Domingo, 3 de octubre de 1999


ECONOMIA DIGITAL
Millonarios españoles en la treintena

Seis jóvenes en la treintena han revolucionado el modo de hacer negocios. Apostaron por Internet y la red les catapultó al éxito. Ésta es una muestra de una nueva generación que acaba de despuntar en España tras la estela de Bill Gates. Pero detrás de sus rostros aniñados se esconde un nuevo mundo tecnológico capaz de reducir el paro. Ellos saben que la revolución digital ya ha estallado y que sólo los que se suban a este “carro” tendrán cabida en el futuro. Los demás se quedarán fuera.

SOLEDAD MAYORAL


HASTA HACE poco el sueño de un español medio era ganar una loto de mil millones de pesetas, hacer un corte de mangas a su jefe y tachar cada día del resto de su vida sabiendo que jamás volverá a dar golpe. La verdad es que no era un mal plan. Pero algo ha debido de cambiar cuando seis jóvenes que rondan los treinta prefieren trabajar doce horas frente a una pantalla chispeante, olvidándose de las vacaciones e, incluso, de comer. Si no lo hacen por dinero –muchos de ellos ya son ricos– ¿por qué se esfuerzan?

Los nuevos pobladores del país que ha inventado la siesta son adictos al trabajo. Se desesperan porque el día tiene únicamente 24 horas y sus jornadas maratonianas sólo son un aperitivo de todo lo que tienen proyectado: comercio electrónico, información, publicidad, nuevas aplicaciones tecnológicas, buscadores... Aseguran que no son ascetas y les encanta vivir, pero la mayoría desconfía del alcohol, no fuma y rehuye los lujos.

Eligen los hoteles por la comodidad con que encuentran las clavijas y permanecen el día, sin importarles ni cuándo ni dónde, conectados a una pantalla o a un móvil. Su paso por la universidad muchas veces es una anécdota que no tardaron en olvidar.

Estos jóvenes, que han nacido sin un patrimonio familiar y no han cursado estudios en escuelas de elite, gestionan empresas valoradas en tantos millones de pesetas que prefieren dar la cifra en dólares por pudor. Pero es que en el mundo de las industrias relacionadas con la tecnología de la información y la economía digital todo es trepidante.

Los índices de crecimiento rebasan todas las previsiones, empresas que parecen irreales, donde todo se compra y se vende, pero casi nada se palpa, se han convertido en un éxito, a pesar de que los beneficios todavía no hayan llamado a la puerta. Y en este mundo de birlibirloque, calificado como la nueva revolución industrial, las cifras, los análisis y las curvas comienzan a dispararse y los profetas de las más serias consultoras empiezan a vislumbrar un mundo lleno de actividad en el que hasta el mal endémico del paro puede tener los días contados.

En Estados Unidos, uno de los países que está a la cabeza en la sociedad de la información, el 37% de los nuevos empleos que se crean está relacionado con este sector. Tanto es así que un tercio del crecimiento económico de este país en los últimos cuatro años es fruto de esta actividad.

Trabajo para todos

Según el informe The Emerging Digital Economy II, del Departamento de Comercio de Estados Unidos, en el año 2004, el 50% de los estadounidenses trabajará en empresas relacionadas con este sector. El enorme potencial que va asociado con este mundo queda plasmado en la valoración de la compañía Amazon.com, que se ha cifrado en 3,3 billones de pesetas, mientras que la empresa de automóviles Volvo ha sido adquirida por Ford por un billón de pesetas. Lo más curioso es que la tienda on line, creada por Jeff Bezzos, en 1994, no para de tener pérdidas.

Otro caso curioso lo proporciona Irlanda. En 1993, fijando la capacidad adquisitiva de la media europea en cien como término de referencia, Francia estaba en primer lugar con 109, Finlandia ocupaba el segundo puesto con 91, Irlanda, el tercero con 82 y España, el cuarto, con 78. En 1998, debido a la inversión de Irlanda en este sector, este país se situó en segundo lugar, con 104, a un punto de Francia, mientras que España sigue estando a la cola con 81 puntos.

Este milagro comenzó a tomar forma a finales de los 70, cuando el Gobierno irlandés instaló un sistema de comunicaciones mucho más avanzado de lo que necesitaba su sociedad en esos momentos.

Se trataba de convertir el país en una plaza apetecible para las empresas americanas. Durante los 80, las grandes multinacionales comenzaron a instalar sus compañías en medio de este paisaje verde. Aquel aterrizaje no sólo proporcionó puestos de trabajo directos, sino que motivó que se crearan pequeñas empresas irlandesas con tecnología punta. El cliente estaba en la puerta de al lado y no se le podía desperdiciar. Por si este clima no fuera suficiente aliciente, el Gobierno irlandés impulsó el estudio de las carreras técnicas. Hoy, las calles de Dublín son un escaparate de coches nuevos y, desde hace dos años, se ha frenado la emigración y han comenzado a llegar inmigrantes.

