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La sociedad del móvil en el hotel de píxeles
Sonamática explora la ciudad de Helsinki como laboratorio de experimentación creativa

JOSE LUIS DE VICENTE

Tras recorrer grandes urbes europeas en años anteriores como Londres o Berlín, el área expositiva de Sónar-se detiene este año en una ciudad más pequeña pero probablemente más avanzada tanto social como tecnológicamente. "Viva Helsinki" es un acercamiento a la capital finlandesa entendida como centro de experimentación tecnológico, patria de comunidades virtuales de juguete y diseñadores de arriesgados muebles de oficina.

Helsinki es además la casa del gigante de la telefonía Nokia, y el primer país en subirse a la revolución del móvil. Sonarmática ha prestado una atención especial al impacto que esta tecnología, y su masiva aceptación, ha ejercido sobre la comunidad creativa de Helsinki. Para Mia Makela, artista finlandesa afincada en Barcelona que ha sido una de las comisarias de la muestra, "Helsiki es un área experiemental en todo lo que se refiere al desarrollo de aplicaciones para móviles. Las tecnologías se prueban allí antes, y se asumen riesgos totales. Si tienen éxito, luego se llevan a el resto del mundo. Por eso, los jóvenes crean estudios de diseño para móviles en las que vierten muchos esfuerzos, con la esperanza de hacerse millonarios".

Así, la cultura de la creatividad célular está bien representada en Sonarmática a través del trabajo de compañías como Spingtoys, GripStudios o Meetfactory, que se han volcado en el desarrollo de juegos en Java para los cada vez más potentes aparatos de telefonía móvil, y toda clase de "mobile visuals": gráficos y diseños descargables que están generando toda una cultura urbana alrededor de esta tecnología ubícua. También podemos probar otros ejemplos de cultura visual transportable, como las micropelículas para agendas de mano de Mindworks.

Algunos han comentado ya que este año, los trabajos comerciales priman en exceso sobre los puramente artísticos en la selección de Sonarmática. Pero Mia considera que esto nresponde en cierto sentido a la amplia concepción de la creatividad de los artistas y diseñadores finlandeses. "En Helsinki, los creadores abordan los proyectos sin preocuparse de si estos se desarrollan dentro del ámbito del arte o de la producción comercial." No resulta sorprendente, por ejemplo, que quizás las obras que más llaman la atención sean las de Valvomo, un estudio de arquitectura y diseño industrial que realiza muebles y objetos de decoración e interiorismo. Su llamativo puesto de trabajo para empleados que tienen que permanecer todo el dia "encadenados" al ordenador consigue que sentarse frente al procesador de textos parezca tan arriesgado como pilotar una nave espacial. Otros arquitectos, Tommi Grönlund y Petteri Nisunen, firman la obra más perturbadora de la exposición: un tunel de ultrasonidos que despierta en el visitante toda clase de sensaciones íntimas e incomodas mientras lo recorre.

Pero las estrellas por aclamación popular de Sonarmática son claramente dos. La instalación "Mirror" es una especie de espejo digital que transforma a todo el que lo contempla en un caleidoscopio de colores en movimiento en el que vemos a nuestra propia imagen danzando con decenas de réplicas de nosotros mismos. Todo un ejercicio de estimulación del ego. Su impacto sobre los espectadores sólo es comparable a la atracción que ejerce la zona final de "Viva Helsinki", en el que se han instalado las pixeladas habitaciones del Habbo Hotel.

Esta comunidad online tridimensional nació hace tres años en Helsinki. Su enorme éxito, en cierto sentido, anticipó la fascinación que producen juegos como los Sims.

Habbo no es, en el sentido estricto, un juego. Funciona como un espacio en el que se recrea un hotel fictício con estética de ocho bits, al que acuden internautas de todo el mundo para conocer a otros navegantes y chatear. Sin embargo, el hecho de que cada huesped posea una habitación que tiene que amueblar y decorar a su gusto tiene efectos en la mecánica de su funcionamiento. Por un lado, despierta en los jugadores el instinto de la "casa de muñecas", ya que todos quieren construir la habitación más imponente para impresionar a sus invitados. Este impulso es además la base económica de Habbo Hotel, ya que cada objeto adquirido requiere un micropago. Una mascota, por ejemplo, cuesta un euro. El modelo funciona y ha permitido la expansión de la compañía responsable del Hotel, Sulake Labs. Un experimento del que están muy pendientes las compañias de videojuegos que lanzarán en los próximos meses grandes títulos basados en el funcionamiento de la comunidad online, como Star Wars Galaxies o la versión multijugador de Los Sims.



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