La acusación del caso DeCSS se enfrenta a la
primera enmienda
JAVIER CANDEIRA | ESPECIAL
PARA EL MUNDO
¿Qué
derechos se obtienen al comprar un DVD? Uno podría pensar que
el principal de todos es el de ver la película que contiene, dónde
y como uno quiera. Pero no es esta la opinión de los 8 estudios
de Hollywood reunidos en la MPAA (Motion Pictures Association
of America), cuyos abogados originaron el pasado año una demanda
muy peculiar. Los demandados: el programador de DeCSS, un programa
que permite ver las películas DVD en ordenadores con el sistema
operativo Linux (para el que no existen programas lectores de
DVD sancionados oficialmente), y todas las personas y organizaciones
que hayan difundido el código DeCSS. Aunque sea impreso sobre
una
camiseta. ¿Pero Estados Unidos no es un país libre? ¿No puede
llevar cada uno la camiseta que quiera?
Con o sin camiseta, uno de los acusados de más renombre es Eric
Corley, editor de la revista hacker 2600,
que fue uno de los medios más madrugadores en publicar el código
de DeCSS. Desde que empezó el juicio, Corley se ha cambiado el
nombre por el de Emmanuel Goldstein. Los lectores de la novela
1984 recordarán que Emmanuel Goldstein era el personaje que osaba
enfrentarse a los dictados del Gran Hermano. Si unimos a esto
que el abogado de la defensa es Martin
Garbus, una de las mayores autoridades norteamericanas en
asuntos de libertad de expresión, nos sale un caso más enmarañado
de lo normal.
No es raro que la acusación y la defensa presenten un caso de
forma distinta. Lo extraño es el amplio espectro de temas legales
que abarca un pleito planteado, en principio, por una acusación
de "piratería". El término va entrecomillado porque no es que
DeCSS ayude al abordaje de naves en alta mar, ni al asesinato,
secuestro y violación de tripulantes y pasaje. La acusación, integrada
por los miembros de la MPAA (Motion Pictures Association of America)
afirma que el programa en cuestión es un instrumento que ayuda
a la copia de DVDs, y que por tanto su mera difusión es ilegal
según la reciente Digital
Millenium Copyright Act. Para la defensa, el código de DeCSS
no sólo no tiene nada que ver con la copia ilegal, sino que su
difusión pública es un derecho de expresión protegido por la primera
enmienda norteamericana.
La defensa afirma que la
copia de DVDs ya era posible mucho antes de la aparición de
DeCSS, y que lo único que hace el programa es permitir la visión
del DVD legalmente comprado en un ordenador con el sistema Linux.
Según la defensa, el asunto no es la copia de las películas, sino
en manos de quién permanece el control de dónde y cuándo se pueden
ver esas películas, si de los productores o de los consumidores.
Uno de los efectos secundarios de DeCSS es saltarse el sistema
de zonas de DVD, que hace que una película comprada en Estados
Unidos (zona 1) no se pueda ver en un reproductor comprado en
Europa (zona 2), y viceversa. Éste es el sistema llamado Content
Scrambling System, o CSS, y que no ha gustado mucho a los consumidores:
7
de cada 10 consumidores modifican su reproductor de DVD para
que reproduzcan títulos editados para cualquier zona.
Pero el caso va más allá del mero "copia sí, copia no". En su
celo por evitar la difusión de DeCSS, la MPAA ha solicitó injunctions(órdenes
de restricción previas a sentencia) a cientos de páginas web solicitando
que el código fuera retirado. En un principio la solicitud fue
escuchada por el juez Kaplan, del que se comenta que podría tener
un doble conflicto de interés. Mientras era un abogado privado,
trabajó como asesor de Time Warner en temas de DVD, y en una ocasión
acusó a Martin Garbus, abogado de la defensa, de negligencia profesional.
Al ponerse en efecto la orden de restricción, se declara ilegal
la difusión del código DeCSS por cualquier medio.
¿Es expresión personal el código de ordenador?
Aquí es donde entra en juego la primera enmienda, que consagra
la libertad de expresión. En abril de este mismo año (después
de que el juez Kaplan dictara la orden de restricción) un juzgado
norteamericano determinó que el
código fuente de un programa informático es también una forma
de expresión personal, abriendo una auténtica caja de pandora
para la legislación norteamericana. La sentencia daba la razón
a Peter Junger, profesor de Derecho en la Case Western University,
quien había puesto pleito al Gobierno Norteamericano al enterarse
de que necesitaba una licencia de exportación (de armamento, nada
menos) para poder publicar online cierto capítulo de su
libro Computers and the Law, que contenía código criptográfico.
Otra sentencia, la del caso planteado por el profesor de matemáticas
Daniel Bernstein, también determinaba que el código de ordenador
es expresión ("
speech"), y por lo tanto protegido por la primera enmienda.
En el caso DeCSS, muchas personas han mostrado su solidaridad
publicando el código en sus páginas web, como forma de protesta.
Algunas voces acusan a la MPAA de hipocresía, puesto que entre
los demandados no se encuentran medios de comunicación como el
New York Times, que también dio enlaces al código. Quién sí está
entre los citados en el caso, al menos desde el primero de agosto,
es Copyleft, la tienda online
especializada en ropa para hackers y aficionados. La
prenda de la discordia es una camiseta que lleva impreso el
código DeCSS, y que muchos de los asistentes al juicio contra
Emmanuel Goldstein llevan en señal de desafío.
La prohibición total de la difusión del código podría ser la
gota que colmara el vaso. La libertad de expresión es uno de los
derechos más invocados en los Estados Unidos, consagrado en la
primera enmienda a su Constitución y objeto de estudio constante.
Si la DMCA, ley en la que se basa la demanda, prohíbe la difusión
del código informático, podría acabar por ser declarada inconstitucional.
Los demandantes estarían cavando su propia fosa. El mismo primero
de agosto en que se citaba a Copyleft ante el tribunal declaraba
Dave Touretzky, profesor en la prestigiosa universidad Carnegie
Mellon. Su declaración, llena de ejemplos en los que el código
es un instrumento de trabajo, un recurso académico en la enseñanza
o un medio de comunicación entre programadores, podría hacer que
Kaplan cambiara de opinión sobre su orden de restricción. Touretzky,
autor de una galería
de ejemplos de código DeCSS, afirmó: "si
se puede poner en una camiseta, es expresión personal". Ningún
seguidor de Metallica lo habría dicho mejor.
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