56
sábado, 4 de abril de 1998
a escena

FERRY PORSCHE. El mundo era todavía un lugar seguro cuando el domingo 19 de septiembre de 1909 nacía en Wiener Neustadt, Austria, el primer hijo del matrimonio formado por el eminente ingeniero Ferdinand Porsche y su esposa, Aloisia. Mientras esto ocurría su padre tomaba parte, al volante de un Austro Daimler Maja, en la subida a Semmering, una de las pruebas más famosas de la época

Hombre sencillo, creador genial
Sobre el "Escarabajo" creó un coche que fue origen del 911, el deportivo más antiguo aún en producción
____________________________________________
MANUEL DOMENECH

Terminó primero en su categoría, pero el mejor premio lo recibió al regresar a casa y saber que había tenido un hijo. Fue bautizado con el nombre de Ferdinand Anton Ernst: Ferdinand, por su padre; Anton, por su abuelo; y Ernst por el hermano de su madre. Pero desde muy pequeño se le llamó cariñosamente Ferry, y así se le conoció a lo largo de sus 88 años de vida.

Ferry Porsche, fundador de la empresa que lleva su nombre y que es el fabricante de automóviles deportivos más famoso del mundo junto con Ferrari, no ha podido celebrar el cincuentenario de su marca por tan sólo 74 días. Falleció el pasado día 27 de marzo en su casa solariega de Zell am See (Austria), la propiedad familiar donde reposan los restos de sus padres (Ferdinand y Aloisia), de su esposa Dorothea (Dodo) y de su cuñado, Anton Piëch, casado con su única hermana, Louise, y padre del actual presidente del Grupo Volkswagen, Ferdinand Piëch.

Todo estaba preparado para el evento. Se esperaba que llegasen incondicionales de Porsche desde todos los rincones del mundo para rendir merecido homenaje al genial anciano que, desde su nacimiento, sólo tuvo dos ilusiones: el automóvil y la competición. Ahora, el luto acompañará a los actos de las bodas de oro de Porsche, y Zell am See se convertirá, con toda seguridad, en lugar de peregrinación para honrar la memoria de un hombre sencillo y jovial, gran ingeniero y hombre de empresa pero, al mismo tiempo, el mejor compañero de sus empleados y colaboradores.

Trabajador infatigable, nada más finalizar la Segunda Guerra Mundial lo arriesgó todo para tomar el relevo de su padre, prisionero en Francia, y fundar el que hoy es el único fabricante de automóviles totalmente independiente que queda en el mundo.

La historia de Ferry Porsche estuvo unida indisolublemente a la de su padre. Ferdinand Porsche fue un ingeniero de origen bohemio que pasó a la historia por ser el creador de los más bellos Mercedes y Auto Union, pero sobre todo por diseñar y desarrollar el coche del pueblo (Volkswagen) que le exigió Adolf Hitler.

Imbuido por el trabajo de su padre, Ferry no se separó de su lado ni un instante, aprendiendo sus técnicas, aportando sus ideas y ayudándole en la concepción de sus vehículos. Era una familia muy unida que se trasladó tantas veces de domicilio, e incluso de país, como lo hizo necesario la profesión de Ferdinand Porsche, hasta recalar definitivamente en Stuttgart. Allí fue donde, en los dos garajes de la casa familiar de la calle Feuerbacher Weg, se proyectó, desarrolló y ensambló aquel famoso coche que pasaría a la historia con el apelativo Escarabajo. No sirvió en su momento, a mediados de los años 30, para motorizar al pueblo alemán como había soñado Hitler, pero acabada la Segunda Guerra Mundial, cuando fue comercializado, inició una trayectoria que le llevó a ser el coche más vendido de la historia del automóvil, con más de 26 millones de unidades matriculadas.

