EL MUNDO / Domingo 5 de noviembre de 2000 / Número 53
 

romboSU DINERO

MasterCard y Visa se vuelcan contra el fraude
El sector invertirá 200.000 millones de pesetas hasta el 2007 para popularizar las tarjetas inteligentes con ‘chip’

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

Francia, país innovador en tantas cosas, lo es también en el sector de las tarjetas de crédito. Este país, al igual que Estados Unidos, cuenta con el 25% de las transacciones realizadas con este medio de pago, habiendo sido además pionero en Europa en la incorporación, ya en 1992, de la denominada tarjeta inteligente, la que emplea el chip como instrumento de identificación bancario en vez de la confirmación en línea con el banco en cada operación a través de la banda magnética. Hoy, el 90% de las operaciones con tarjeta en Francia son autorizadas por este miniordenador incorporado en el plástico y realizado en silicio, lo que supone un adelanto tecnológico de doce años con respecto a España, donde hasta el 2005 no se prevé su popularización.
Quizá por ello, el recinto ferial sito en el barrio futurista de La Defense, en París, acaba de acoger Expocartes 2000, punto de encuentro de las tendencias de este sector en todo el mundo, así como de las principales marcas: Visa, MasterCard, American Express o Dinners Club. En cualquiera de sus expositores podía observarse que el horizonte inmediato es el chip como principal garante de la seguridad, tanto para el pago a través del ordenador como con el teléfono (a través de un lector, que todavía no se comercializa en España, que se acopla al móvil e inserta en él la tarjeta de crédito).
Según el director de negocio de Europay Internacional en España, Esteban Martín, el sector tiene previsto invertir más de 200.000 millones de pesetas hasta el 2007 para combatir el fraude en las tarjetas de crédito. “Dichas inversiones se centrarán en la progresiva sustitución de la banda magnética de las tarjetas actuales por el chip, si bien en una fase intermedia los soportes contarán con las dos posibilidades para garantizar la universalidad del producto”, afirma Martín.
Este ejecutivo de Europay, compañía que comercializa las tarjetas MasterCard y Maestro en todo el mundo, subraya que ello “supondrá tasas más baratas para el usuario al no ser el banco quien deba autorizar cada operación (lo que ocurre en España en el 90% de los casos), sino que el chip lo autorizará directamente”.
“España destaca entre los países desarrollados por su escaso uso de tarjetas, pues sólo pasa a través de ellas el 8% del gasto, y ello a pesar de que es el país con mayor número de cajeros de su entorno, con 40.000 para menos de 40 millones de personas”, comenta el directivo de Europay.
Éste recalca que el uso de tarjetas en España supone “sólo el 0,01% de fraude, lo que significa unos 280 millones de pesetas”. No obstante, subraya el carácter estratégico de las inversiones contra el fraude, ya que “hoy las mafias se concentran en países más ricos que España y que todavía no cuentan con la tecnología chip, por lo que después pueden dedicarse a operar aquí”.
En el mismo foro de Expocartes 2000, la competidora de MasterCard, Visa, presentó un programa que ofrecerá a sus bancos miembros una variedad de tarjetas inteligentes multifunción de bajo coste, que también tienen como objetivo la mejora de la seguridad pensando en las variadas áreas posibles del comercio electrónico con la tarjeta como protagonista. Su plan se ha realizado en colaboración con IBM, Philips y fabricantes de tarjetas inteligentes.

¿Qué se podrá hacer?
¿Cuál será el abanico de posibilidades entre las que se podrá optar dentro de unos años con, por ejemplo, una MasterCard? A juicio del portavoz de la compañía que la emite, ésta tarjeta de crédito se convertirá en un aliado del teléfono móvil para todas las variantes del comercio electrónico. Esteban Martín destaca que cada chip de sus tarjetas contendrá los historiales de cualesquiera otras tarjetas que posea el cliente, por ejemplo la de un seguro médico privado, otras de crédito o débito, las de fidelización (Vips, Travel Club, Turys). Lo cierto es que la única implantación importante del chip como instrumento bancario en tarjetas en España ha sido la del monedero electrónico, y “éste no ha funcionado adecuadamente al ser un segmento donde no había una homologación internacional previa”.
En MasterCard indican que una tarjeta de crédito inteligente tiene un precio de coste de unas 334 pesetas. En Visa fijan su coste en aproximadamente 600 pesetas, donde ya han incluido la rebaja de precios que supone su programa de reducción de costes. Los clientes de estas compañías son los bancos, que, a su vez, son sus accionistas.


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