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ANALISIS
El dedo en el dique, o el firewall en la cartera
Miércoles, 30 de agosto de 2000

El vicepresidente de Sony se enfrenta a sus clientes

JAVIER CANDEIRA | MADRID
Especial para EL MUNDO

"Lucharemos en las playas, lucharemos en los puntos de desembarco, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas; nunca nos rendiremos"
Winston Churchill, Primer Ministro Británico,1940

"Bloquearemos a Napster en sus fuentes - lo bloquearemos en vuestra compañía de cable, lo bloquearemos en vuestra compañía telefónica, lo bloquearemos en vuestro [proveedor de internet], lo bloquearemos [pondremos un firewall] en vuestro PC "
Steve Heckler, Vice-Presidente de Sony Pictures Entertainment, 2000

Siempre es provechoso robarle una cita a Winston Churchill. Y en este caso podría ser algo merecido, porque Churchill se la había robado antes a Clemenceau. Pero le vienen grandes al señor Heckler, Vicepresidente de Sony, los pantalones de don Winston, y habría hecho bien, en este caso, en aplicar a Napster y las tecnologías análogas las palabras que el Primer Ministro Británico dedicó a Rusia: "un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma".

Heckler no se entera. Con demasiada frecuencia tenemos que decir, refiriéndonos a ejecutivos de la industria del cine y la música, "éste no se entera", y aquí tenemos la ocasión perfecta. Pero como no hay que hablar mal de alguien sin decir también algo bueno, al menos podemos concederle la virtud de la sinceridad.

En sus declaraciones, que no tienen desperdicio, Heckler deja bien claras dos cosas: la primera, que la lucha contra Napster no es por los pobrecitos músicos cuyos derechos (y capacidad de control) están siendo pisoteados: la guerra de las discográficas contra Napster es una lucha a cara de perro por proteger sus ingresos. Es algo que todos sabíamos ya, pero se agracece oirlo de sus labios. Segundo, deja bien claro que su enemigo es su público.

Su apóstrofe no es una arenga como la de Churchill, es una amenaza, proferida en segunda persona. Esos "bloquearemos vuestros PCs" es algo que este comentarista, sentado en su casa tan tranquilo, traduce como "dice que bloquearán nuestros PCs". Y ese "nosotros" somos todos los consumidores occidentales de productos de entretenimiento.

Pueden intentar bloquearnos los PCs, los videos y los reproductores de CD. Y de hecho lo han intentado, lo están intentando y seguirán haciéndolo por dos caminos, el legal y el tecnológico. Pero antes de ver cómo lo van a intentar, examinemos las razones por las que no les va a resultar fácil:

El dedo en el dique
a) Napster no es más que la proverbial punta del iceberg. El 99% restante del hielo se llama "redes peer to peer", o conexiones entre iguales. El propio Napster no almacena ninguna canción, sino que se limita a mantener la base de datos y la gestión de conexiones de los usuarios, que están intercambiándose las canciones entre sí.

Es posible cerrar Napster, porque es un servicio comercial y porque tiene un punto débil, el servidor central del que todos los usuarios dependen para identificarse ante el sistema y compartir sus catálogos de canciones.

La misma situación ocurre con Scour, el sistema de intercambio de videos, canciones e imágenes. Pero hay una segunda generación de sistemas "entre iguales", como Gnutella o Freenet, diseñados para impedir la censura de cualquier tipo, incluida la "censura" que resulta de la prohibición de distribuir material bajo copyright ajeno.

Estos sistemas no dependen de un servidor central, sino que sus nodos se autoregulan entre sí. Están diseñados para tolerar los fallos (caída de un nodo, supresión voluntaria o accidental de la información), y para optimizar el tráfico. Pretender salvar su estructura de negocio actual cerrando Napster es creer que de verdad pueden salvar el valle metiendo el dedo en el primer agujero que se abre en el dique, y dar por hecho que no se abrirán más.

Por la misma razón no pueden bloquear el intercambio de ficheros en los ISPs. El precio de los discos duros está cayendo, y se prevé que crezca el ancho de banda doméstico. Los ISPs tendrán información centralizada de empresas, pero los particulares tendrán su nodo (ni cliente, ni servidor, tan sólo un nodo en una red distribuida entre iguales) en su casa.

Los bits son anónimos
b) No pueden bloquearlo en los proveedores de cable o de acceso a internet. Los bits son anónimos, y mucho más si van en conexiones cifradas. Si se puede esconder un .exe cambiándole la extensión por .gif, la forma en que los protocolos seguros (los mismos que se usan para transmitir los datos de tarjeta de crédito en una compra online) encapsulan la información hacen imposible saber qué tipo de datos son los que viajan por el cable.

