EL MUNDO / Domingo 27 de octubre de 2002 / Número 146
 

romboNUEVA ECONOMÍA

 

Tú pierdes, yo gano
Algunas actividades económicas alcanzan sus mejores resultados en tiempos de crisis. Son empresas que se dedican a hacer ajustes en compañías con dificultades, recolocar a directivos despedidos, gestionar las quiebras, reorientar negocios o garantizar la seguridad de las sociedades. La crisis también puede ser negocio

PASCUAL GARCÍA, M. LUISA ATARÉS

  

Las peores previsiones para 2003 sitúan el crecimiento de la economía española en el 2%. Si bien es cierto que con estas cifras no se puede hablar de crisis, también lo es que un puñado de empresas, 900 según un estudio de la aseguradora Euler & Hermes, tendrán que echar el cierre el año que viene.

Esta situación, que hace temblar a la mayoría de los sectores económicos y profesionales, supone en cambio, para otros, una oportunidad de crecimiento y expansión.

Actividades emergentes en España, como las firmas especializadas en el saneamiento de empresas o la recolocación de directivos y mandos intermedios, están haciendo el agosto en octubre. Sectores más tradicionales, como los despachos de abogados –en su vertiente laboral y procesal– o las consultoras, reconocen que tampoco les va mal. Tras el 11-S, las empresas de seguridad. tanto personal, como tecnológíca, también están viendo crecer sus cuentas de resultados. Como siempre, algunos ganan cuando la mayoría pierde.

Los malos tiempos para la lírica no tienen por qué serlo, necesariamente, para el hip-hop. De hecho, no lo son. Tampoco los periodos de estancamiento económico tienen por qué afectar negativamente, y por igual, a todos los sectores, a todas las actividades, a todos los profesionales. De hecho, no lo hacen.

Hace unos días, la aseguradora Euler & Hermes hacía público un informe en el que se precisaba que en el primer semestre de 2002, el número de empresas españolas que han quebrado o han presentado suspensión de pagos (435) ha experimentado un crecimiento del 50% respecto a 2001.

El dato, más temido que un nublao para unos, es esperado por otros como agua de mayo.

En estos momentos de incertidumbre de la economía mundial, algunas actividades económicas y profesionales –buena parte de ellas emergentes en nuestro país– se manejan como pez en el agua y presentan cuentas de resultados saneadas y al alza.

Un caso evidente es el de las empresas de interim management, muy utilizadas en Estados Unidos, que se encargan de facilitar a otras, generalmente en crisis, directivos especializados en ajustes. Estos profesionales, suelen ser ejecutivos de más de 50 años, que han desarrollado su vida profesional en el ámbito comercial, financiero o de la producción y han terminado como directores generales, consejeros delegados o presidentes de sus compañías. Son, además, personas que han salido voluntariamente del circuito de trabajo por cuenta ajena y que no tienen exigencias económicas perentorias, esto es, que siguen trabajando porque quieren. La ventaja que ofrecen estos profesionales, según explica Fernando Taberna Carvajal, director general de Executive Interim Management (EIM), es que son “ajenos a la crisis empresarial que van a solventar. No se sienten responsables. Simplemente, van a hacer su trabajo”.

El proceso comienza cuando una compañía con problemas contrata a EIM. Esta firma, que tiene en su cartera más de 500 profesionales, selecciona a los más adecuados a la empresa cliente, que elige al definitivo. Este directivo cuenta con el apoyo y el asesoramiento permanente de los consultores de EIM. Los contratos oscilan entre los seis meses y un año. Los honorarios, entre los 800 y los 1.200 euros por día trabajado, dependiendo del tamaño de la empresa y de la dificultad del problema. Por su parte, EIM paga sus especialistas entre 12.000 y 15.000 euros al mes, cuando se trata de proyectos de envergadura, y unos 10.000 euros cuando son menos importantes.