La experiencia irlandesa no es una excepción. Las oportunidades que está creando este conjunto de industrias –fabricantes de equipos de hardware, de programas de software y también editoriales y medios de comunicación– y los servicios de información –comercio electrónico, periódicos y portales de información...– han convertido este sector en el más dinámico. La sociedad de la información contribuye en más del 5% del Producto Interior Bruto de la Unión Europea. También aquí, es la principal creadora de empleo. Actualmente da trabajo a más de cuatro millones de personas y entre 1995 y 1997 se han creado 300.000 nuevos puestos laborales, según el informe Oportunidades de empleo en la sociedad de la información elaborado por la Comisión Europea.

En España no existe ningún estudio riguroso sobre las posibilidades de este sector. La consultora inglesa Datamonitor está terminando un informe en el que se analiza el estado actual. Los últimos datos que han llegado a manos de Daniel-Zoe Jiménez, miembro de esta compañía, le han causado un gran estupor. “En enero, España iba muy a la cola en todo lo relacionado con Internet. Había una penetración muy baja en el número de pecés y el coste de la comunicación era muy alto. Pero la situación ha cambiado completamente desde que se posibilitó el acceso gratuito. Ahora resulta que somos el país europeo con un crecimiento más rápido en Internet de toda Europa. Las estimaciones apuntan a que habrá un incremento del 100% en el año 2000. Estos datos no significan que estemos entre los más avanzados, sólo que se ha producido un crecimiento espectacular”, asegura Jiménez.

Según los estudios de esta consultora, en Suecia, un 39% de sus habitantes tiene un ordenador en casa; en Finlandia, la cifra baja a un 38%; en Noruega a un 32%; en Alemania, a un 31% y España tiene un 19%. Por esa razón, la presencia de Internet en el hogar y en el trabajo es de un 8% y un 9%, respectivamente, frente a los porcentajes de Gran Bretaña que se mueve en un 19% y 16%. Esta situación está a punto de dar un vuelco. Datamonitor afirma que 2,7 millones de personas tienen el propósito de conectarse en sus casas a Internet en España. Y son los jóvenes de 18 a 24 años los más predispuestos, seguidos del grupo que se mueve entre los 25 y 34 años. Esta reticencia de los más maduros puede retrasar el ritmo de crecimiento de este país. Un precio que difícilmente se podrá permitir.

cuestión de velocidad. “La mayoría de los grandes empresarios es consciente de la importancia que tiene Internet, pero, sin embargo, no invierten tanto como debieran. Yo creo que en España no se fomenta la iniciativa empresarial. No se cree en la juventud y se adoptan unas actitudes muy conservadoras”, afirma Daniel-Zoe Jiménez. El problema es que los negocios se mueven a la misma velocidad de la red, y el tiempo, más que nunca, es dinero. Prueba de ello es la lista elaborada por la revista Fortune sobre los 40 menores de 40 años más ricos de Estados Unidos. Tipos como Michell Dell, de 34 años, presidente de la empresa de ensamblaje de ordenadores que lleva su nombre, a quien se le adjudica una fortuna personal de 21.490 millones de dólares (3,3 billones de pesetas), están comiéndose el mercado.

Pero él no es una excepción, allí donde se desarrolla este sector surgen otros perfiles semejantes. En Inglaterra, los periódicos ya han comenzado a publicar las fotografías de esta nueva generación de jóvenes. Dentro de poco los nombres de Charles Nasser, un ingeniero electrónico de 30 años que puso en marcha su empresa Claranet con 65 millones de pesetas y que ha conseguido que su negocio se valore en 78.000 millones de pesetas, terminarán por hacerse tan populares como el de Bill Gates. O el de Charles Muirhead, de 24 años, fundador de la compañía de Internet Orchestream, al que los banqueros describen como el hombre más rico de 24 años del país.

Quizá en unos años las revistas económicas españolas introduzcan rostros más jóvenes entre los propietarios de las cien mayores fortunas de la bolsa española. Las familias Botín, Entrecanales, Del Pino, March, Escarrer y Koplowitz, que han visto cómo sus negocios crecían poco a poco, y sus conocimientos se trasmitían celosamente entre padres e hijos, sean desbancadas de sus tronos por ricos mucho más jóvenes, cuyas empresas se han creado de la noche a la mañana. Entonces, todo ese elaborado ritual, ese sofisticado protocolo que acompaña a los que han nacido para ser poderosos, educados en los mejores centros, selectivos con sus amistades, discretos con sus intimidades, será puesto en cuestión por las revolucionarias ideas de unos cuantos mocosos que ni siquiera han pensado en ir a la universidad.

La revolución digital ya ha explotado ante nosotros, aunque sólo unos pocos hayan sido capaces de sospechar su potencia.

[Publicado originalmente en el suplemento Mazazine, Segunda etapa, número 1. 3 de octubre de 1999]

LOS PROTAGONISTAS
CARLOS BARRABES, 29
Propietario de Barrabes.com
MARCOS GUILLEN, 28
Director de Red Internauta
MIKEL AMIGOT, 35
Director de "La Brújula"
DAVID DEL VAL, 30
Especialista en compresión de vídeo de Microsoft
PEP VALLES, 36
Fundador del portal ¡Olé!
FERNANDO LLAMAS, 31 Director de Ozú