Esto me recuerda a las declaraciones del Alcalde de La Coruña, allá por 1996, cuando Prisa y Telefónica se unieron para hacer la operadora de cable Cablevisión. En un argumento medieval, decía el buen alcalde que impediría que pasaran bajo sus calles las imágenes televisivas. La pregunta que podía hacérsele es cómo iba a poder separarlas de las conversaciones telefónicas que discurrían por los mismos hilos de fibra óptica.

Nada es incopiable
c) Lo pueden intentar bloquear en nuestros PCs, aunque la historia ha demostrado que nada es incopiable. De hecho, una de las reglas de la tecnología digital es que si algo se puede leer, se puede copiar.

En una reunión de programadores de Macintosh, uno de los programas ganadores de su concurso (no se me extrañen; son cosas que hacen los programadores) era un programa que tomaba un texto en pantalla, le hacía OCR (reconocimiento óptico de caracteres, lo que se usa para introducir textos automáticamente en el ordenador mediante un scanner) y lo leía por el altavoz gracias a un sintetizador de voz. Como ven, no hay libro digital que pueda ser protegido frente a esta inventiva.

Del mismo modo pueden hacer formatos de sonido incopiables, pero no pueden evitar que alguien haga un driver (programa que guía un dispositivo de hardware) de tarjeta de sonido que, además de mandar la música a los altavoces, la copie al disco duro. Y es que la seguridad es lo opuesto de la versatilidad y potencia. El ordenador más seguro es el que está apagado y desconectado de la red, y el único fichero incopiable es el que no se distribuye.

Puñetazos al aire, o el espíritu de la multitud
Leyes recientes, como la DMCA o Digital Millenium Copyright Act, intentan extender el poder del copyright más allá de los derechos privados de los ciudadanos. Sería otro artículo el que intentara desentrañar si la DMCA atenta contra la libertad de expresión, pero baste decir que si el público copia es que no hay una noción social de que esto sea negativo, y cambiar sus hábitos será difícil, haya leyes o no las haya.

Lo que sí que se puede intentar es fabricar aparatos que no puedan copiar, o reproductores que no acepten material copiado. Esto es una paradoja envuelta en una contradicción dentro de una trampa para osos. Para fabricar productos de consumo lo bastante baratos, y que calen en el público, hay que utilizar elementos, formatos y protocolos estándar, y las herramientas de copia acabarán por tener un precio lo suficientemente bajo como para llegar al público.

La seguridad es lo opuesto de la potencia, y algo que intentarán es que compremos dispositivos más simples, que sólo hagan una cosa, y que no tengan la versatilidad de un PC. Cambiando cada pocos años el formato de almacenamiento, intentarán ir siempre un paso por delante de su público. Este intento puede salir como el tiro por la culata: véase la escasa o nula difusión del Minidisc fuera de Japón. Y de todos modos, aún no se ha descubierto ningún sistema incopiable.

Las consolas Playstation pueden modificarse para aceptar CDs copiados en casa, y pese a los intentos de la industria cinematográfica de restringir sus títulos geográficamente para poder aplicar distintas políticas de precios, en Europa un 70% de los reproductores de DVDs están modificados para aceptar películas de cualquier zona. Antes de cambiar sus hábitos, la gente es capaz de gastar tiempo y dinero en modificar la tecnología que le venden.

Pero el mejor ejemplo puede ser el del DiVX. El DiVX fue un intento de vender DVDs limitados, que requeirían comprar una contraseña antes de poderlos ver. El público interpretó que le estaban cobrando dos veces por lo mismo, alquilándoles remotamente algo que ya habían comprado, y el formato DiVX fracasó estrepitosamente, porque los consumidores no son tontos.

Los consumidores quieren cosas baratas y fáciles, pero también compatibles, no sólo con otros aparatos, sino con sus hábitos, su estilo de vida y su sentido común. Si al consumidor le parece normal copiar música y dársela a sus amigos, o a desconocidos, se buscará una forma para seguir haciéndolo, y a la porra con lo que piense Sony.

Como también comentaba un contribuyente de Slashdot, "Si Sony me quiere poner un firewall en el PC, yo les pondré el firewall en mi cartera".

El consumidor vota con su cartera. Y lo hace todos los días, en las calles, en sus casas y en los centros comerciales. Y si sé algo de los consumidores es que ellos sí que no se rendirán. Heckler, más te vale ir pensando algo nuevo. Y rápido, que el dique hace aguas por todas partes.

FORO: Sony y su salida del tiesto



 

 


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