REPORTAJE | MILLONARIOS ESPAÑOLES EN LA TREINTENA
MARCOS GUILLEN, 28
Director de Red Internauta
Se ha propuesto acabar con la desesperación diaria que sufren los internautas españoles. Su empresa, valorada en 8.000 millones de pesetas, ha prometido una red gratuita diez veces más rápida
SOLEDAD MAYORAL
No puede evitar que un flequillo tieso y rebelde le caiga sobre la frente. Ese tipo de flequillos propios de los niños de Primera Comunión y que las madres se empeñaban en domar a base de agua y colonia. Empeñado en parecer mayor, Marcos Guillén no se permite reír abiertamente, ni incluir ningún tipo de alegría en su indumentaria. Como si hubiera seguido el manual de un buen gestor, lleva un traje extremadamente clásico y una camisa “demodé”. Pero es que sus 28 años y la falta de definición en sus rasgos le impiden que le tomen tan en serio como a él le gustaría. “Algunos de mis clientes, cuando se despiden, me llaman Marquitos”.
Este niño serio, reflexivo hasta la desesperación, ha lanzado un órdago a Telefónica. Cansado de quejarse de la lentitud con que se navega en Internet, ha creado una empresa, junto a otros internautas, proveedores de acceso y profesionales del sector de la Comunicación, para diseñar una red que compita con Infovía Plus. Red Internauta, conocida como Redi, promete rapidez a precio de ganga. “Como va tan lento, la gente se desmotiva, se navega menos. Nosotros les proporcionamos un número que les dará acceso a un sistema diez veces más rápido. Y no sólo se lo entregamos gratis, sino que a las 2.000 primeras personas que tengan un mínimo de 80 horas, les regalamos una acción de la compañía”.
Esta iniciativa tan vanguardista es sólo un paso más en la vida de Guillén. Su cerebro no ha dejado de trabajar desde que a los diez años se cruzó con un ordenador. Sus padres, que habían observado la tendencia que tenía a hacer robots con cajas de leche, le apuntaron a una academia de Valencia para aprender cómo funcionaba un PC compatible. Y allí se sentaba Marcos, con sus pantalones cortos, junto a ingenieros de 30 a 40 años. A nadie les sorprendió en casa cuando decidió estudiar Telecomunicaciones; era lo esperado. Lo que sí les dejó con la boca abierta fue cuando en primero abandonó la universidad y creó su propia empresa.
“Yo era uno de esos espabilados que montaba ordenadores a piezas. Aquello fue en el 92, cuando se produjo el “boom” de la Informática. Tenía colas de estudiantes”. Con aquel dinero, creó Ran Internet, otro proyecto con el que se daba acceso a la red a las distintas empresas. “Hubo que luchar muy duro, la gente pensaba que como todo venía en inglés esto no tenía futuro”. El mercado fue evolucionando y Marcos consiguió abrir una oficina en las Torres de Colón con unas vistas envidiables, quizá su único lujo.
Su empresa, que asegura que se niega a vender, ha sido valorada en casi 8.000 millones de pesetas. “Delante de esa cantidad pon todos los peros que puedas. Los inversores están manejando cifras altísimas”. Y es que el mercado todavía se está haciendo y nadie sabe exactamente el potencial de Internet. Mientras los negocios llegan a su cauce, él sigue trabajando, como todos, un mínimo de doce horas al día. “A veces, veo amanecer”. .
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