EL MUNDO / Domingo 24 de junio de 2001 / Número 086
 

romboCOYUNTURA

Tecnologías inmortales
Las telecomunicaciones volverán a crecer a partir del 2002 a ritmos cercanos al 20% durante los próximos 10 años

CARLOS HERNANZ / JESÚS NAVARES

En nuestras viviendas, las bombillas se han convertido en objetos de decoración chic, las salas están iluminadas por la pintura de las propias paredes. Todos los elementos del hogar están conectados sin cables entre sí y con el usuario, sin que se interrumpa el enlace cuando el propietario acude a su centro de trabajo; esté o no en su ciudad.

Esto no es irreal. La tecnología ya existe, sólo que su aplicación masiva aún es cara.

En un contexto internacional deprimido por los excesos financieros que han originado las nuevas tecnologías, Jesús Banegas, vicepresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), no lo duda. “Tenemos el sentimiento de una crisis generalizada cuando el mundo no ha gozado de un momento de prosperidad tal y la situación económica nunca ha sido tan equilibrada. Quien descanse para mirarse el ombligo, y no vuelva a renovarse en pocos meses, cometerá un grave error. Asumirá el riesgo de perder ventajas competitivas”.

Banegas, gurú de las nuevas tecnologías, lleva años clamando en el desierto español para que los gobiernos y las empresas tomen conciencia de que sólo el cambio tecnológico permite el crecimiento económico a largo plazo.

“La nueva economía de las ideas no tiene fin. Nunca ha habido más gente mejor informada, más formada y más capaz de crear cosas nuevas que ahora y con tal capacidad de intercomunicarse”. Banegas no se arredra. Ni por las caídas de Wall Street, ni por el severo ajuste que padecen los operadores de telecomunicaciones y los suministradores de las tecnologías de la información.

Los vientos de crisis en EEUU parece que amainan. El peligro, ahora, se sitúa directamente en el campo europeo. Los inversores estadounidenses estiman que, puesto que ellos sufrieron primero la desaceleración, también serán los primeros en sacar la cabeza de los índices negativos.

Roger Ferguson, vicepresidente de la Reserva Federal de EEUU, lo ha expuesto con claridad hace días en un discurso en Holanda. Al abordar las caídas de la productividad en su país, Ferguson se mostró convencido de que, después de más de cinco años creciendo a una tasa promedio anual de casi el 3%, esos aumentos han provocado cambios permanentes en la estructura de la economía.

Ferguson opina que la mejoría de la productividad en EEUU, al menos en gran parte, se sostendrá gracias a que la industria de los semiconductores, clave en el crecimiento productivo, continuará con sus avances tecnológicos.

Este es, también, el punto de vista de Banegas. “La teoría del Círculo de Roma, del crecimiento cero, ha sido desmentida por la realidad. No existe ninguna razón para pensar que no se va a seguir creciendo gracias a que la tecnología está tomando un peso importantísimo en la creación de riqueza. Lo siento por los agoreros y por los apocalípticos”, asegura.

Hasta ahora, las compañías líderes de las telecomunicaciones y las tecnologías de la información han invertido entre un 30% y un 40% de sus ingresos brutos, cada año, para permanecer en el mercado.

La desaceleración económica ha obligado a replantear la estrategia, sobre todo la financiera, pero los que queden vivos, tras la purga y las fusiones y adquisiciones, tendrán que volver a las grandes inversiones. Si no en los márgenes citados, las operadoras de telecomunicaciones (Deutsche Telekom o Telefónica, por ejemplo) y las generadoras de tecnologías (Nortel, Cisco, Lucent o IBM), volverán a crecer a ritmos anuales cercanos al 20% a partir del 2002 y, al menos, durante 10 años. Es la profecía.

“En el sector de las tecnologías no se aprecia un parón más pronunciado de lo que existe en otros. Esta situación se debe a previsiones no realistas. Es obvio que si hablamos de la evolución de los negocios puntocom, con un crecimiento explosivo, ahora atraviesan un parón. Pero el conjunto de productos dentro del sector tecnológico es muy extenso y la evolución en los sectores convencionales es sólida”, asegura José Pedreira, jefe del Servicio de Consultoría de IBM para España y Portugal.

Ellos, por si acaso, ya llevan desde hace más de un año dando un giro a su negocio. Ya no es el big blue de los ordenadores, sino, sobre todo, una empresa especializada en vender servicios y componentes de alta tecnología.

