EL MUNDO / Domingo 1 de abril de 2001 / Número 74
 

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INFOLÍTICO Gustavo Matías
Consecuencias económicas de los Greenspan

Las visiones de la sabiduría convencional suelen mostrarse engañosas con el tiempo. Keynes lo probó en diversas ocasiones. Al publicar en 1919 Las consecuencias económicas de la paz, denunció que los vencedores de la I Guerra Mundial trataban de imponer a Alemania reparaciones muy duras e imposibles de cumplir. En julio de 1925 criticó la revaluación de la libra y los efectos de la vuelta al patrón oro cuando los precios y los salarios eran ya demasiado elevados respecto a los competidores, esta vez en Las consecuencias económicas de Winston Churchill, entonces ministro de Finanzas. Pese a que fue vituperado, el primer dislate causó la hiperinflación alemana y el ascenso del nazismo. Tras el segundo, el mundo sufriría algo peor que la inflación: la deflación.

Hasta hace unos días, Greenspan era adorado en los EEUU y fuera por sus desvelos contra la inflación y las crisis financieras en un contexto de crecimiento. Hoy empiezan a cuestionarse sus aciertos, a la vista de la fuerte caída de la confianza y la contracción del consumo por la crisis bursátil. “¿La reventó él?”, se pregunta Fortune en su número del 9 de abril.

Es tarde para evitarlo. Hasta el monetarista Milton Friedman juzga a Greenspan un peligro, porque la excesiva confianza del público en la Reserva Federal le puede generar problemas. El mismo Fortune sugiere la responsabilidad del dios y su FED, por elevar los tipos de interés al empezar el 2000, poco antes de iniciarse la caída del Nasdaq, y luego por tardar en bajarlos. Entonces se le perdonaba el error de subir los tipos hasta el 5,75%, sobrecalentar el dólar con una prima de casi tres puntos ante el euro, y llevar más de tres años intentando pinchar la burbuja de la “exhuberancia irracional”. Ahora que el crecimiento ha caído de casi el 8% al 1%, hasta Business Week dice que la FED “no debe manejar la política para agradar al mercado”. Greenspan al fin ve cumplida su auto-profecía de la exhuberancia irracional, ayudado por el desánimo contagiado en la manada digital. Por depurar los malos negocios, pinchando la burbuja, han generado inestabilidad en todo el sistema, aunque éste es más fuerte por la nueva economía y sobrevivirá a sus Greenspan.

Gustavo.matias@uam.es


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