Los clientes que se dirigen a esta empresa de interim management son de todo tipo, desde empresas de capital riesgo a multinacionales, pasando por pymes y negocios familiares. El negocio va viento en popa y las previsiones de crecimiento para 2003 se cifran en el 75%.



Nueva imagen. Esta actividad, que ha tenido muy mala imagen durante muchos años, se presenta ahora como una alternativa a la mala gestión de aquellos que precisamente han llevado a estas empresas al borde de la quiebra. “Durante los años que llevo ejerciendo este trabajo puedo asegurar que las centrales sindicales prefieren abordar situaciones de crisis con un profesional ajeno a la empresa que con los directivos causantes de la mala situación”, señala Taberna.

Lo cierto es que cuando se habla con el director general de EIM uno no tiene la impresión de estar frente a un killer duro y despiadado, sino frente a un profesional. Tampoco Richard Gere ofrecía esa imagen devastadora en Pretty Woman, donde encarnaba a un ejecutivo encargado de estos asuntos. Y es que los tiempos cambian.

Otro de los sectores emergentes que está sacando partido al parón económico es el de las empresas dedicadas al outplacement. Su objetivo es facilitar la incorporación profesional de directivos y trabajadores despedidos. Estas compañías, que iniciaron su actividad en España a principios de los 90, son contratadas por las empresas en crisis, que pagan e incluyen sus servicios en las cláusulas de despido. Las outplacement ponen a disposición de los desempleados, generalmente ejecutivos, toda una batería de servicios. Desde un despacho y un ordenador, hasta una orientación profesional y personalizada sobre cómo vender su currículo y manejar su agenda de contactos. Además le facilitan un abanico de ofertas de trabajo adecuadas a su perfil.

Javier Martín, director general de Creade, firma que comenzó a trabajar en España a principios de los 90, informó a Nueva Economía de que su empresa no pudo aprovechar el tirón de la crisis del 92 por el desconocimiento que existía sobre esta actividad en nuestro país. Ahora, sin embargo, las cosas han cambiado. “En el primer semestre de este año, nuestra cartera de clientes se ha incrementado con 15 empresas. Algunas de ellas de la importancia de Alstom, Endesa, Espasa Calpe, Ford, Fujitsu, Leroy Merlin, NH Hoteles, Oracle, Sanitas o la Xunta de Galicia. En 2001 facturamos por valor de 1,8 millones de euros y las previsiones para 2002 ascienden a 2,5 millones”.

Las tarifas que pagan las empresas a Creade se fijan en función del nivel profesional de los demandantes. Los planes individuales para los altos ejecutivos oscilan entre los 5.000 y los 11.000 euros, mientras los programas colectivos cuestan entre 2.000 y 3.000. Los servicios de esta empresa se prolongan al menos un año y, según sus datos, en 2002, el 100% de los demandantes de empleo encontraron un trabajo apropiado antes de que finalizara este plazo.

Aparte de estos sectores emergentes, hay otros más tradicionales que recurrentemente se benefician de los momentos bajos de la economía. De la mano de las reestructuraciones empresariales, las regulaciones de empleo, las quiebras y suspensiones, se incrementa sobremanera la actividad de los despachos de abogados, que viven casi tan bien en las crisis como en las épocas de bonanza. “El principal negocio de los grandes despachos está en las fusiones y adquisiciones, y si las transacciones internacionales bajan se ven seriamente afectados. Pero también es cierto que compensan esta situación con el mayor movimiento que generan los problemas empresariales en los departamentos de laboral, procesal y concursal”, señala Julián García Rubí, socio director de la oficina de Cuatrecasas en Madrid.

Mientras el área de fusiones y adquisiciones de este bufete mantiene su volumen de negocio y baja el del mercado de capitales –apenas hay operaciones en Bolsa–, los ingresos por suspensiones y quiebras han subido un 50% respecto a 2001, y los encargos recibidos por despidos y expedientes de regulación de empleo crecen a ritmos del 35%.

