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OPINIÓN
Granjeros del conocimiento universal

GUMERSINDO LAFUENTE

MADRID.- La breve historia de Internet está repleta de éxitos fulgurantes y estrepitosos fracasos. De negocios especulativos surgidos de ideas tan atractivas como ruinosas, pero también de herramientas geniales nacidas de mentes privilegiadas que acaban convirtiéndose, por su utilidad, en los verdaderos buenos negocios de la Red.Este es el caso de Google y sus creadores.

Sergey Brin y Larry Page han sido capaces de idear el mejor buscador de la historia de Internet, el más rápido, el más barato (es, por supuesto, gratis) y, en poco más de cuatro años, ganar dinero y estar presentes en América, Europa y Asia.

Y todo se lo deben a su ingenio y a las matemáticas. Convirtieron buscar en encontrar y, en plena crisis de la Red, justo cuando los valores tecnológicos estaban por los suelos y los gurús de la especulación huían en desbandada, eran despedidos o acababan en la cárcel, Google, en silencio, se hacía con los internautas.

Sin una multinacional detrás, sin el gran capital apoyando su proyecto y mirando fijamente a los ojos de Altavista, el buscador líder mundial cuando nació Google, Brin y Page fueron capaces de desarrollar unos algoritmos matemáticos tan inteligentes que los usuarios se pasaron en masa a utilizar sus servicios. Pero las matemáticas sin ingenio nunca habrían llevado a Google a la cima. Era necesario que el buscador fuese estable y muy rápido, y las grandes compañías de la competencia tenían dinero para comprar enormes y costosos ordenadores.

Ellos optaron por crear una granja de máquinas pequeñas y baratas. Una granja que ahora, con sus más de 54.000 ordenadores, se ha convertido en la verdadera depositaria del conocimiento universal.

 
     
 
 




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