EL MUNDO / Domingo 10 de febrero de 2002 / Número 114
 

romboEMPRESAS

 

El envite al ‘trantrán’ de Banco Popular
Quiere crecer más aprisa en POrtugal, pero su prioridad es atraer a los clientes con ahorros superiores a 60.000 euros

JESUS NAVARES

Cuando el frío aprieta, todos vuelven a casa. Al menos, eso es lo que han dicho que harán los dos gigantes de la banca española, SCH y BBVA. La crisis argentina pesa y ambos han mirado a su mercado doméstico para mantener su progresión en 2002. Pero el grande de los medianos, Banco Popular, no lo va a poner nada fácil, sobre todo porque lleva demostrando desde hace años que su banca minorista es una de las más rentables del mundo.

Roberto Higuera, director general Financiero de Banco Popular, ni se conmueve: “Sí, todos parecen darse cuenta ahora del valor del negocio doméstico. ¿Vamos a tener la vida mucho más difícil? Nuestra estrategia está comprobada. En los dos últimos años, la competencia por el pasivo ha sido feroz y hemos crecido más que nadie. En el mercado hipotecario, donde las cajas y los bancos locales son temibles, hemos aumentado el negocio a una tasa anual del 30%”.

Mientras que los dos gigantes casi se reparten la mitad del mercado financiero español, Banco Popular aspira a superar el 10% durante 2002. En 2001, incrementó sus recursos más que sus competidores bancarios y superó con holgura a bancos y cajas en créditos.

Es cierto que esta buena marcha del negocio de Banco Popular se ha producido mientras que SCH y BBVA culminaban sus procesos de integración, con la consiguiente pérdida de vitalidad comercial de ambas entidades en dicho periodo.

Pero la ganancia de cuota de mercado no la fían en el Popular al despiste de los grandes. “El buen engrase de nuestra estructura no ha nacido de un día para otro. Llevamos años puliendo el negocio doméstico. Tenemos una media de cinco personas por sucursal y una cabeza de servicios centrales muy pequeña. En este clima de desaceleración vamos a crecer por encima de los demás. Si pensáramos que esto no iba a pasar, no lo diríamos”, asegura Higuera.

Banco Popular cerró el ejercicio pasado con un aumento del beneficio neto atribuible del 15,2% (565 millones de euros o 94.008 millones de pesetas), cuando BBVA y SCH lo cerraron con incrementos del 5,9% y del 10%, respectivamente.

Puede decirse que su cifra de resultados está muy lejana de las multimillonarias ganancias de los dos gigantes, a pesar de las provisiones que han tenido que realizar por la crisis argentina.

SIN OPERACIONES FORZADAS
Los especialistas, en cambio, resaltan la solvencia del beneficio de Banco Popular: su tasa de eficiencia es del 36% (se gastan 36 pesetas por cada 100 de beneficios), cuando los dos grandes rondan el 50%, y su índice de calidad del beneficio (resultados recurrentes sobre el total) es del 100,4%.

La cuestión es si en el actual entorno económico, y cuando todos los ojos están puestos en el mercado doméstico, habrá margen para que todas las entidades financieras rebañen un poco más de cuota del escaso ahorro y capacidad de endeudamiento de los residentes en España.

Pasito a paso, al trantrán, sin fusiones ni órdagos por sorpresa, Banco Popular ha construido una red en España bien dimensionada –consideran que han tocado techo– que se proyectará con más impulso en Portugal.

El grupo Banco Popular cuenta con cinco bancos regionales (Andalucía, Castilla, Crédito Balear, Galicia y Vasconia) y tres especializados Bancopopular-e (banca en línea), Popular France (que da soporte a empresas y clientes españoles) y Popular Hipotecario.

Su negocio portugués, Heller Factoring, para la gestión de cobros de facturas, quiere dinamizarlo, aunque, como es habitual, sin operaciones forzadas. Para ello cuenta como socio con la todopoderosa General Electric Capital.

La otra vía de crecimiento está en las 90 sucursales de aumento neto de 2001, que comenzarán a dar resultados a finales de este ejercicio, y la captación de clientes nuevos.

“Esto lo dicen todos nuestros competidores, pero nosotros llevamos años trabajando enfocados en la banca de cliente, no de producto. El 75% de nuestro balance está formado por los préstamos concedidos a los clientes, cuando el resto de la banca sólo llega al 50%”, afirman en Banco Popular.

