EL MUNDO / Domingo 5 de noviembre de 2000 / Número 53
 

romboEMPRESAS

Transporte / Las dos empresas han fijado un plazo de 45 días para llegar a un acuerdo. La Sepi aplaza la salida a Bolsa de Iberia hasta el cierre de la operación. Hidalgo quiere entrar en el grupo de accionistas estables. El precio, la integración de la plantilla y el dictamen de Competencia, principales escollos

Air Europa se entrega a Iberia
La compañía propiedad de Juan José Hidalgo se ha visto asfixiada por la crisis del petróleo

JULIÁN GONZÁLEZ

Juan José Hidalgo no es supersticioso. No le importa si tiene que tomar un avión en martes 13, ni tampoco llegar a un pacto con su mayor competidor el mismo día de los Difuntos.
El pasado día 2 de noviembre el presidente de Globalia, propietario de Viajes Halcón y de Air Europa, no reparó en la fecha que marcaba el calendario, y alcanzó un preacuerdo con su competidora Iberia para negociar su venta. El pacto no supone su defunción, pero es un avance de lo que se presume va a llegar.
Diez años después de haber adquirido –en marzo de 1991– la compañía al grupo británico ILG, el empresario salmantino ha entrado en negociaciones con la compañía de bandera española para su absorción.
Las dos partes han fijado un plazo de 45 días para negociar. Durante este tiempo, Iberia y Air Europa se comprometen a no abrir ningún tipo de conversaciones con otros grupos aéreos. Diferentes mesas de trabajo analizarán los pros y los contra. Los directores generales de ambas compañías, Ángel Mullor y Juan Sáez, han sido los artífices del principio de acuerdo y quienes coordinarán las diferentes mesas de negociación.
La salida a Bolsa de Iberia, que estaba prevista para este mes, ha sido de momento aplazada hasta el cierre del acuerdo. La privatización de la empresa variará dependiendo del pacto al que se llegue. De entrada, se desconoce si la familia Hidalgo entrará en el grupo de accionistas estables que integran Iberia o si se hará mediante ampliación de capital.
La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) controla un 53,9% de las acciones. El resto está distribuido de la forma siguiente: Caja Madrid (10%), British Airways (9%), BBVA (7,3%), Logista (6,7%), empleados de la empresa (6,1%), El Corte Inglés (3%) y Ahorro Corporación (3%).
El precio final de Air Europa dependerá mucho de si se produce o no intercambio accionarial y si en el paquete se incluyen los cuatro aviones que la empresa está pagando. La compañía tiene en operación una flota de 50 aeronaves, de las que 46 son alquiladas. Además, dispone de una serie de servicios de handling (facturación y traslados de equipaje) que pueden no interesar a Iberia y que serían vendidos.
La valoración de la sociedad es uno de los puntos clave de las conversaciones. Según algunas fuentes, el precio final podría oscilar entre los 40.000 y los 60.000 millones de pesetas. La integración de la plantilla se considera también uno de los aspectos más complicados para negociar. El tercer escollo que ambas partes deberán resolver será el de Competencia. La unión de Consumidores ha anunciado que que la fusión de las aerolíneas será perjudicial para los intereses de los usuarios. La propia AENA ha anunciado que, de confirmarse la fusión, habría que revisar los slots, o derechos de despegue y aterrizaje que tienen asignados las dos compañías aéreas.
Fuentes próximas a la dirección de Iberia han calificado como muy positiva la incorporación de Air Europa, ya que permitirá acelerar el proceso de crecimiento de la compañía que estaba previsto concluir en el 2003. En segundo lugar, el proyecto va a permitir enfrentarse a sus competidoras europeas como Lufthansa, British Airways, Air France y Alitalia. Y tercero, bloquea la entrada a otras compañías en el mercado español. Air Europa controla el 14% del tráfico español.
En el tiempo que lleva en el Puente aéreo de Barcelona, ha logrado hacerse con una cuota del 12%. Se ha introducido de forma importante en El Caribe y está ampliando sus rutas a París, Londres y Nueva York.

