EL MUNDO / Domingo 12 de noviembre de 2000 / Número 54
 

romboCOYUNTURA

Materias primas / El euro está a la par con el dólar en emisiones de deuda. El Banco de Japón ya diversifica en euros su ‘stock’ de reservas. “Denominar el pétróleo que se consume en Europa en dólares es tan absurdo como fijar en yenes la carne de vacuno alemana”, opina un ejecutivo de Cepsa

El ‘petroeuro’ rompe el cascarón
La iniciativa de Irak de cobrar su crudo en euros abre el debate sobre el futuro papel de la nueva divisa

JUAN CARLOS ESCUDIER

Paradojas del destino, el ogro de Occidente, el dictador que se hubiera comido niños crudos si la propaganda bélica lo hubiese requerido, el presidente de Irak, Sadam Husein, ha convertido una de sus rabietas contra el tío Sam en una pica en Flandes para la vituperada y maltrecha moneda europea. Si con el tiempo la semilla germina, sería de justicia reservar un pequeño hueco en la historia de los mercados de divisas y de materias primas para el tirano que provocó la Guerra del Golfo pero que, por sorpresa, se sacó de la manga el petroeuro.
Fue la semana pasada cuando Irak amenazó con parar su producción de crudo si Naciones Unidas, que, desde el embargo, es el organismo que gestiona el programa Petróleo por alimentos y el que ingresa el importe de sus ventas en una cuenta del BNP Paribas de Nueva York, no le autorizaba a cobrar en euros y así evitar el contacto con el dinero del enemigo.
En otras circunstancias, la ONU se hubiera opuesto –Irak dejará de ingresar 10 centavos de dólar por barril debido a que los tipos sobre el euro son más bajos– pero la posibilidad de que la retirada del mercado de los 2,3 millones de barriles diarios de Irak provocara una nueva convulsión en el precio del petróleo y los buenos oficios de Francia –movida, bien es verdad, más por los intereses de TotalFina–Elf en los campos de Majnoumn y de Nahr Oumar que por su pasión por la moneda única– permitieron a Husein salirse con la suya.

Alternativa al billete verde
La iniciativa iraquí plantea distintos interrogantes. ¿Es posible que el euro pueda llegar a disputar al dólar su exclusividad en el comercio de commodities? ¿Qué efectos tendría para las economías europeas que su divisa fuera la empleada en los mercados de Rotterdam y Génova, que cada día fijan los precios internacionales de los combustibles? Buena parte de los analistas y expertos del sector consultados por NUEVA ECONOMÍA creen que, a medio plazo, el euro podría ser la alternativa al billete verde.
“Bastaría con que hubiera expectativas de apreciación para que la moneda de cambio pudiera ser el euro”, opina la economista jefe de Mercados del Servicio de Estudios del BBVA, Maite Ledo, si bien reconoce que en el momento actual las probabilidades de que esto ocurra son escasas.
El efecto financiero que reportaría el uso del euro en las transacciones petrolíferas sería muy limitado –representa aproximadamente el 7% del comercio internacional, cuyas exportaciones totales totalizan los 6 billones de dólares–, pero representaría un gran espaldarazo psicológico que sería trasladable a otros mercados.
Pese a sus vaivenes, pese a haberse depreciado frente al dólar casi un 30%, pese las constantes intervenciones del BCE –sustitutivas de nuevas subidas de tipos de interés que podrían echar un jarro de agua fría sobre economías como la alemana–, el euro es, a los casi dos años de su nacimiento virtual, y sin discusión, la segunda moneda del mundo y un importante vehículo de las transacciones internacionales.
El montante de las emisiones de deudea nominadas en euros es similar al que totalizan las de dólares (ver gráfico adjunto). A ello, lógicamente, ha contribuido la conversión a euros de las emisiones que antes se realizaban en las distintas divisas europeas, pero países como Brasil y Argentina no han dudado en sumarse a la lista de emisores de bonos en euros.
Por lo que se refiere a las reservas oficiales de divisas, la distancia entre la moneda norteamericana y la europea es mucho mayor, pero no es insalvable. Ya se están produciendo trasvases de reservas”, afirma Andrés Muñoz, analista del Servicio de Estudios del BSCH. “Aunque siga siendo muy importante su stock en dólares, bancos tan influyentes como el de Japón ya han comenzado a diversificar riesgos, por si el dólar cae de valor”.
Los consultores energéticos son menos optimistas. Roberto Centeno, ex ejecutivo del antiguo monopolio de Campsa y experto del sector, subraya que el mercado petrolero “está basado en el dólar y eso es algo que no va a cambiar en un futuro previsible”. A su juicio, sería importante que el euro recuperara posiciones y se consolidara, “pero, desgraciadamente, las expectativas económicas a medio plazo están a favor del dólar. La posibilidad de una disminución del crecimiento es hoy mucho mayor en Europa que en Estados Unidos”, una opinión muy en la línea de la que empiezan a sostener sociedades de valores como Merrill Lynch para la que el riesgo de aterrizaje económico violento “puede ser mayor en la zona euro”.