Y añaden que, a pesar de mantener crecimientos del negocio por encima del 20% en los últimos ejercicios, mantienen una morosidad muy baja, del 0,8%, casi igual que en 2000.

¿Dónde está el truco? Quizá en que una de sus especialidades son los colectivos, donde tienen una alta penetración y una media de siete productos por cliente.

Es con esta experiencia acumulada con la que quieren poner en pie su oferta de gestión especializada de patrimonios. En breve, Banco Popular echará a andar Iberagentes Popular Banca Privada.

SIN RESQUICIOS
El nuevo banco cuenta con 400.000 clientes potenciales, que son los que ya están ligados a la entidad a través de los servicios financieros a las pequeñas y medianas empresas (pymes). Estos supuestos clientes, que posean entre 300.000 y 500.000 euros (entre 10 y 85 millones de pesetas aproximadamente), tendrán ofertas a medida para gestionar sus rentas.

Banco Popular no dejará resquicio ninguno, ya que la nueva ficha bancaria servirá para dar soporte a la nueva estructura paralela que, a su vez, ha desarrollado el grupo para gestionar los activos de aquellos clientes que se sitúen entre los 60.000 y los 300.000 euros (entre 10 y 50 millones de pesetas).

Estas rentas recibirán un tratamiento especializado, pero de forma más estándar, a través de las direcciones territoriales del banco.

Junto a esto, el grupo mantiene su criticada –ahora no tanto– política multimarca, con entidades especializadas casi por comunidades autónomas, y multicanal, sin correr aventuras innecesarias con la nuevas tecnologías.

Su saber hacer se va a poner a prueba en los próximos ejercicios sin conmiseración ninguna. Tanto los grandes como los pequeños competidores necesitan arañar cuota de mercado para mantener su competitividad. Incluso, la presión también vendrá de fuera.

Credit Suisse, entre otros, ha detectado la existencia de clientes pudientes en España. Invertirá 70 millones de euros en su banca personal con lazos paneuropeos en los próximos cinco años y pretende acaparar 100.000 clientes en ese periodo. Esto supone el 5% del mercado local estimado, que sería de dos millones.

Agencias de calificación de riesgo, como Standard & Poor’s o Moody’s Investors Service, destacan la estrategia coherente de Banco Popular y su rentabilidad, muy superior a la media de la banca española y una de las mayores del Viejo Continente.

Pero ha sido Fitch IBCA quien en diciembre pasado, al ratificar la buena gestión del grupo, incidió en un hecho notable: la calidad de sus activos y su adecuada base de capital, que ha mantenido a través de varios ciclos económicos.


El 51% son inversores extranjeros

La política conservadora de Banco Popular, que siempre ha primado la rentabilidad sobre el tamaño, experimentó un retoque en la renovación de la dirección del banco que se efectuó en 1998. Si bien los hermanos Valls, Javier y Luis, mantuvieron la copresidencia, el nuevo consejero delegado, Fulgencio García Cuéllar, recibió el encargo de prepararse para el estrechamiento de márgenes en el sector debido a la reestructuración del mapa bancario español. Así, sin abandonar la vieja máxima, se incorporó el objetivo de la búsqueda de un tamaño más adecuado para competir, aunque sin poner en riesgo el equilibrio de las cuentas que caracterizan mundialmente a este banco.

La reorganización bancaria que se avecina en Europa pondrá a prueba esta estrategia tan prudente y tan ligada a la confianza de los usuarios domésticos. Tal es así, que la única red bancaria española que opera en el Viejo Continente la forman las 14 sucursales de Banco Popular en el país vecino, con su marca Popular France, pero que se ciñen de forma estricta al negocio generado por los antiguos emigrantes españoles o por las empresas nacionales allí instaladas. No se desea correr riesgos si los tiempos de respuesta de su rentabilidad rompen el trantrán. Este alejamiento de Banco Popular de las luchas europeas por el protagonismo de las concentraciones bancarias es algo aparente. El 51% de las acciones de la entidad está en manos de accionistas institucionales extranjeros, correspondiendo a fondos de inversión estadounidenses, británicos y del resto de Europa, un tercio a cada uno. El grupo asegurador Allianz y el banco Hypo-und Vereinsbank, dos gigantes europeos, tienen porciones significativas del capital social.



 El "gigante" de los medianos



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