OLALLA CERNUDA | MADRID

Los abogados de Napster no están dispuestos a que la decisión judicial que proponía su cierre acabe con su negocio. Los responsables de esta empresa, que facilita el intercambio gratuito de canciones entre los internautas, alegan en su descargo que el canje musical se realiza con carácter no comercial, e insisten en que los internautas tienen todo el derecho del mundo a realizar este sistema sin pagar derechos de autor a los músicos.

Ya consiguieron paralizar la orden de cierre, ahora tienen que luchar para ganar el juicio. De no hacerlo, las multas que tendrán que pagar a la industria discográfica serán de tal envergadura que la empresa se verá abocada a su cierre.

Hace algo menos de un mes, una juez de San Francisco decretó el cierre de los servidores de la empresa, a instancia de varias compañías discográficas. La Asociación Norteamericana de la Industria Discográfica (RIAA) pidió en junio pasado el cierre temporal de Napster, hasta que se resuelva la demanda que presentó contra este sitio en diciembre por violación de los derechos de autor.

Nada más conocerse la orden de cierre, la reacción de la comunidad internauta fue inmediata: el número de visitas a Napster se multiplicó por 20. Los abogados de la compañía consiguieron suspender temporalmente la decisión de apagar las máquinas, lo que ha hecho las delicias de los algo más de 20 millones de usuarios registrados que tiene el servicio, y que ya han descargado más de 500 millones de canciones. La RIAA reclama 100.000 dólares (casi 20 millones de pesetas) por cada canción intercambiada en Napster.