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sábado, 23 de mayo de 1998
prueba

MERCEDES A 160. No le quedaba más remedio. Para acabar con la polémica sobre los problemas de estabilidad, Mercedes tenía que poner toda la carne en el asador. Y así ha sido. Tras los cambios introducidos, se convierte en la nueva referencia de su categoría en cuanto a comportamiento, en todo tipo de carreteras, se refiere

Sobresaliente al segundo intento
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ALEJANDRO MOÑIZ

Los beneficiosos cambios introducidos en el comportamiento dinámico del Clase A se aprecian desde el primer momento. Posiblemente, con la nueva geometría de la suspensión y tarados de amortiguación, junto con las mayores medidas y especificaciones de neumáticos, habría bastado para que este modelo superase holgadamente la ya famosa prueba del alce.

Pero para una marca como Mercedes no era suficiente; había que establecer nuevos estándares de estabilidad en esta categoría de automóviles. Gracias al sistema electrónico que controla su comportamiento, conocido como ESP, el Clase A se sitúa como la nueva referencia en esta materia.

Respecto a la unidad probada por MOTOR & VIAJES el pasado 18 de octubre, el nuevo modelo supone un claro paso adelante. Si entonces se criticó el excesivo balanceo lateral de la carrocería al abordar una curva, lo que transmitía cierta inseguridad al conductor, ahora ocurre todo lo contrario. Ofrece gran aplomo al pisar mejor el tren delantero, gira prácticamente plano y otorga total confianza al conductor, pese a que éste va sentado en una posición más alta que en un turismo convencional.

El buen trabajo de la suspensión se pone de manifiesto en que el ESP no actúa más que en condiciones límites. Este dispositivo sólo entra en acción cuando se fuerza la trayectoria en curva a base de dirección o frenando enérgicamente.

Inteligente.

En ambas situaciones, el ESP frena de forma independiente alguna de las ruedas y actúa también sobre la alimentación del motor para evitar cualquier situación de peligro y mantener la trayectoria correcta. Todo ello ocurre en décimas de segundo sin la intervención del conductor, que se convierte en mero espectador, puesto que es el propio vehículo el que toma la decisión de frenar su ímpetu o de paliar sus errores al volante, con el único fin de preservar su seguridad.

La prueba de fuego, la del alce, se salda ahora con sobresaliente. Independientemente de las peculiares características de este tipo de test, puesto que no refleja con exactitud la respuesta normal de un conductor ante un obstáculo, el Clase A la supera con absoluta seguridad incluso a una velocidad más elevada de la habitual en estos ensayos.

Por todo ello, hay que alabar el esfuerzo realizado por Mercedes por otorgar a este vehículo de un elevadísimo nivel de seguridad activa, y porque supone, además, la incorporación por primera vez en este segmento de automóviles, y sin coste adicional, de un sistema de seguridad reservado hasta ahora a berlinas de gran lujo.

Estamos convencidos, también, de que esta iniciativa se generalizará en un futuro no muy lejano por su competencia. De hecho, Volkswagen y Opel ya han anunciado que sus nuevos Golf y Astra podrán incorporar el ESP.

Por lo demás, el Clase A sigue siendo un automóvil revolucionario en muchos aspectos. Con sólo 3,57 metros de longitud tiene un habitáculo mucho más espacioso que el de coches de mayor tamaño. El compacto motor permite un mejor aprovechamiento del interior y su ubicación, por debajo de la altura del piso, ha sido estudiada para que la carrocería tenga la mayor capacidad de aborsorción posible en caso de colisión frontal.

El propulsor de 1,6 litros es, por el momento, el más potente de la gama, y tiene su principal virtud en su capacidad para recuperarse desde bajas revoluciones. Las prestaciones son más que suficientes, y los consumos acordes con su cilindrada y potencia. La caja de cambios de cinco marchas, con acertados desarrollos, es precisa y de suave accionamiento. Apartados como la dirección y los frenos están a la altura del conjunto, sobre todo este último elemento, puesto que además de rápida, cuenta con la asistencia justa para facilitar las maniobras de aparcamiento sin restar sensibilidad al conductor a la hora de circular por carretera a elevadas velocidades.