Apoyo político
Para Javier Santamaría, presidente de la consultora Quantum, y ex alto cargo de Petromed, el cambio de dólares a euros en las transacciones petrolíferas exigiría un apoyo político decidido (el mercado europeo aglutina casi el 24% de las importaciones mundiales de crudo), si bien la decisión siempre estaría en manos de los vendedores.
“Para la OPEP no tendría sentido denominar en euros. Primero, porque se trata de una moneda más débil; y segundo, porque una decisión semejante devaluaría sus propias reservas de divisas, que están todas en dólares. Hasta que los países del cártel no desarrollen su fe en el euro y no diversifiquen sus reservas, no será posible. Y esto lleva tiempo”, sentencia Santamaría.
La indefinición política es, a juicio de José María Marín, de Cepsa, lo que impide, por ejemplo, que Europa “después de haber tomado la decisión de centralizar la política monetaria en un banco central y de dotarse de una divisa común, tenga un crudo patrón, el Brent, un petróleo europeo que determina los precios de venta de todas las gasolinas y gasóleos de Europa, que no está fijado en euros. Con ello se importa otro veneno, el de la inflación, que nos es ajeno”.
Marín, que aventura que en un plazo más o menos corto, el crudo patrón para Europa vendrá denominado en euros, asegura que ello no ocasionaría problema alguno a los mercados. “De hecho, el precio de algunos productos petroquímicos ya se determinaba en marcos y su cotización se ha reconducido a euros”.
Para el ejecutivo de Cepsa, denominar en dólares el petróleo que se consume en Europa “es tan absurdo como si importásemos carne de vacuno elemana o argelina y fijásemos su precio en yenes”.
Un portavoz de la competencia, que prefirió guardar el anonimato, mantuvo la visión contraria. “El Brent , un crudo ligero y dulce, sólo sirve de marcador. Hacerlo cotizar en euros lo único que lograría es que fuera sustituido en este papel por otro petróleo de características similares que cotizara en dólares. ¿Lograría el mercado del brent una mayor profundidad y liquidez haciéndole cotizar en euros? La respuesta es no”.

Problema de uso
En esta misma línea otros interlocutores de la industria hicieron hincapié en que el principal problema al que se enfrentaría el euro para sustituir al dólar no sería tanto de apreciación como de uso. “El euro es percibido como una moneda regional, local, mientras que el dólar es la moneda global por excelencia, la más apropiada para un mercado global como es el del petróleo. Las monedas tardan tiempo en obtener vigencia”.
No es la primera vez que distintos productores –históricamente enfrentados a Estados Unidos– se plantean abandonar el dólar como la moneda de sus intercambios. En la década de los 70, los años de las dos grandes crisis petrolíferas, el asunto tuvo alguna vigencia, pero las alternativas –desde la libra esterlina hasta el trueque– fueron desechadas de inmediato. La existencia de una nueva moneda internacional, como es el euro, facilitaría el recambio de divisa. De hecho, aunque antieconómica en estos momentos, la decisión de Irak ha sido recibida con simpatía por Venezuela, Irán y Rusia.
Pese a un escepticismo que le impide imaginar que las transacciones de crudo en euros puedan generalizarse a medio plazo, José Manuel Amor, experto de Analistas Financieros Internacionales, cree que determinados países podrían beneficiarse al realizar sus ventas en euros siempre que sus cuotas de exportaciones a Europa fueran mayoritarias. “Sería imprescindible, en todo caso, la apreciación del euro y su presencia física”.
Por lo que se refiere a la Unión Europea, las ventajas de que la divisa de los 11 desplazara al dólar serían innegables. “Ayudaría a la consolidación de la moneda y a relanzar su cotización”, asegura Maite Ledo. “Europa está pagando un alto coste en términos de inflación, no sólo por la subida del petróleo sin por la subida del petróleo en euros”.
Es, precisamente, el elevado precio del barril, que no termina de descender por debajo de los 30 dólares, el que está obligando al BCE a intervenir constantemente en los mercados de divisas –esta semana, en tres ocasiones–, a modo de cataplasma contra la inflación. Las intervenciones, cuyo objetivo es mantener el euro por encima de los 85 centavos del dólar, pretenden evitar una temida subida de tipos, que ralentizaría aún más el crecimiento económico.
“Los ciudadanos, cuando observan que el euro sigue cayendo piensan que algo falla. El jaleo institucional también influye en la cotización”, sostiene Andrés Muñoz. “Para que el petroeuro sea una realidad habrá que esperar años. Podría darse un escenario en el que se extendiera el conflicto de Oriente Medio y más países árabes quisieran dar una lección a Estados Unidos. Pero es una posibilidad muy pequeña...”.

Gráfico
El comercio mundial de petróleo
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