Lunes, 10 de abril de 2000

LIBERTAD DE EXPRESION
Freenet: una anarquía perfecta

Nace una red que impide la censura y garantiza la intimidad y el anonimato

JOSE LUIS DE VICENTE

MADRID.- Empezó como el proyecto de fin de carrera de un estudiante preocupado por la libertad de expresión, y puede convertirse en la peor pesadilla de gobiernos y dictaduras. Se llama Freenet, y su objetivo es garantizar que nadie pueda silenciar una voz en la Red.

Ian Clarke, un joven programador británico de 23 años, decidió emprender el proyecto al descubrir los planes del Gobierno australiano para controlar los contenidos que se publican en la Red. En vez de luchar contra la censura, ¿por qué no crear un sistema que la haga técnicamente imposible?

La principal diferencia entre Freenet y la World Wide Web es que la red creada por Ian Clarke carece de cualquier estructura jerárquica u organización. Mientras que la WWW descansa sobre una espina dorsal de ordenadores controlados por lo general por gobiernos, empresas y organismos oficiales, en Freenet todos los servidores están al mismo nivel, configurando un esquema que su creador define como «una anarquía perfecta».

De la misma manera, mientras que en la Web se asigna a cada servidor un número de identificación que permite conocer en todo momento quienes son sus usuarios, los servidores de Freenet son completamente anónimos. No existe ninguna manera de identificar a sus propietarios ni a sus visitantes, por lo que no se pueden recopilar datos que amenacen a nuestra intimidad. Es el sueño de los que viven atemorizados por el gran hermano.

Pero la innovación más radical de Freenet consiste en que su diseño garantiza el fracaso de cualquier intento de censura de sus contenidos. Cuando un usuario sube a un servidor de la red un documento, éste se clona y aparece simultáneamente en multitud de servidores distintos. Cualquier intento de borrar un archivo hace que el proceso de clonación se repita. Clarke afirma, además, que el hecho de que los documentos se encuentren en múltiples servidores convierte a su creación en un sistema de distribución de información mucho más eficiente que la WWW.

Sin embargo, no todos se muestran tan entusiastas con las posibilidades abiertas por Freenet. Algunas de las organizaciones que más han combatido por garantizar la libertad de expresión en Internet, como la Electronic Frontier Foundation, preven que el sistema creará tantos nuevos problemas como soluciones. Si bien un canal como Freenet facilitará las tareas de los disidentes en países con regímenes dictatoriales, la imposibilidad de eliminar un documento determinado o de identificar a su autor puede convertirse en otra forma de amenaza a la privacidad de los individuos. ¿Que pasa si alguien decide publicar nuestros informes médicos, o nuestros datos bancarios?

Por otra parte, el propio Clarke es consciente de que los primeros que se interesarán por el sistema serán aquellos que pretendan usarlo para distribuir anónimamente copias ilegales de programas, películas y pornografía. «No queremos que nos etiqueten como hackers que distribuimos copias de programas. El propósito de Freenet es únicamente promover la libertad de información. Pero no hay manera de crear un sistema a prueba de censuras sin que se faciliten las violaciones de la propiedad intelectual, y creo que es un precio que merece la pena pagar».

Red de voluntarios
Para acceder a Freenet necesitamos descargar desde su sitio web un pequeño programa que estará disponible durante los próximos días. Una vez instalado en nuestro ordenador, éste se convertirá automáticamente en un servidor de la red, reservando para su funcionamiento una pequeña porción de nuestro disco duro y de nuestro ancho de banda, el caudal que usamos para enviar y recibir nuestros datos.

Sin embargo, hay una condición que puede suponer un obstáculo para el éxito del sistema: aquellos que estén dispuestos a hospedar un servidor de Freenet tienen que disponer de una conexión continua a Internet o bien comprometerse a permanecer conectados ininterrumpidamente por medio de la línea telefónica. Parece que el destino de Freenet está irremediablemente vinculado a la tan ansiada tarifa plana.