Martes, 5 de enero de 1999

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Lanzar una tarta contra Bill Gates sólo cuesta 61 pesetas

AGENCIAS

BRUSELAS.- Lanzar una tarta contra el rostro de Bill Gates, como ocurrió en Bruselas el pasado febrero, sólo ha costado a sus autores una multa mínima de 0,37 euros (61 pesetas), impuesta por un tribunal de la capital belga.

Los dos autores del ataque "a tarta armada" han sido condenados a abonar dicha cantidad en virtud del artículo 563 del Código Penal belga que fija las penas para los responsables de "violencias ligeras" o de "lanzar objetos de cualquier naturaleza" contra alguien.

Los jueces del Tribunal de Bruselas tuvieron que explorar el Código para que la agresión contra Bill Gates, el todopoderoso patrón de Microsoft, a su paso por la capital belga no quedara impune, pero optaron por la condena más leve.

"No lo van a pagar muy caro" ironiza el diario popular de Bruselas "La Derniere heure", que publica la información y precisa que la multa, en su escala más alta podría haber sido de hasta siete días de cárcel.

Noel Godin, Remy Belvaux y Brian Keegan, los autores de la broma, deberán pagar, no obstante, las costas del proceso judicial y al final abonarán un total de 74,36 euros de multa (12.343 pesetas) porque se aplica un coeficiente legal que multiplica por 200 la cantidad fijada por los jueces.

Una cifra, que según el diario, "no impedirá a los autores volver a las andadas", pero que fija un precedente porque hasta ahora los tres responsables tenían una ficha judicial "tan blanca como la crema pastelera de sus armas".

Godin, que tiene una página en Internet, tiene desde luego toda la intención de seguir con los ataques "a tarta armada" porque a través de la red informática se declara dispuesto a "asesinar con el ridículo a todas las celebridades mundiales que se toman asimismo muy en serio y que nos envenenan la existencia".

Cita, además, con nombres y apellidos a sus próximas víctimas, entre las que destacan el papa Juan Pablo II, Fidel Castro, Jacques Chirac, Tony Blair y de forma general "todos los jefes de Estado".

Entre sus blancos potenciales también figuran "el filósofo ombliguista" francés Bernard Henry-Levy, varios presentadores de televisión, la actriz norteamericana Demi Moore o "cantantes cretinos" como el francés Patrick Bruel.