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sábado, 11 de julio de 1998
a escena

VESPINO. Pocos vehículos pueden presumir de haber sobrevivido 30 años siendo líderes del mercado desde su aparición. Motor de varias generaciones, se ha adaptado a cada tiempo ofreciendo a los jóvenes la posibilidad de moverse de forma individual con bajos costes de adquisición y de mantenimiento. Su popularidad en España ha provocado que su nombre se emplee para denominar genéricamente a todos los ciclomotores

Tres décadas sobre ruedas
Desde los "hippies" hasta los "grunges", el Vespino ha sido el vehículo de las últimas generaciones
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José Manuel Alonso

Ha sido el primer sueño de muchos adolescentes que se convirtió en realidad. Ese primer vehículo con el que poder moverse de forma individual, sin carné, con un bajo coste de adquisición y de mantenimiento. En definitiva, la manera más comoda y barata de desplazarse. Cuando en 1968 apareció el Vespino, este modelo supuso una revolución para los jóvenes equiparable a la que representó el Seat 600, unos años antes, para sus padres. El nacimiento de este vehículo coincidió con el del Príncipe Felipe de Borbón y Grecia. Fue el año de la imaginación al poder, del Mayo francés, cuando sucedió que el hombre pisaba la Luna por primera vez. Esa misma década ganó Massiel el Festival de Eurovisión con el famoso La, la, la...

Desde el 19 de febrero de 1968 se empezó a escribir la historia de esta motocicleta universal, que con el paso de los años dio su nombre a toda una categoría, la de los ciclomotores. El Vespino ha vivido grandes y gloriosas épocas, compartiendo aventuras y tiempo con los beats, los hippies y los mods, y en estos momentos está ya introducido entre los grunges. A todas estas corrientes sociales, además de las revoluciones estudiantiles y los cambios políticos y culturales, ha sobrevivido este modelo. Además, el Vespino se convirtió en uno de sus símbolos y marcó un nuevo concepto en cuanto a locomoción urbana.

En todas partes.

El nombre Vespino ha sido protagonista de numerosos eventos: en el mundo de la moda, en el de los deportes o formando parte del reparto de películas de tanto éxito como Torrente, el brazo tonto de la ley, sin olvidar series de televisión y multitud de acontecimientos de tipo social y cultural.

Con un Vespino se subió al pico más alto de la Península, el Aneto; se realizó un viaje desde Madrid hasta Moscú para asistir a las Olimpiadas; y un viaje-aventura al Cabo Norte, pasando el Círculo Polar Artico. También se han realizado hazañas como la de cubrir el trayecto que hay entre San Sebastián y Sanlúcar de Barrameda en tan sólo 24 horas. Toda una proeza que le permitió figurar en el Libro Guinness de los récords.En España es rara la familia con hijos que no haya poseido un Vespino. Con él han aprendido a conducir en moto un alto porcentaje de jóvenes. También algunos padres, o incluos abuelos, lo han utilizado como vehículo para sus desplazamientos.

Pero su difusión ha alcanzado cotas inimaginables también en el ámbito profesional. Los telepizzas y demás servicios de comida rápida servida a domicilio han encontrado en el Vespino el arma ideal con el que entregar sus productos sin que lleguen fríos a su destinatario. Se puede decir que la era Vespino ha marcado un antes y un después en la cultura y forma de vivir modernas.

Del modelo primitivo al de nuestros días, el Vespino ha sufrido múltiples y variadas transformaciones, aunque manteniendo su filosofía original. El primer Vespino revolucionó el mundo de las dos ruedas por su moderna estética, su peculiar manillar con el faro integrado y su cambio automático; todo un avance en comodidad y seguridad para la época.

Asimismo, el ingenioso diseño y la ubicación del motor permitían una fácil sustitución de la rueda trasera en caso de pinchazo. Para arrancar un Vespino tan sólo había que subirlo en el caballete y darle a los pedales, nunca fallaba.

Evolución.

La primera versión se denominaba Vespino a secas. Tres años después apareció la versión L, la alternativa más sencilla y económica de este ciclomotor. Más tarde vinieron los Vespino GL y el super confort (SC), en color rojo, y ya con intermitentes delante y detrás. Con el GS se marcaba una tendencia hacia el lujo en este tipo de vehículos. Todos llevaban pedales como las bicicletas, que a la vez servían de reposapiés.

Posteriormente, entre los años 1985 y 1986, aparecieron los modelos AL y ALX, este último con intermitentes y luz de reserva de combustible, el no va más. Estas dos variantes servían para renovar plenamente el ya vetusto modelo original. Actualmente, la gama está compuesta por el clásico Vespino NL, el moderno Velofax, que incorpora incluso un hueco bajo el sillín para guardar el casco, y el nuevo F18. Estas últimas versiones servirán para que el ciclomotor por excelencia perdure muchos años más cumpliendo con las cada vez mayores exigencias del cliente de hoy.

No obstante, el Vespino actual conserva algunos de los valores por los que este modelo se ha convertido en un auténtico mito de las dos ruedas. Su sencillez de manejo, próxima a la de una bicicleta con motor, su economía de mantenimiento y el ajustado precio de venta siguen siendo aspectos a los que nunca renunciará.

Otro de los hechos diferenciadores del Vespino ha sido su rueda grande. En un tiempo en el que los pequeños cicloscooter proliferan, hay usuarios que encuentran mayor seguridad en un vehículo equipado con neumáticos de mayor diámetro. Toda esta creciente competencia ha servido también para que este modelo se revalorice por sus especiales características. También han contribuido a esta apreciación los crecientes problemas de movilidad en las ciudades, donde un ciclomotor se desenvuelve extraordinaria facilidad, tanto a la hora de circular como a la de encontrar aparcamiento.

En la industria de las dos ruedas hay modelos que han marcado toda una época. Pero son pocos los que pueden presumir de permanecer, durante tres décadas seguidas, como líder indiscutible de su categoría. Por ello, el Vespino es algo más que un mero medio de transporte, es un auténtico mito rodante que quiere entrar en el siglo XXI como el número uno.


Los nombres más populares

Igual que ocurrió en su día con la mítica Vespa, que va camino de cumplir nada menos que 53 años y que se convirtió en el símbolo de los scooter, el Vespino puede ser considerado como el primer ciclomotor. Este modelo está a punto de conseguir otro hito de permanencia continuada en el mercado. Vespa y Vespino son los nombres que comúnmente se utilizan para denominar a los dos tipos de motos antes citados (scooter y ciclomotor) cuando los vemos pasar por la calle o queremos señalar a alguno de ellos, no usando ni su marca, ni su denominación auténtica: "Hay va una Vespa" o "mira, es un Vespino". En nuestro país tenemos la costumbre de rebautizar cantidad de cosas. ¿Es por comodidad a la hora de nombrarlas, o es porque no sabemos cómo se llaman? La cuestión es que con la Vespa y el Vespino se han creado una serie de nombres fijos que sirven para denominar a todos los vehículos parecidos o del mismo tipo. Es un caso como el de Jeep en los coches de todoterreno.


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