Las
damas del franquismo. Jesús Pardo. Temas de Hoy. Madrid, 2000.
206 páginas.
«Marido
y mujer formaron desde el principio un tándem perfecto. Franco
hizo siempre caso omiso de los rumores, y hasta de las evidencias
de corrupción que prosperaban en torno a él, para empezar
por su esposa. El sabía que su mujer estaba enriqueciéndose
a manos llenas y nunca opuso la menor objeción. Según
Pacón, el caudillo 'tenía muy poca fuerza para oponerse
a muchas cosas familiares', y añade que Carmen era la única
persona con verdadera influencia sobre las decisiones del general;
fuera de ella, pocos había que la tuvieran, ni siquiera los
ministros».
25
años sin Franco. Eduardo Chamorro. Planeta. Barcelona, 2000.
162 páginas.
«El
ciudadano español carece de una tradición política
demócrata que no sea la de estos últimos veinticinco
años. Un período de apenas dos generaciones, y con un
elevado porcentaje -que supera la mitad- de la población total
y absolutamente ajena a todo lo que fue la situación previa
al punto de partida. De ahí que la visualización del
hecho político carezca, en ocasiones, de la sutileza que lo
adorna en otras latitudes, y que la brocha gorda se ponga en uso donde
sería más distinguido el pincel».
30
días de noviembre. Pilar Cernuda. Planeta. Barcelona, 2000.
232 páginas.
«La
mayoría de los españoles comprende, de manera definitiva,
que vive los últimos días de Franco; la incógnita
es si se trata también de los últimos días del
franquismo, 'todo está atado y bien atado' es una frase enigmática
que se presta a infinidad de interpretaciones. El presidente Arias
Navarro actúa como si llevara las riendas con firmeza, pero
en ocasiones parece desvalido, como si el mundo se le viniera encima,
como si no supiera hacia dónde tirar».
Franquismo.
El juicio de la Historia. José Luis García Delgado (coordinador).
Temas de Hoy. Madrid, 2000. 296 páginas.
«El
régimen cometió el solo los suficientes crímenes
como pare merecer censura con o sin etiqueta fascista. En efecto,
por lo menos uno de los horrores que Franco perpetró sobrepasó
cualquier cosa hecha tanto por el fascismo alemán como por
el italiano hasta que el torbellino de la Guerra Mundial liberó
las fuerzas demoníacas que siempre se escondieron en su interior.
Mussolini ejecutó a 27 individuos desde 1922 a 1940; Franco
ejecutó al menos a mil veces más personas desde 1939
a 1941».
25
años de reinado de Juan Carlos I. Julián Marías
(coordinador). Planeta. Barcelona, 2000. 228 páginas.
«El
Rey era titular de todos los poderes que pertenecían al jefe
del Estado; Juan Carlos I renunció desde el principio de su
reinado a su ejercicio, al reconocer la soberanía nacional
e impulsar la reforma política y la convocatoria de elecciones
democráticas, aceptando lo que las Cortes decidieran, incluso
respecto a sus propios poderes y funciones. Tras las elecciones de
junio de 1977 y la renuncia de sus derechos por parte de don Juan
de Borbón, el Rey adquirió la plena legitimidad dinástica
y democrática».
Franco.
Andrée Bachoud. Crítica. Barcelona, 2000. 566 páginas.
«No
tiene amantes, ni parece haber sentido jamás el deseo de tenerlas;
carece de vicios y de pasiones, y su cultura es escasa; ni siquiera
le atraen los pequeños placeres; no bebe, no fuma, no parece
apreciar la buena mesa ni el placer de la conversación, excepto
tal vez en su primera juventud cuando asiste a las tertulias. Tampoco
destaca por sus cualidades. Su corte de aduladores, a falta de otra
cosa, finge extasiarse a veces ante el tamaño de un pez acpturado
o el número de piezas abatidas en una cacería».
Fotobiografía
de Juan Carlos I. Javier Tusell. Planeta. Barcelona, 2000. 192 páginas.
«Los
años finales de Franco fueron probablemente los más
complicados para el futuro Rey, más aún que los de la
Transición, porque durante la misma, en definitiva, ya sabía
en qué dirección debía dirigir sus pasos; en
cambio, esto no resultaba tan claro entre 1969 a 1975, cuando en el
camino se erizaban los peligros para la solución monárquica.
Don Juan Carlos padeció la desorientación de aquel régimen
en donde podía hacer declaraciones en sentido democrático,
pero sólo ante periodistas extranjeros, y de cara al exterior,
y no sin reconvenciones más o menos directas del propio Franco».
Fotobiografía
de Franco. Fernando García de Cortázar. Planeta. Barcelona,
2000. 184 páginas.
«Sin
dejar de reprimir las libertades democráticas, negando los
derechos sindicales, unificando la fe y el rito, encarcelando a políticos
e intelectuales, liquidando disidentes de todos los colores, Franco,
no obstante, tuvo la satisfacción de recibir el espaldarazo
de los grandes del planeta y las bendiciones concordatarias del Vaticano,
que lo consagraban como aliado bajo palio y le concedían el
derecho a vetar obispos a cambio del monopolio religioso y el control
moral».