EL MUNDO / Domingo 7 de mayo de 2000 / Número 32
 

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A FONDO Javier Bañares
El responsable de la gestión diaria

Lo más habitual en los países anglosajones es que se conozca el nombre del responsable del fondo de inversión. De este modo, los partícipes saben exactamente quien está detrás de la gestión diaria. El gestor hace declaraciones sobre su visión de los mercados en los que actúa, ofrece explicaciones sobre sus actuaciones anteriores y responde de una forma casi personal, ante la compañía y los socios, de los resultados del fondo.
Este esquema no funciona mal: los inversores saben en manos de quién están, conocen su historial y apuestan por su experiencia. Cuando un gestor abandona un fondo de inversión para irse a otro, se produce una reacción en el colectivo, sobre todo si el gestor es muy bueno. Los fondos pueden sufrir importantes descensos de patrimonio sólo por esta circunstancia. A George Soros, uno de los gurús del mercado americano, la marcha de algunos gestores de sus fondos de dinero le puede suponer unas reducciones considerables de patrimonio, que algunos estiman en más de 3.000 millones de dólares.
A J. Vinik, gestor del Magellan Fund, el mayor fondo del mundo, se le despidió de Fidelity por haber reducido sus posiciones en la Bolsa americana en poco más de un 10% y quedar descolgado de la competencia, ya que el mercado siguó subiendo. Sin embargo, no se despidió a todo el equipo de analistas o asesores, que seguramente atendían la gestión.
En España, existe la figura del gestor, pero se ve arropada de tal forma por el comité de gestión, que su responsabilidad queda un tanto diluida. La respuesta que se suele escuchar cuando se pregunta por el gestor del fondo es muy parecida a la que recibía el rey cuando preguntaba quién había matado al Comendador en la obra de Lope de Vega: “Fuenteovejuna, Señor”. Pero la verdad es que la responsabilidad diaria del fondo no es de Fuenteovejuna, sino de una persona concreta. Sería interesante comenzar a conocer los nombres y apellidos de estos responsables. Al fin y al cabo, los méritos son suyos. En un mercado de libre competencia, no hay que tener miedo a señalar con el dedo a los que han conseguido los éxitos y los fracasos.

Javier Bañares es director de Rating de Fondos.


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