| Sangre
española La imagen de Luis Enrique con la camiseta empapada de la
sangre que manaba de su rota nariz representa la rabia e impotencia con la que
España se despidió del Mundial. En una cita en la que fue de menos
a más, se clasificó segunda de su grupo, por detrás de Alemania,
tras recuperarse del empate inicial ante la débil Corea. Los planteamientos
más defensivos de Clemente fueron evolucionando a un juego más abierto
que exhibió un gran nivel en el partido de octavos ante Suiza (3-0). En
cuartos, en el mejor partido de los españoles, un gol de Roberto Baggio
en el minuto 87 puso la puntilla. En la jugada anterior, Julio Salinas había
fallado un mano a mano con Pagliuca. La calidad decidió en favor de los
'azzurri'. Después vendría el codazo de Tassoti a Luis Enrique dentro
del área que el húngaro Sandor Puhl no vio. |