JAVIER CANDEIRA | MADRID
Especial para EL MUNDO
Las últimas armas en la lucha de algunas bandas de música contra Napster no son denuncias ni órdenes judiciales. Son ficheros de ordenador con nombres como "bombas Napster" y "caballos de Troya". Éstas son las propuestas que se se describen en stopnapster.com, sitio web que bajo el lema de "artists protecting artists" (los artistas protegen a los artistas) se ha erigido como el último bastión de las bandas independientes contra Napster.
Hasta ahora los músicos habían declarado dos posturas principales frente a Napster: algunos, como Madonna o Dr. Dre, de la banda de rap NWA, se oponen públicamente, e incluso llegan al ataque por lo legal, como es el caso de la banda de heavy Metallica. Otros artistas, por el contrario, ven en la libre distribución de MP3 a través de internet el principio del fin de su esclavitud a manos de las grandes discográficas. Entre estas bandas e intérpretes se encuentran el rapero Chuck D, de Public Enemy, y Limp Bizkit, que llegó a encabezar el cartel de una gira de conciertos gratuitos en promoción de Napster.
Pero no todos los grupos musicales son conocidos, ni tienen contratos con las grandes discográficas. Y mientras los defensores de Napster argumentan que son las bandas pequeñas las que más se pueden ver favorecidas por el sistema de intercambio gratuito de ficheros, es precisamente una pequeña banda de San Francisco, The Tabloids, la que ha decidido ponerse en pie de guerra y contraatacar con las mismas armas de Napster: su tecnología.
Usar la fuerza del enemigo contra él.
Una de las claves del éxito de Napster es que se trata de sistema de intercambio de ficheros entre usuarios: ninguna de sus canciones se almacenan en un servidor de napster.com. El servidor central sólo guarda los índices de búsqueda, y son los propios usuarios los que, además de poder bajar los ficheros MP3 que elijan, ponen sus propias canciones a disposición de todos los demás usuarios del sistema. De este modo nadie garantiza la disponibilidad, calidad ni autenticidad de los ficheros, que son aportados por cada usuario.
Stopnapter.com propone un ataque que se basa en esa dependencia en cada usuario: sus "bombas Napster" son ficheros MP3 con el nombre y la duración de una canción real, pero que contienen otro tipo de sonidos: sirenas de bomberos, ladridos de perros, sonido ambiente callejero... El inventor de las "bombas Napster" es Mark Gunderson, un artista y programador que recientemente ha declarado su intención de dejar de "bombardear" el sistema. Gunderson comenzó a hacer sus "bombas" o ficheros falsos cansado de ver cómo Napster sólo se utilizaba para transmitir "a Britney Spears o al Pop de toda la vida". "Queríamos hacer algo más creativo, fuera a través de la música o de nuestras acciones".
Los Tabloids no tienen el mismo objetivo artístico que Gunderson.. Su meta es comercial: hundir Napster, al que ven como mecanismo de expropiación de sus derechos de autor. Por ello, además de las "bombas" de ruido, stopnapster.com propone también un segundo tipo de ficheros envenenados: los "caballos de Troya". Estos ficheros contienen la canción que afirma el nombre del fichero, pero entrecortada con mensajes anti-napster o listas de tiendas donde se puede comprar el disco. Para asegurarse de que los sistemas de intercambio de MP3 no tienen valor, stopnapster.com recomienda que los artistas y las discográficas fabriquen cantidades ingentes de caballos de troya, y los registren en Napster como ficheros reales.
Es un sistema de una cierta belleza poética: mientras que
la industria sigue luchando con las armas tradicionales en los
foros tradicionales (demandas y juzgados), estos guerrilleros
de la tecnología aprovechan la potencia de Napster (¡Cualquiera
puede tener su propio servidor! ¡Si alguien tiene un disco
y lo comparte, tú también lo tienes!) para sabotear
su mecanismo. Un clavo saca a otro clavo, y en el ámbito
digital, la mejor forma de parar la difusión de un MP3
no es sino otro MP3.
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