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sábado, 24 de enero de 1998
barcos

JUAN SEBASTIAN DE ELCANO. Construido como buque-escuela para la formación de los futuros oficiales de la Armada, se ha convertido, desde su primera singladura, en 1928, en el mejor embajador que tiene España ante los países en cuyos puertos continuamente recala

Un barco con alma propia
El crucero de instrucción de este año tiene una duración de 202 días, 157 de ellos de navegación
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MANUEL DOMENECH

Santa Cruz de La Palma, el pasado día 19 de enero. En un muelle del pequeño puerto canario descansa majestuosamente el buque-escuela Juan Sebastián de Elcano, después de un accidentado viaje de un día desde Santa Cruz de Tenerife. Durante la noche los 263 miembros de su tripulación apenas durmieron. Fuertes vientos les hicieron trabajar más de la cuenta, pero eso no importa. A un día de su salida rumbo a Río de Janeiro todo estaba en orden y resplandeciente. Es la rutina, segundo a segundo, del gran barco de la Armada española destinado a formar a los caballeros guardiamarinas, los futuros oficiales, quién sabe si del propio Elcano.

El pasado día 10 de enero inició su crucero de instrucción número 69, esta vez con 47 guardamarinas a bordo: 37 del cuerpo general y 10 del cuerpo de infantería de marina. Una singladura, en la que bordearán Suramérica para atravesar el canal de Panamá, que tendrá 202 días de duración (157 de navegación y 45 en puerto) para finalizar el 31 de julio en Cádiz.

La historia del Juan Sebastián de Elcano, que debe su nombre al marino vasco que dio la primera vuelta al mundo, comenzó cuando, por el Real Decreto de 17 de abril de 1925, se dispuso su construcción con arreglo al proyecto y a los planos diseñados por los astilleros gaditanos Echevarría y Larrinaga. Las obras se iniciaron el 24 de noviembre de ese mismo año, y para el diseño de las velas se escogió a un proyectista inglés, Nicholson. El velamen, que era de lino, fue confeccionado por la fábrica británica Ratsey Isapthone, aunque las velas de respeto las hizo Victoriano Echarne, de Gijón.

Su escudo de armas es el mismo que el emperador Carlos V otorgó a Juan Sebastián de Elcano, que está encabezado por la leyenda latina tu primus circumdedisti me (tu fuiste el primero que me rodeaste), con la que se quería poner de manifiesto la esfericidad de la tierra.

El 5 de marzo de 1927 se procedió a su botadura, y fue entregado a la Marina de Guerra el 17 de agosto de 1928. El proceso de construcción tuvo un coste total de 8.189.532,28 pesetas... Su primer comandante fue el capitán de fragata Manuel de Mendívil Elío, y desde entonces hasta hoy, que está mandado por el capitán de navío Teodoro de Leste Contreras, hijo de Teodoro de Leste y Cisneros, que lo fue de 1961 hasta 1963, han pasado por su mando 44 marinos.

Sus características.

El buque, un bergantín-goleta de cuatro palos, tenía una eslora (longitud) máxima de 94,107 metros, con un puntal de 8,68 metros y una manga (anchura) de 13,154 metros. El casco y los dos palos mayores (que le dan una altura total de 50 metros) eran de acero, y su desplazamiento máximo alcanzaba las 3.754,97 toneladas.

Como propulsión adicional contaba con un motor diesel de 800 caballos de potencia. Aparejaba 20 velas, con una superficie vélica total de 3.153 metros cuadrados. Al no tratarse de un buque de guerra, llevaba dos cañones de 47 milímetros -para saludos- como todo armamento. Los cuatro palos recibieron los nombres de cuatro barcos que le antecedieron. Así, el trinquete se llamó Blanca; el mayor proel, Almansa; el mayor popel, Asturias; y el mesana, Nautilus. Y así se siguen llamando.

El paso del tiempo y la inmensa cantidad de millas acumuladas hicieron que el buque se fuese deteriorando de manera inexorable, por lo que primero en 1956, y posteriormente en 1978, fue objeto de grandes obras de reforma en el arsenal gaditano de La Carraca para su modernización. Siempre en ese mismo enclave, al finalizar sus singladuras anuales, se llevan a cabo importantes labores de reparación y mantenimiento con el fin de tenerlo preparado para los siguientes periplos. Pero eso no significa que en la actualidad sea muy diferente de como era cuando se construyó. De hecho, permanece prácticamente igual. Sólamente ha perdido longitud el puntal, ahora 2,3 metros menor, mientras que el propulsor auxiliar es un Deutz, también diesel, de 2.000 caballos.

Lo que sí ha evolucionado, y mucho, ha sido el equipamiento del barco, sobre todo en lo referente a los sistemas de navegación, ya que cuenta incluso con GPS, y al confort a bordo. Todo él cuenta con potentes sistemas de aire acondicionado, y la intendencia se ha beneficiado de potentes equipos frigoríficos. A propósito, hay que recordar que, en un principio, se llevaban animales vivos a bordo para tener carne fresca, que eran sacrificados por el cañaílla. Pero esa carne no duraba toda la travesía.

La dotación.

La tripulación del Juan Sebastián de Elcano no ha cambiado en cuanto a empleos desde su creación, aunque el número varía de año en año. En un principio había a bordo personal civil, como el velero, el calafate, el barbero, el sastre, el cocinero, el panadero y el tornero, pero en la actualidad tan sólo quedan dos: el cocinero y el mayordomo del comandante.

A cargo del buque está el primer comandante, cuyo empleo es el de capitán de navío, y quien oficia también de embajador del Estado español en todos aquellos países que visita. Bajo sus órdenes directas está el segundo comandante, capitán de fragata, que ejecuta todas sus decisiones. El tercer comandante es capitán de corbeta, y cumple la función de jefe de estudios de los guardiamarinas.

A renglón seguido se encuentran el capellán y los tenientes de navío y capitanes de infantería de marina, que ahora son siete, cuyos ayudantes son los alféreces de navío y alféreces, en número de seis, de los que uno es una dama, que además es la ATS del buque. En un tercer nivel se encuentran los subtenientes (uno), los brigadas (siete), los sargentos primeros (ocho), los sargentos (12) y los cabos (28). En cuanto a la marinería, profesional o de reemplazo, su número es variable de un crucero de instrucción a otro.

El profesorado de los 37 guardiamarinas lo encabezan un teniente de navío y un capitán de infantería de marina, que imparten navegación, maniobra y meteorología a los guardiamarinas del cuerpo general, y operaciones anfibias, táctica, navegación y meteorología y maniobra a los de infantería de marina. Ambos cuerpor de guardiamarinas tienen como materias comunes la gramática inglesa, la geografía (física y humana) y la historia de la Armada.

Los caballeros guardiamarinas no tienen apenas descanso durante la singladura. Uno de ellos nos confesaba que "se acumula mucho sueño desde el comienzo del viaje debido a las guardias diarias, pero uno se acostumbra". Una jornada de mar comienza, en los días laborales, a las siete de la mañana, y acaba a las 10 de la noche, cuando se toca silencio. Los sábados, la jornada finaliza a las cinco de la tarde. Luego hay seis horas de tiempo libre salvo para los que están de guardia. Los domingos y festivos se toca diana a las siete y media de la mañana, para realizar actividades como la revista de policía, la misa (voluntaria), la comida y el descanso hasta las seis de la tarde, hora en que comienza uno de los muchos momentos de estudio para ellos.

Bibliografía: Juan Sebastián de Elcano: Embajador y Navegante, escrito por José Cervera Pery y Rafael Estrada Giménez.


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