Los agricultores murcianos pueden planificar
y pagar sus riegos en la Red o en los cajeros automáticos repartidos
por la región
GUSTAVO CATALAN DEUS |
MURCIA
José García García es un agricultor de Mula, en
el interior de Murcia. Tiene 64 años. Y una parcela de cuatro
hectáreas donde hay albaricoque. Acaba de terminar la partida
de dominó. Los jugadores han hablado sobre la sequía. Todos han
concluido que es necesario seguir regando.
Por eso, García está ahora junto al cajero automático
de la Comunidad de Regantes de su localidad. Sobre la pantalla
táctil ha marcado su clave de acceso y el menú le ofrece en vez
de pesetas, agua. «Voy a ordenar riegos para los próximos siete
días, entre las 16.00 y las 24.00 horas», dice tras consultar
su saldo de... agua.
Tras pulsar varias opciones, la orden queda grabada
en el sistema. «Esto me ha llegado tarde. No se puede imaginar
los madrugones, los calores y los fríos que he pasado con el azadón
a cuestas. Y ya ve, cuando queda poco para jubilarme, llega la
modernidad», añade con una media sonrisa.
José García es uno de los 1.700 agricultores de
Mula que riegan gracias a este sistema 2.000 hectáreas. La conversación
tiene lugar en el exterior del moderno edificio de la Comunidad
de Regantes. Simultáneamente, en el interior, un grupo de representantes
de agricultores de Iberoamérica visita el edificio. Quieren saber
cómo funciona esta pionera cooperativa de regantes, que garantiza
a sus socios agua a distancia.
El presidente, Francisco del Amor, explica sobre
un panel con lucecitas de dónde sacan el agua, cómo la llevan
a lo largo de 35 kilómetros a ocho embalses reguladores y desde
allí, por encargo, a cada parcela. Los iberoamericanos atienden
con mucha atención. En un lado de la sala hay un cuadro con el
último de los premios recibidos por esta agrupación: un galardón
a la eficiencia de la Expo de Hannover de este año. La clave del
éxito es que no hay una gota malgastada. Los huertanos se dejan
aconsejar sobre la cantidad de agua y los nutrientes necesarios
para no gastar ni una gota más del escaso elemento.
Riego cada día
«Hemos pasado de regar por inundación una vez cada 45 días,
a hacerlo todos los días durante ocho horas», explica Francisco
del Amor. Pero esta evidente ventaja, no es gratis. Cada metro
cúbico (m) de agua les cuesta a los agricultores 20 pesetas. Y
tienen un cupo de agua máximo al año. «Cuando un regante se pasa
del cupo, le aplicamos un aumento de tarifa de hasta el 50%, y
si sigue, le cortamos los riegos. Pero si hay uno que ahorra,
le bonificamos con el 25%. Está permitido que la gente se ceda
el agua, pero no la venta. Si detectamos ese mercado, se castiga
al infractor con un año sin riego», explica Del Amor.
Cada hectárea modernizada en Mula ha costado 800.000
pesetas. Además, cada agricultor ha debido desembolsar otras 400.000
para instalar el riego localizado. Pero, el éxito ha sido enorme
y las imitaciones se despliegan por la huerta murciana.
Es el caso de la Comunidad de Regantes del Campo
de Cartagena. Ellos han ido más allá: las órdenes de riego se
transmiten a las válvulas por onda, que reciben la energía necesaria
de placas solares fotovoltaicas que salpican los caminos. Y si
hay algún problema, el sistema informático avisa directamente
al agricultor a su móvil. Muchos de los huertanos de estos regadíos
de 38.500 hectáreas llevan su cuenta de agua vía Internet.
Ya no queda agua
Pero hay un problema: no hay agua. Los riegos se han suspendido
el uno de octubre por falta del elemento. «Menos mal que nos ha
pillado en un momento que hace falta menos agua», dice el secretario
general de esa asociación, José Manuel Claver Valderas. Las necesidades
de este regadío se elevan a 180 hm, pero el trasvase Tajo-Segura
sólo les garantiza 122 hm, y además, salvo el año pasado en que
se acercó a esta cifra, siempre se ha mantenido muy por debajo
de la cesión prevista. «Arrastramos un déficit crónico anual de
más de 50 hm», añade Claver.
Ni que decir tiene que para estos agricultores
inmersos en profundas reformas de sus regadíos, con altas inversiones,
y también alta rentabilidad, el trasvase del Ebro es unsueño.
Lo esperan como agua de mayo. Pero si algún día llega agua del
Ebro, no será antes de una década. ¿Y hasta entonces?
Los 975 regantes de la comunidad de Mazarrón se
las apañan casi exclusivamente con agua desalada. Hoy logran regar
gracias a los nueve hm que obtienen de un acuífero salobre conectado
al mar. Pese a que pagan de 45 a 50 pesetas el m, van a duplicar
la capacidad de su desaladora, hasta los 16 hm, es decir, 40.000
m al día. Murcia vive un boom agrícola gracias a su climatología
templada.
El cultivo bajo plástico o en invernadero es capaz
de poner en los mercados europeos todo tipo de hortalizas y frutas
a precios muy competitivos, y eso que no reciben subvenciones.
Pero falta el agua para seguir expandiéndose. Y la modernización
de todos sus regadíos, para que cada gota de agua sea rentable.
Según el director general de Regadíos y Desarrollo
Rural, Julio Bernal Fontes, hay en la actualidad 19 nuevas zonas
de regadíos que quieren modernizarse y que lo lograrán antes de
seis años. «Para esas fechas, mucho antes de que llegue el agua
del Ebro, nuestro nivel de riego localizado será de un 65%». Bernal
lo tiene claro: «El agua del Ebro sólo será para los riegos eficientes».
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