Para conocer el momento más feliz en la vida de Ferry Porsche hay que remontarse a mucho antes, a la Navidad de 1920, cuando sólo contaba con 11 años de edad. El día 25 de diciembre recibió un regalo que le iba a marcar para siempre. Se trataba de un pequeño vehículo abierto, de dos plazas, equipado con un motor de dos cilindros y cuatro tiempos refrigerado por agua. Fue construido por el propio Ferdinand Porsche, que, junto con su esposa, engañaron al pequeño Ferry haciéndole creer que junto al árbol de Navidad había para él una carreta tirada por una cabra.

En la mente de Ferdinand Porsche se estaba fraguando un coche deportivo derivado del Escarabajo, pero estalló la guerra y él, acompañado por su hijo, se dedicó a la fabricación de carros de combate y otras armas motorizadas para los ejércitos del Reich. Y acabada ésta, las cosas fueron peor, pues fue acusado por los aliados como criminal de guerra y recluido en una prisión francesa.

Nace Porsche.

Ferry se empeñó en seguir trabajando en los talleres de Stuttgart, pero las fuerzas de ocupación se lo impidieron, por lo que, ni corto ni perezoso, se trasladó con todos sus bártulos a la localidad austriaca de Gmünd, donde continuó con los planes truncados por el conflicto bélico.

Se ha hablado mucho de la paternidad de la marca Porsche. Unos se la otorgan al padre de Ferry, pero la realidad es que fue éste quien puso las bases de la misma al concluir, solo, el proyecto del coche deportivo. Se trató de un modelo abierto, al estilo roadster, que recibió la denominación Tipo 356. Fue terminado el 8 de junio de 1948, fecha que se considera como la que inicia la actividad productora de un nuevo fabricante de automóviles llamado Porsche..., aunque sólo se construyeran cinco unidades más en lo que quedaba de año.

Mientras tanto su padre seguía en prisión, y ayudaba a poner a punto y mejorar, para Renault, el modelo 4 CV (el popular 4/4). Fue liberado poco después de la aparición del primer Porsche, y se mostró sorprendido por la excelente labor desarrollada, en su ausencia, por su hijo Ferry. No sólo había salvado el estudio de su padre, sino que había fundado una nueva marca de automóviles. Aunque su salud dejaba mucho que desear, ayudó a su hijo tanto como éste le había ayudado a él, pero no duró mucho. Las penalidades sufridas en el cautiverio minaron su salud, de tal modo, que murió el 30 de enero de 1950 sin saborear el éxito que iba a tener la marca de su hijo.

Este llegó pronto. Se vendieron miles de modelos 356 de todo tipo: coupé, cabrio, roadster, speedster, carrera, etcétera, y se inició una masiva, y triunfal, presencia, en toda clase de competición automovilística, que todavía continúa hoy. Por citar un ejemplo, las 24 Horas de Le Mans, a decir de sus organizadores, no existirían si desapareciera Porsche..., que ganó en su categoría en el primer año en que participó, en junio de 1951. Por supuesto, el coche era una evolución del modelo 356.

Porsche empezó a convertirse en un mito, y sus incondicionales pidieron un coche nuevo. Ferry Porsche prestó mucha atención a esa demanda y en 1962 apareció, fruto del talento como diseñador de su hijo mayor: Ferdinand Alexander, a quien siempre llamó cariñosamente Butzi. El coche se llamó 901, pero Peugeot hizo valer su derecho a utilizar el "0" en medio de otros dos números, por lo que finalmente salió al mercado como Porsche 911.

Sobrino famoso.

El responsable del Departamento de Motores era Ferdinand Piëch, el sobrino más famoso y de mayor proyección profesional de Ferry Porsche. Inició su carrera profesional en la firma de su tío, de la que llegó a ser director técnico desde 1964 a 1972. Ese año decidió cambiar de aires y fichó por Audi. Las relaciones profesionales con Porsche fueron muy estrechas en esa época, y sobre todo cuando fue nombrado presidente-director general de la compañía de Ingolstadt en 1989. Esas relaciones todavía se conservan ahora, cuando Piëch es el todopoderoso presidente del Grupo Volkswagen.