Para los abogados, las crisis empresariales son épocas de bonanza, admiten desde el despacho Uría y Menéndez. “No es que se regodeen con ellas, pero su volumen de ingresos aumenta a la par que lo hace el número de pleitos por despidos, reestructuraciones para solventar situaciones críticas, insolvencias, suspensiones, quiebras, regulaciones de empleo… En general, los bufetes crecen tanto en los momentos de crisis como en los de expansión”.

Para las consultoras, por su parte, las crisis no son un momento radicalmente distinto a las épocas de expansión. Simplemente se modifican las necesidades de los clientes, que siguen recurriendo a ellas. “Si en momentos de bonanza se buscan fórmulas para crecer mediante la adquisición de empresas, capacidades o sectores, en las situaciones de ralentización o crisis se persigue mantener la rentabilidad y la tasa de crecimiento”, explica Ambrosio Arizu, vicepresidente de Mercer.

Al margen de actividades emergentes y tradicionales que crecen en situaciones de crisis, ahora hay un factor añadido: el miedo que, tras el 11-S, ha revitalizado otro sector, el de la seguridad. Tanto las empresas españolas que desempeñan tareas de vigilancia física (personas y edificios) como aquellas que protegen las comunicaciones y transacciones de las empresas y administraciones públicas en la Red, están viviendo un momento dulce.


DE ‘KILLER’ A PROFESIONAL

Fernando Taberna es el director general de EIM (Executive Interim Management) en España. De 57 años, es licenciado en Empresariales y MBA por la Universidad de Harvard. En su currículum aparecen los cargos de director general de Puleva o consejero delegado de Fosforera. Ha tenido que afrontar varios procesos de ajuste; recuerda hasta seis. Precisa que nunca se ha sentido como un killer, sino como un profesional que intenta hacer su trabajo y, cuando es posible, salvar la empresa y el mayor número de empleos.


LAS OTRAS CLAVES

Directivos estrella.
Las empresas de cazatalentos no atraviesan un buen momento: hay demasiada oferta de buenos profesionales y escasa demanda. Sin embargo, Carlos Montserrate, director general de RB Technology.net, apunta, en cualquier caso, que el mercado se disputa dos perfiles de profesionales: los jefes de seguridad de sistemas informáticos (dada la dependencia de todos los tipos de producción respecto a las nuevas tecnologías) y los técnicos especialistas en planes de contingencia para la gestión de catástrofes. Según Montserrate, los efectos del 11-S van más allá de la macroeconomía y afectan también a negocios menores.


Seguridad
La patronal de las empresas de seguridad, Aproser, reconoce el buen momento que vive el sector y advierte de que, por limitaciones legislativas, existe un déficit de 10.000 vigilantes en España. Tras el 11-S también destaca el crecimiento de nuevas empresas especializadas en seguridad cibernética, que como Safelayer, atraviesan un buen momento.

Profesionales de la crisis
Los grandes despachos como Garrigues, Cautrecasas, Uría y Menéndez o Ernst&Young abogados, admiten que aunque no se producen tantas quiebras y suspensiones como para que todos los bufetes españoles disparen su actividad, el nivel de ingresos de los departamentos laborales y procesales ha crecido hasta un 50%. “Los peores momentos para nosotros son los planos, cuando apenas hay actividad empresarial, porque domina la cautela”, señala el socio de Garrigues, Miguel Gordillo. Jaime López-Chicheri, director general de Ernst & Young Abogados, apunta, sin embargo, que su crecimiento esta planteado para momentos de expansión.

Previsiones
Pascal Persone, consejero delegado en España de Euler & Hermes, líder mundial de seguros de crédito, augura que el número de empresas españolas que quiebrará o suspenderá pagos aumentará en 2003. El directivo, que estima que afectará a 900 compañías, achaca este mal dato al tradicional desfase español en los procesos económicos. “España entra más tarde en las crisis, pero las acaba sufriendo”.




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