LLEGAN LOS ‘NANOTUBOS’
Memoria por un tubo
PABLO ROMERO
MADRID.-
La velocidad, ese bien preciado y casi siempre escaso en nuestros ordenadores, mueve a ingenieros y científicos a utilizar nuevos materiales y formas. En esta carrera, algunas empresas investigan nuevas formas de memorias permanentes y rápidas, basadas en un componente estrella: el nanotubo de carbono.
Desde siempre, los fabricantes han intentado crear memorias rápidas "permanentes”, como la memoria de acceso arbitrario (“Random Access Memory”, o RAM), pero de mayor capacidad. No obstante, tal y como se entienden hoy, este tipo de memoria se dedica a almacenar la información hasta su máxima capacidad.
La memoria más conocida de este tipo es la RAM magnética, desarrolladas por primera vez por empresas como IBM y Motorola. Otros tipos de memoria se basan en polímeros, así como en ciertas aleaciones metálicas que cambian ligeramente de forma cuando reciben una descarga eléctrica. Ahora, un nuevo compuesto sale a la luz con un prometedor futuro: el carbono.
Cómo funciona
El carbono adopta muchas formas. En su estado puro se presenta como diamante o grafito. Una variedad menos familiar es el ‘nanotubo’. El carbono en nanotubos consiste en una colección cilíndrica de átomos de carbono cuyo diámetro es de tan sólo un nanómetro (la billonésima parte de un metro).
Ya el pasado año IBM logró manejar este tipo de superconductor al elaborar unos transistores interconectados. La empresa estadounidense Nantero trata de incorporar esta tecnología a las memorias de los ordenadores.
Los chips de memoria de Nantero consisten en mil millones de nanotubos, cada uno de cien nanómetros de largo, suspendido en una lámina de silicio. Otra lámina está situada a otros 100 manómetros bajo la anterior. Como los nanotubos que usa Nantero conducen la electricidad, una pequeña carga eléctrica en cualquier punto de la segunda lámina provocará un movimiento de varias docenas de nanotubos hacia ese punto. Y una vez que se inclinan, allí permanecerán.
Este fenómeno ocurre porque los nanotubos de carbono están sujetos a las llamadas ‘fuerzas de Van del Waals’, es decir, relaciones entre las moléculas que no dependen de fuerzas externas. Una nueva descarga eléctrica provocará un nuevo movimiento de los nanotubos.
La conclusión es que un grupo de docenas de nanotubos son capaces de actuar como una unidad de memoria, similar al código binario usado por los ordenadores para operar (cero-uno).
El problema
El principal escollo para la investigación es su minúsculo –casi microscópico- tamaño. Pero precisamente por ello este tipo de investigación es tan prometedor, ya que se puede archivar datos con una densidad muchísimo mayor que en las memorias RAM existentes, y además de forma más rápida.
Otra dificultad es lograr una correcta orientación de los nanotubos en las placas de silicio. Para lograrlo, se usó una técnica litográfica que consiste en eliminar los nanotubos mal orientados mediante un haz de electrones.
Las posibilidades de esta nueva tecnología son enormes, a diferencia de la que utiliza el silicio, que ya se enfrenta a su límite físico. En este momento, Nantero tiene sólo un prototipo en funcionamiento. Pero existe un firme objetivo para sacar al mercado memorias de este tipo en 2004.
|