Cuando en el año 1972 las tres empresas que formaban la compañía: Dr. Ing. h.c. F. Porsche KG, de Stuttgart; VW-Porsche Vertriebsgesellschaft, de Ludwibsburg; y Porsche Konstruktion KG, de Salzburgo, se fundieron en un holding: Porsche GmbH, Ferry Porsche empezó a delegar funciones, siendo sustituido por su hijo Butzi como presidente del Consejo de Vigilancia de la marca. Pero fue en 1989, al cumplir los 80 años, cuando Ferry Porsche decidió retirarse por completo y refugiarse en su casa austriaca de Zell am See. Dejó la presidencia, y sólo aceptó una de tipo honorífica que le fue ofrecida por sus ex colaboradores. Pero había conseguido su meta: que su compañía siguiese siendo eminentemente familiar.

Al mismo tiempo anunció su intención de no acudir a más actos públicos fuera de Austria. Curiosamente, el último del que fue protagonista se llevó a cabo en Madrid en 1989, donde la revista especializada Motor 16 le premió por su magnífica trayectoria profesional y humana, al tiempo que le felicitaba por su 80 cumpleaños. Cuatro años más tarde, rompiendo su promesa, fue testigo del fastuoso 30 aniversario del Porsche 911, que se celebró en Stuttgart y Ludwigsburg. Su salud ya estaba muy deteriorada, pero ello no fue óbice para que, apoyado en un bastón y tocado con un sombrero de paja, recorriese las hileras donde estaban aparcados los más de 500 coches asistentes al acto y firmase autógrafos a todos cuantos se lo solicitaron.

Con su muerte, desaparece el último hombre mítico del mundo del motor, honor que comparte con su padre, Ferdinand Porsche, con Enzo Ferrari y con Sohichiro Honda.


El último coche que vio nacer

Poco antes de su muerte le fue presentado a Ferry Porsche el último modelo de la marca, un 911 Carrera Cabriolet. Curiosamente, este coche entronca perfectamente con su primer Porsche, aquel 356 de 1948. Como es lógico, las diferencias entre ambos son abismales, pero la filosofía es la misma, ya que se trata de dos vehículos abiertos que emanan esa pasión por la conducción que siempre ha caracterizado a los productos de Stuttgart. El 356 equipaba un pequeño motor de cuatro cilindros, con poco más de un litro de capacidad y 35 caballos de potencia, refrigerado por aire. Mientras, el 911 Carrera está impulsado por un propulsor de seis cilindros, con refrigeración por agua, de 3,4 litros y 300 caballos de potencia.

Si bien Porsche España ya acepta pedidos, no será hasta los últimos días del presente mes cuando llegarán las primeras unidades del modelo 911 Carrera Cabriolet, última versión descapotable del carismático coupé alemán. El coche es totalmente nuevo y destaca, entre otras características, por el diseño y funcionamiento de su capota. Esta se puede desplegar automáticamente en 20 segundos tanto por medio de un interruptor situado en el interior del vehículo, como por la propia llave, al abrir la puerta, o, simplemente, a través del mando a distancia que se incluye en ésta. La nueva versión del 911 también incorpora en su equipamiento de serie un techo rígido de aluminio que, colocado de forma fija en su estructura, hace que éste tenga una estética bastante similar a la del modelo coupé. Para proteger a sus ocupantes en caso de vuelco, cuenta con dos arcos de seguridad de acero, ocultos en la carrocería, que saltan automáticamente cuando unos sensores perimétricos detectan que éste se inclina peligrosamente. Otra novedad de importancia en este terreno son los airbag laterales, de diseño específico, que protegen la cabeza, el tórax y las caderas. A aquel primer Porsche 356 le hubiera gustado llevar todos esos elementos.


|| número 56 | números anteriores | Motor &Viajes |