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sábado, 6 de diciembre de 1997
viajes

SIERRA NEVADA. La escasa distancia, 32 kilómetros, que separa su estación de esquí y de montaña de la ciudad de Granada, convierte a este destino invernal en un valor muy seguro a la hora de programar una escapada desde cualquier punto de nuestra geografía

El milagro del sol sobre la nieve
Temperaturas de jornada campestre en las cumbres más altas de la Península
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GERARDO ORTIZ YRURETA

Si la ciudad de Granada ya es de por sí un lugar en el que merece la pena perderse, el hecho de contar en sus proximidades con una de las más modernas y completas estaciones de esquí de Europa hace de este destino turístico un lugar a tener en cuenta en nuestra agenda invernal.

Situada en el Parque Natural de Sierra Nevada, una inmensa extensión de más de 140.000 hectáreas que comprende el sector montañoso más elevado de la Península, con una altitud entre los 800 metros y los 3.482 metros del Mulhacén, la estación de montaña ocupa un reducido espacio en una de las zonas marginales del enorme parque.

El bloque central de la cordillera, con una línea de cumbres que cuenta con más de cinco tresmiles, es el reducto de unos glaciares que se localizan más al sur de toda la Península. Estos restos de hielo dieron forma a un conjunto de lagunas morrénicas de gran belleza, entre las que destacan las Siete Lagunas, en el nacimiento del Genil, o la de Las Yeguas, en las proximidades del Veleta. Todo el macizo es cuenca de recepción de innumerables arroyos y ríos que riegan una variada flora autóctona, uno de los principales atractivos del entorno que ha sido motivo de que todo el macizo fuese declarado Parque Natural en 1989. Allí sobreviven, en inmejorables condiciones, 1.700 especies vegetales de las 7.000 que se dan en España.

Los gestores del parque (información en el teléfono 958-24 91 19), al que se accede desde las carreteras N-323, C-332 o N-342, han delimitado algunas rutas y zonas para la práctica de actividades al aire libre por los distintos entornos naturales que allí se encuentran. Todos estos deportes: senderismo, bicicleta de montaña, distintas modalidades de vuelo o rutas a caballo, pueden realizarse en cualquier época del año, si bien algunos fríos días del invierno no son los más indicados para iniciarse en ellas.

Todos los itinerarios, aunque variados, se concentran en los alrededores de Pradollano o tienen allí su punto de salida. De ese modo, el impacto de los visitantes, que aunque controlado siempre es tenaz, se halla en un área reducida de terreno, con lo que el objetivo del parque, la salvaguardia del entorno natural, se cumple. La posibilidad de visitar lugares tan característicos como Trévelez o Bubión, o la red de refugios de montaña y centros de acogida que el parque pone a disposición de los caminantes, hace que, aun en invierno, la ocasión de perderse por estas sierras se convierta en una opción de ocio cultural muy recomendable.

Mejoras duraderas.

La estación de esquí constituye la principal locomotora económica de la zona. Las fuertes inversiones que realizó la Junta de Andalucía con motivo de los Campeonatos Mundiales de Esquí comienzan a rentabilizarse ahora.

Las adquisiciones de material para el tratamiento de las pistas, la instalación de un completo sistema de cañones de producción de nieve y la construcción de un aparcamiento cubierto completamente integrado en el paisaje, con capacidad para 3.000 vehículos, dieron como resultado la creación de un núcleo urbano homogéneo con instalaciones turísticas de alta calidad a las que, en la última temporada, entre noviembre de 1996 y mayo de este año, acudieron más de 1.200.000 visitantes. Por su localización al sur de la Península, Sierra Nevada disfruta de más horas de sol que ninguna otra de las habitualmente frecuentadas por los aficionados españoles, y, por la altitud de sus pistas (alrededor de 3.000 metros), conserva la nieve en excelentes condiciones hasta el mes de mayo. El régimen de precipitaciones, aunque variable, arroja cifras espectaculares. La media de 800 litros por metro cuadrado del invierno de 1996 ha sido la más elevada desde el año 1960.