Terminación.

Volviendo al interior, la calidad de terminación ha mejorado sensiblemente al alcanzar el nivel de los Mercedes más grandes. No sólo por los materiales empleados y el ajuste de todos los elementos, sino también por una combinación de colores más estética. La postura de conducción es extraordinaria, merced a las distintas posibilidades de regulación de que dispone el asiento y por la verticalidad del volante.

La instrumentación es clara pero insuficiente; sólo informa de las revoluciones del propulsor, de la velocidad y del nivel de combustible, resultando curioso que no se haya dispuesto un simple indicador de la temperatura del motor. Respecto al confort de marcha, la firmeza de los asientos autoriza a sus ocupantes a realizar largos desplazamientos sin que se produzcan síntomas de fatiga. Sólo el ruido que proviene del motor a altas revoluciones y la escasa sujeción lateral de los asientos perjudica una nota media bastante alta en este terreno.

El equipamiento de serie es muy completo e incluye todo lo indispensable, como el aire acondicionado, el doble airbag frontal (los laterales son opcionales y cuestan 49.000 pesetas) y los frenos ABS. La versión objeto de esta prueba, denominada Elegance, supone un coste adicional de 225.000 pesetas y aporta llantas de aleación, elevalunas eléctricos traseros, cierre centralizado con mando a distancia, cajones bajo los asientos delanteros y tiradores de las puertas cromados.

Como conclusión se puede decir que Mercedes ha aprendido la lección y que, en segunda convocatoria, el Clase A ha obtenido matrícula de honor en estabilidad.


SUPERANDO LA "PRUEBA DEL ALCE"

El nuevo Clase A, equipado con ESP, es involcable. Durante unas pruebas realizadas en un circuito próximo a Niza, EL MUNDO tuvo oportunidad de realizar una docena de veces la ya famosa prueba del alce. En ninguna de ellas el coche llegó a estar en situación comprometida. Los ensayos se iniciaron a 60 km/h y terminaron superando los 85 km/h, siendo controlable en todo momento. Es más, simplemente hay que acostumbrarse a mover el volante cuando, circulando deprisa, aparece un obstáculo que hay que evitar. El sistema electrónico de estabilidad, que combina el control de tracción y el de frenos, decide por sí solo qué es lo que más conviene hacer en una situación apurada. Es un sistema que en el Clase A se muestra muy eficaz, aunque sólo tiene un problema: para los conductores expertos, con este vehículo se pierde toda posibilidad de demostrar su pericia al volante. Pero para un conductor medio, que lo que busca es llevar un coche seguro, el pequeño Mercedes ofrece justo lo que éste desea.


Frente a sus rivales

El Mercedes Clase A es un coche singular con vocación elitista, lo que le sitúa como alternativa a automóviles tan dispares como el Audi A3, el Toyota RAV4 o el Renault Mégane Scénic.

Audi A3.- Estéticamente es el más convencional, aunque, desde el principio, tanto hombres como mujeres lo han consagrado como coche bonito. Es un vehículo de la categoría de los cuatro metros que ahora ya miden 4,15. Su diseñador ha potenciado un aspecto un poco deportivo, coherente con la marca, lo que ha dado lugar a una línea bastante baja. Por el momento se vende con carrocería de tres puertas, algo que limita su versatilidad. El motor 1,8 litros de 125 caballos es bueno y el comportamiento, excelente. El precio es 300.000 pesetas superior al del Clase A.

Toyota RAV 4.- Ofrece la línea de un todoterreno, pero no lo es. Hay que reconocer su capacidad para moverse por pistas gracias a su tracción integral y a sus suspensiones de gran recorrido. En su versión de tres puertas resulta limitado en habitabilidad. Su motor de 129 caballos le confiere unas brillantes prestaciones. En equipamiento no puede competir ni con el A3 ni con el Clase A. Cuesta 250.000 pesetas más que este último. Renault Scénic.- Es más largo, ancho y habitable, aunque no toda esa diferencia repercute en el habitáculo. Es destacable su versatilidad. Los precios son similares a los del Clase A.


ficha técnica