Lo que está por llegar casi lo ha cantado ya Lucent, uno de los suministradores de tecnología de datos más importantes del mundo para operadores de telecomunicaciones, junto con Nortel.

Los que queden vivos
Hace escasas semanas Lucent dio por cerrado el intento de fusión con Alcatel. Después de negociar durante 10 días, decidieron que no había expectativas suficientes y los clientes se estaban asustando. Se da el caso, por ejemplo, de que Alcatel y Lucent son los dos suministradores de tecnología ADSL de Telefónica. Si las negociaciones se hubieran alargado en exceso, Telefónica podría haberse buscado a otro suministrador.

La fusión entre Lucent y Alcatel ha fracasado, pero el baile ha comenzado entre los gigantes tecnológicos y seguirá entre las propias operadoras de telefonía. Si no, que se lo pregunten a la holandesa KPN, a la que Belgacom, de la que el Estado Belga posee el 51%, puede sacarla del atolladero.

Así lo ve Jorge Calderón, director de Marketing y Desarrollo de Negocio de Lucent Technologies en España. “Este año es de transición. La curva de inversiones volverá a subir el año que viene entre los operadores que queden. Para Lucent, este es una año de transición, en el que esperamos ver una mejora trimestre a trimestre, con un crecimiento igual o superior al del mercado para el segundo semestre del 2002”.

Lucent, operador de redes, sigue en estado comatoso y Standar & Poor´s no levanta la calificación de bono basura de su deuda. Puede ser uno de los que no sobreviva, pero la tecnología es inmortal y otro retomará su impulso y su plantilla. Esta es la verdad de los convencidos de la nueva economía.

“El mundo camina hacia su interconexión”, sentencia Jesús Banegas, y,en estos momentos, el número de objetos conectados a la Red, o los chip asociados a los objetos conectados a la Red, son de cinco a 10 veces más que los que hay en los ordenadores.

En esta carrera, ¿qué lugar ocupa España? Según Banegas, en materia de redes básicas, el país está por debajo del nivel de renta. No ha crecido la penetración telefónica, ni la renovación de las redes, ni la velocidad de transmisión. En telecomunicaciones móviles, España, hasta final del 2000, ha tenido un gran desarrollo, aunque “luego se ha producido una regulación que está dañando este área”, afirma.

En equipamientos informáticos, las grandes empresas y grandes sectores, como el transporte y la banca, son de los mejor equipados del mundo. Sin embargo, la Administración de Justicia, los municipios, el sistema educativo o las pequeñas y medianas empresas están por debajo de sus posibilidades.

“Internet progresa con gran lentitud. Pero en lo que sí somos totalmente deficitarios es en Investigación y Desarrollo. España es un país que realiza un esfuerzo en I+D muy inferior al nivel de renta y de educación que posee su población. Los Gobiernos, hasta ahora, no han encontrado fórmulas para incentivar la investigación”, asegura Banegas en su retrato tecnológico de España.

Quizá aqueje a este país el mismo mal que a los países más pobres; la carencia de instituciones capaces de gestionar con solvencia las nuevas tecnologías.


Ni cabeza de ratón ni cola de león

Si hablamos de España y lo hacemos también de tecnología, nos salen los colores. Datos sobran. Según el informe realizado por la Fundación Cotec para la Innovación Tecnológica, esta vez centrado sobre las tecnologías de la información, España necesitará 15 años para alcanzar a los países del entorno en gasto sobre telecomunicaciones. Y, aunque se han detectado avances y “mejoras significativas”, el gasto que se dedica a innovación en el sector (0,9% del PIB) es todavía muy inferior al que se efectúa en el resto de países europeos (el 2,38% en Alemania).

Conociendo las cifras, subirse a este tren de alta velocidad es caro, sobre todo en España, donde las conexiones de banda ancha se pagan 28 veces por encima de su coste, según recoge un estudio realizado por la consultora Yankee Group. Pero la octava economía mundial tiene mucho donde crecer. Dentro del Índice de la Sociedad de la Información (ISI), que elabora la consultora de referencia International Data Corporation, en el que se mide la capacidad para acceder y generar contenidos en los nuevos marcos económicos, España ocupa el puesto número 24. Por delante, países como Irlanda, Hong Kong y Singapur, en una lista que encabeza Suecia, EEUU y el resto de países nórdicos. Los resultados se repiten con exactitud casi milimétrica en otro índice, el realizado por The Economist sobre comercio electrónico. España queda en la posición número 21, siempre a la zaga de socios comunitarios como Alemania, Francia, Italia y Bélgica.

Gráfico
La consolidación que no llega
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