Para la presente temporada, la estación ha preparado un conjunto de remodelaciones que han de redundar en un mejor servicio para los esquiadores y los visitantes, más de 300.000 el año pasado, que han creado un segmento de clientela que crece cada invierno y que comienza a tenerse muy en cuenta por los gestores de la estación. Estas mejoras van desde una dirección de Internet, http:/www.cetursa.es, hasta la creación de programas nocturnos de esquí o de observación astrónomica, pasando por la preparación de una pista para la realización de eslálones paralelos. Se ha desarrollado todo un programa de competiciones a la carta -para empresas, clubes o simplemente grupos de amigos-, una nueva oferta de alquiler de motos de nieve, un nuevo jardín de infancia que funciona simultáneamente con las escuelas de esquí y dos zonas de recreo para niños en Pradollano y Borreguiles. También se ha implantado el horario de taquillas y, en cuanto a la mejora en la oferta hostelera, se ha remodelado el Hotel Telecabina y se han llevado a cabo avances puntuales en otros servicios de restauración.

Sus gestores, conscientes de que la proximidad de otras ofertas de ocio no son competencia sino estímulo, han lanzado un paquete que resultará muy atractivo a los clientes inquietos, el programa Esquí-golf, en colaboración con los más de 50 campos de la Costa del Sol.

La deliciosa resaca del Mundial de Esquí

La celebración, con absoluto éxito, de los Campeonatos Mundiales de Esquí de 1996, ha supuesto para la estación de Sierra Nevada la consolidación de un proceso de modernización cuyos evidentes resultados van a disfrutar los aficionados a partir de la presente temporada. El complicado montaje de un Mundial, en el que se dio la dolorosa circunstancia de haber sido aplazado en 1995 porque la nieve no acudió a la cita hasta pocos días antes de la inauguración, ha servido para que instalaciones, infraestructuras y, lo más importante, la preparación del personal que atiende el complejo mundo del esquí y del apresquí, funcionen como una perfecta maquinaria. Puede decirse que Sierra Nevada, gracias a las inversiones efectuadas y al ensayo general que supuso la frustrante experiencia de 1995, cuenta en la actualidad con las instalaciones más modernas y eficaces del esquí español. La organización del Mundial, y su complicado y feliz desarrollo en febrero del pasado año, habituó a su personal a las situaciones más extremas. Los requerimientos más exigentes de las figuras del esquí profesional lograron que los empleados encargados del cuidado de las pistas se adaptasen a un modo de trabajar la nieve difícil de ver en otras estaciones de esquí, tanto nacionales como extranjeras, éstas con mayor tradición alpina.

A todo esto debe añadirse un aspecto que cada día cuenta más a la hora de elegir una estación para una estancia prolongada: el apresquí. Y es aquí donde Sierra Nevada gana por goleada al resto de las instalaciones nacionales. En cuanto a la comparación con idéntica oferta frente al resto del esquí europeo, mejor no establecerla. En los Alpes o en el Tirol, los directores de estación dimitirían si se exigiese a sus respectivas instalaciones tan sólo una mínima y deslabazada muestra de lo que se ofrece en la estación granadina fuera de las horas de esquí.

Y es que Sierra Nevada tiene mucho, casi demasiado. Su oferta alternativa comprende un Centro de Alto Rendimiento para deportistas de elite, discoteca, guardia civil, restauración, cursos de verano en la Universidad de Granada, esquí nocturno, chiringuitos, centros de conferencias, hoteles con todos los servicios, clínica, iglesia, farmacia, guarderías y un conjunto de actividades que obligan al esquiador a definir muy bien su agenda, de modo que no olvide el motivo por el que llegó al lugar, esquiar sobre la nieve infinita.



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