Por culpa del queroseno
Los elevados costes del combustible y el dólar no le han cortado las alas a Air Europa, pero se las ha reducido más de lo previsto. Por esa razón, este salmantino, con ojos de lince y vista de pájaro –en enero de 1994 anunció que iba a “romper los cielos” del puente aéreo de Barcelona–, se ha echado en manos de Iberia. ¿Fracaso? Unos dicen que no. Que lo sucedido es debido a que la crisis del petróleo estaba asfixiando la cuenta de resultados. Otros, opinan que le ha faltado previsión en este negocio tan cambiante y cada día más complicado para crecer. Los más críticos afirman, por el contrario, que Juan José Hidalgo tenía miedo escénico. Es decir, temía que, de pronto, todo se le fuera de las manos.
La compañía, integrada en el Grupo Globalia, transportó en 1999 cerca de 7,5 millones de pasajeros y factura al año unos 90.000 millones de pesetas. Al estar integrada en un holding del que cuelgan Viajes Halcón y Travelplan –durante el pasado año vendieron más de 500.000 viajes organizados–, el nuevo grupo saldría beneficiado.
El inventor de Curro ha preferido buscar una alianza ante el temor de que los problemas de la filial aérea acabasen ahogando al resto del negocio. Para una compañía de la dimensión de Air Europa un endeudamiento de 27.000 millones de pesetas representa una cifra muy elevada, dado que los fondos propios de la misma no superan los 5.500 millones.
La compañía tuvo que readaptarse hace tres años a una serie de circunstancias negativas. Para evitar males mayores, debió afrontar un plan de choque con recorte de gastos e incluso de plantilla, y llegó a un acuerdo con Iberia para cederle parte de su capacidad y poner once de sus aviones a trabajar con su entonces rival. Con la firma de ese acuerdo, Hidalgo renunció al sueño, iniciado con la liberalización del mercado aéreo interior en enero de 1994, de convertirse en la gran alternativa a Iberia en el negocio de los vuelos regulares. La saturación del aeropuerto de Barajas, una campaña muy agresiva de Iberia de tarifas superreducidas y las nuevas normas en la aviación habían puesto las cosas más difíciles a empresas como Air Europa y Spanair.
Para acabar de complicar la situación, las relaciones laborales con los sindicatos se habían enturbiado en las últimas fechas. Los 550 pilotos de la empresa pedían un aumento salarial que, según se encargó de aclarar el propio Hidalgo, supondría más de 1.000 millones de pesetas a la compañía.
La búsqueda de un socio para Air Europa arranca en noviembre de 1999. La empresa inició en esa fecha conversaciones no solo con Alitalia y KLM, sino también con Swissair y Air France. La opción más atractiva, el convertirse en la pata española de la alianza Alitalia-KLM, se vino abajo tras la ruptura entre la holandesa y la italiana.

Emigrante en Suiza
La historia de Juan José Hidalgo en el negocio del transporte no fue un simple fruto del azar. Nacido en Villanueva del Conde (Salamanca), a los 19 años se sube a un autocar y se marcha a Zurich (Suiza) en busca de fortuna. Los primeros 4.000 francos que ahorró los invirtió en comprar un Mercedes.
Se da cuenta de que el enorme trasiego de emigrantes a Suiza puede ser una mina de ingresos. No se lo piensa dos veces y comienza a hacer sus primeros viajes. Eran 30 horas al volante y 2.000 pesetas por viajero. Pero lejos de fracasar, el negocio prosperó. Del Mercedes pasa a montar su propia flota de autocares. Salamanca, Extremadura y Andalucía se convierten en su territorio.
El gran salto se produce en marzo de 1991. El grupo Hidalgo, el mayorista Politours y accionistas privados llegan a un acuerdo y compran la compañía charter Air Europa a International Leisure Group (ILG), el Banco Bilbao Vizcaya y el Banco de Crédito Balear. El empresario y presidente del Club deportivo Salamanca, Juan José Hidalgo, adquiere el 58% de las acciones y Politours el 25%. En esos momentos, la empresa facturaba 24.000 millones de pesetas y transportaba más de tres millones de pasajeros.
Air Europa está integrada hoy en el Grupo Globalia. La familia Hidalgo controla un 70% del capital; su hermano Juan Antonio Hidalgo tiene otro 10% y el 20% restante pertenece al grupo británico First Choice.
Juan Sáez, director general de Air Europa, niega que las negociaciones con Iberia puedan atribuirse a problemas de salud financiera, sino a la necesidad encontrar un socio tecnológico. “La salud es buena. La voluntad del presidente es estar presente en una empresa de categoría. No se trata de coger el dinero y marcharnos”.
Sáez asegura que el riesgo financiero es cero y que la compañía sigue creciendo y en situación de beneficios, situados en torno a los trescientos millones.

Gráfico
Problemas para el despegue
Los poderes de Iberia
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