tesoro es también digno de ver. Junto a la iglesia, detrás de las murallas, está el Torreón de Fernán González, también llamado de doña Urraca. La leyenda cuenta que en sus muros fue emparedada una condesa del mismo nombre.

Covarrubias es un pueblo acogedor para el visitante, como lo desmuestran las tradiciones locales. A finales de septiembre se celebran sus fiestas principales, San Cosme y San Damián. El último día de éstas tiene lugar la comida de Hermandad. Los cazadores locales salen al monte para hacerse con lo que será la comida guisada por La Tralla, la peña más antigua del pueblo. Todos, habitantes y foráneos, están invitados en la Plaza Mayor para degustar el guiso de jabalí, siempre y cuando lleven su propia mesa, silla y cubiertos. Días antes, en plenas fiestas, la Rachela Mayor (la reina de las mismas), pisa la primera uva de la vendimia, cuyo mosto será degustado por todos los presentes.

Monasterios.

Desde Covarrubias podemos continuar nuestra marcha y elegir dos opciones diferentes. Hacia el sur llegaremos al mítico Monasterio de Santo Domingo de Silos, uno de los centros espirituales de Castilla. Poco puede añadirse sobre su hermoso claustro, donde sus capiteles adquieren un protagonismo singular.

En el monasterio tampoco hay que perderse el museo y la antigua botica. Y, por supuesto, los oficios religiosos que son acompañados por el canto gregoriano de unos monjes que ya son celebridades mundiales. Pero esta zona también alberga hermosos parajes naturales. A tan sólo cuatro kilómetros de Santo Domingo encontraremos el desfiladero de la Yecla, con dos túneles que perforan un enorme macizo rocoso, junto al que discurre un impresionante tajo que puede ser recorrido a través de una estrecha plataforma.

Si volvemos sobre nuestros pasos hasta Covarrubias, la segunda opción supone marchar hacia Salas de los Infantes, en dirección a Soria. Tras recorrer unos ocho kilómetros de carretera sinuosa nos encontraremos con los restos del que fue uno de los más importantes monasterios de Castilla, San Pedro de Arlanza.

Enclavado en un bellísimo paraje junto al río del mismo nombre, su fundación se remonta al año 912, por decisión del padre de Fernán González. Aquí fue enterrado el fundador del Condado de Castilla, donde permaneció hasta mediados del siglo pasado, cuando fue trasladado a la Colegiata de Covarrubias. A pesar de que en otro tiempo llegó a convertirse en uno de los centros espirituales de Castilla, en la actualidad el monasterio se encuentra en ruinas. La Junta de Castilla y León está procediendo a su restauración, más lenta de lo deseado.

Sin embargo, sus alrededores ofrecen hermosos rincones para pasear, especialmente en estas fechas, que constituyen un momento idóneo para disfrutar de una otoñada cuyo punto culminante se encuentra en torno a las riberas del Arlanza. A partir de esta zona, los amantes del arte todavía pueden dirigirse hacia el norte, en dirección hacia Burgos. Entrarán en las tierras del Alfoz de Lara, también antiguos feudos del conde Fernán González, para acercarse a la ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas, donde perviven los restos de una iglesia -el ábside y el crucero- cuya antigüedad se remonta al siglo VII.


Guía práctica

|| número 36 | números anteriores | Motor &Viajes |