EL MUNDO / Domingo 5 de noviembre de 2000 / Número 53
 

romboFONDOS

A FONDO Javier Bañares
La ética de la inversión

Desde hace ya unos tres o cuatro años, en el mercado español de inversión colectiva se están comercializando fondos llamados éticos, solidarios, ecológicos, etcétera. En estos fondos, la gestora pretende ofrecer al partícipe una oportunidad de inversión con unos criterios que respondan más o menos a los principios éticos del inversor. En general, la inversión se realiza en acciones de todo el mundo, y la selección de empresas en las que invertir añade, a las lógicas de buenas expectativas económicas, el cumplimiento de una serie de normas que estén incluidas en el ideario del fondo.
Habitualmente, los fondos éticos, menos de veinte en nuestro mercado pero muy numerosos en Estados Unidos, evitan comprar títulos de empresas que realicen acciones contrarias a la ética o religión concreta del inversor, como pudiera ser el empleo de niños en su cadena de producción, la venta de tabaco, la elaboración y comercialización de píldoras anticonceptivas o la discriminación de la mujer en el trabajo.
Para facilitar la actuación de estos gestores, se han elaborado extensas listas de compañías que cumplen con unas u otras especificaciones, y se calculan los correspondientes índices, como el Domini Social Index. En España estos fondos suelen tener un comité que cuida de que las empresas elegidas siempre estén en consonancia con el ideario establecido. Si la rentabilidad de estos fondos es mayor o menos que la que invierten en los mismos mercados sin limitaciones es otra cuestión, aunque muchos se afanan en demostrar una tesis y otros tanto la contraria. Lo cierto es que hay grandes diferencias en las rentabilidades. Cuando uno invierte en estos fondos no lo hace por razones de rentabilidad, sino por cuestiones de principios, un concepto desgraciadamente en desuso.
La verdad es que las gestoras deberían definir sus principios éticos en general y comprometerse con sus inversores, al margen de que en unos fondos la aplicación fuera más estricta y en otros menos. En cualquier caso, al menos, a los partícipes les gustaría estar seguros de que su dinero no se dedica a determinadas actividades.

Javier Bañares es director de Rating de Fondos


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