EL MUNDO / Domingo 18 de febrero de 2001 / Número 68
 

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La sindicación de contenidos, un negocio emergente
Isyndicate, el gran dominador europeo, acaba de absorber a su mayor competidor, Nfactory. Entre las dos, cuentan ya con 1.800 fuentes de información

ALBERTO DE LAS FUENTES

El mar, idiota, el mar”. La frase era de Groucho Marx. Y la aprovecharon genialmente los asesores del entonces ex gobernador de Arkansas, Bill Clinton, durante su primer asalto a la presidencia de Estados Unidos: “La economía, idiota, la economía”. Con esta frase, sepultaron buena parte de las posibilidades electorales del entonces presidente, y padre del actual mandatario, George Bush.

La frasecita sería hoy, sin duda, diferente. “La red, idiota, la red”. Esta es la realidad más importante, y a la vez la más ignorada, respecto al fenómeno de Internet. Miles y miles de empresas se embarcan en el negocio de las nuevas tecnologías sin entender un aspecto básico del nuevo sector.

A lo que más se parece Internet, tanto física como conceptualmente, es a una red neuronal. Y, tanto Internet como nuestro cerebro, participan de los esquemas organizativos de los sistemas complejos, muy diferentes de los sistemas esquemáticos y lineales, más sencillos, a los que hoy estamos acostumbrados. Poco a poco –el fenómeno no es inmediato– la red (network) irá sustituyendo a la cadena (chain) de producción.

Las consecuencias son importantes. Para empezar, el potencial de una red crece exponencialmente en función del número de conexiones que tenga. Así, se calcula que la importancia de Internet se multiplica al cuadrado cuando se duplica el número de elementos que la integran. Es decir, el doble de conexiones no da el doble de transacciones, sino el cuadrado.

Hoy, la tecnología todavía es demasiado reciente, y aún está lejos de alcanzar siquiera una pequeña parte de su potencial para la comunicación. Sin embargo, esta capacidad de crecimiento exponencial de los rendimientos de una Red es una realidad matemática. Y será también una realidad económica, aunque no se sabe bien si dentro de cinco o veinte años.

La sindicación
Además, con esta realidad en mente, están surgiendo nuevos modelos de negocio. Aunque también cabría hablar de viejos modelos que toman más preeminencia. Uno de ellos, especialmente adecuado para el entorno semidescentralizado de la Red, es el de la sindicación.

Ésta existe desde hace décadas, sobre todo en el mundo de la prensa y el entretenimiento. Básicamente, la sindicación consiste en la venta de un mismo bien a muchos clientes. Clientes que, a su vez, lo integran con otros productos (lo paquetizan) y lo redistribuyen nuevamente.

Algo que ya se hace, por ejemplo, con las tiras cómicas de algunos dibujantes que se publican en cientos de periódicos y revistas. O con programas de televisión que luego forman parte de la programación de distintas cadenas.

Sin embargo, la sindicación no es muy frecuente fuera del mundo de la prensa, por un motivo fundamental: sólo funciona con información, un bien que se puede reproducir ilimitadamente casi sin coste.

Además, tiene otras exigencias. Una de ellas es la modularidad, es decir, debe ser divisible y reagrupable en paquetes informativos más grandes. Y además requiere muchos puntos independientes de distribución. Es decir, la sindicación sólo puede funcionar cuando existen abundantes distribuidores de la información y son diferentes a los creadores de la misma, algo que está pasando con Internet.

Así pues, el negocio de la sindicación puede alcanzar nuevo significado en una economía de la información como la que se desarrolla en la Red.

Lo señala Kevin Werbach, en su artículo Syndication, the emerging model for business in the internet era (Sindicación, el modelo emergente para los negocios en la era de Internet), publicado en la Harvard Business Review, “la sindicación se está moviendo de la periferia del negocio a su centro, está emergiendo como el principio organizativo fundamental para el e-business”.

Realidades sin sentido
Y es que, económicamente, tienen poco sentido algunas de las realidades que vivimos hoy. Un solo ejemplo: miles de portales y sitios web en todo el mundo se afanan en crear su propia información. Algo que les supone grandes costes financieros y organizativos.

Y al mismo tiempo, organizaciones informativas de todo el mundo, pugnan por sacarle más partido económico a los contenidos que crean con esfuerzo. Pues bien, la sindicación puede solucionarles a ambos este problema, generando, de paso, un importante negocio para los intermediarios que se sitúen en medio.

Así, existen tres posibles roles: creador de contenido, sindicador –que agrega contenidos, los paquetiza y los revende–, y distribuidor –que finalmente lo lleva hasta los consumidores–.

Lógicamente, una empresa puede jugar más de un rol simultáneamente. Y generalmente todos los grandes medios informativos suelen ser creadores y distribuidores. Pero el negocio de reunir, paquetizar y redistribuir es algo que en Europa han visto muy pocas empresas.

Entre ellas, destaca iSyndicate Europe, la gran dominadora que, recientemente, ha absorbido a su rival nFactory. La primera, es propiedad al 50% de la empresa norteamericana iSyndicate y del grupo editorial alemán Bertelsmann. Si ya era fuerte sobre todo en Alemania y el Reino Unido, con la compra de nFactory se afianza sobre todo en otros dos mercados, España y Francia.

La nueva empresa cuenta con más de 1.800 proveedores europeos de contenidos, entre los que se incluye EL MUNDO, Finantial Times, Haymarket Publications, Europa Press o La Tribune. Su negocio consiste en capturar los contenidos de estos proveedores de información, paquetizarlos, y luego venderlos a bajo precio a todo tipo de clientes profesionales y portales de Internet. Entre sus clientes, hay desde pequeños sitios web hasta grandes empresas como Cap Gemini o France Télécom.

La matriz norteamericana, iSyndicate, cuenta con proveedores como ABCNews, Associated Press, Business Week, CNet, The New York Times, Red Herring o RollingStone.com. Y proporciona sus servicios a más de 300.000 clientes como Bacardi, Citibank, OmniSky o Wells Fargo.

Pero la sindicación no es sólo un asunto de medios de comunicación. Cada vez, es aplicable a más industrias. Así, Amazon mantiene desde 1996 un programa de afiliación con más de 400.000 sitios web. Pero en realidad no es más que la sindicación de su tienda a estos socios. A cambio de ceder una comisión que oscila entre un 5 y un 15%, obtiene nuevos ingresos.

Lo mismo hace Federal Express con su excelente sistema de seguimiento de paquetes. Así, un cliente de una floristería online puede saber en todo momento dónde está su envío. La tecnología, lo sepa o no, es de FedEx, que no le cobra a la floristería por ello... aunque la mantiene como cliente.


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