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 DIRECTORIO   Domingo 18 de mayo de 2003, número 175
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Irala aterriza en Bilbao para fusionar las cajas vascas
El resultado de las próximas elecciones municipales en el País Vasco marcará la velocidad de aproximación del reconocido gestor de Iberia al viejo objetivo político del PNV: la creación de una gran caja vasca
JESUS NAVARES. BELEN FERRERAS

Xabier de Irala tiene 56 años, luego está en plenitud de su saber empresarial. Ha culminado con éxito el encargo de su mentor, Rodrigo Rato, vicepresidente segundo del Gobierno, de privatizar con beneficios Iberia y descargar las cuentas públicas de sus pérdidas históricas. Es el abuelo de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), puesto que lleva al frente de una gran línea aérea más de siete años. Ha dicho en privado a su equipo de confianza que quiere comenzar a trabajar en un proyecto nuevo y la caja de Vizcaya le ha tentado. Casado con una francesa, nacido en Nueva York, Irala tiene familia en el sur de Francia y su padre, Antton de Irala, fue secretario de José Antonio de Aguirre, el primer lehendakari del Gobierno vasco. ¿Más avales? ¿A qué va a Bilbao? Verde y con la BBK.


«Irala se tomará su tiempo. No sólo tiene que esperar al resultado de las próximas elecciones municipales y autonómicas para mover pieza. Debe esperar, incluso, al resultado de las elecciones generales de 2004. Pero seguro que intentará llevar a cabo el viejo sueño de poner en pie la gran caja de ahorros vasca, fusionando BBK con Kutxa [la caja de ahorros de Guipúzcoa y San Sebastián] y sumando a Caja Vital [la Caja de Vitoria y Alava]», aseguran en los mentideros políticos vascos. Eso sí, que nadie espere que el lehendakari, Juan José Ibarretxe, muestre un gran interés sobre el asunto. La sensibilidad política sobre esta posible fusión es el equivalente a un cebo nuclear.


Por esta razón, el portavoz del Partido Nacionalista Vasco en la comisión de Economía del Congreso, Pedro Azpiazu, es todo un manojo de equilibrios: «La fusión de las cajas siempre ha estado en el programa nacionalista, pero no creo que ahora sea una prioridad. No digo que Irala no vaya a trabajar por ella y que no sea la persona para intentar conseguirla, pero hablar hoy de fusión es prematuro. Nadie cuestiona la bondad de la fusión, ya que las cajas ya no tienen casi terreno para expandirse, pero eso mismo pensábamos hace unos años y seguimos igual. Este asunto no está en la parte alta de la agenda del Gobierno vasco».


Como se aprecia en los datos de la tabla adjunta, las dos principales protagonistas de esta operación, desde el punto de vista de los recursos ajenos, son BBK (Vizcaya) y Kutxa (Guipúzcoa). A mucha distancia se sitúa Caja Vital (Alava), pero su valor radica en la carga simbólica que aporta y en que está implantada en la provincia vasca con más disponibilidad de suelo industrial de las tres.



Bregado en tareas difíciles

Alava es la provincia con menos ataduras nacionalistas, ya que la mayoría de sus ciudadanos ha integrado desde hace tiempo el llamado espíritu vasco como un elemento más de la discusión u oferta política. Tiene la mayor renta per cápita y el menor índice de paro del País Vasco. Por esta razón, el PNV está empecinado en limitar la alta representación política que poseen el PP y el PSOE en Alava. Vitoria es, precisamente por estas razones, donde radica la sede del Gobierno vasco.


La fusión de las cajas vascas, tan ansiada desde los ámbitos nacionalistas, ha resurgido con el anuncio oficioso de que Irala es el elegido para sustituir a José Ignacio Berroeta al frente de BBK. El, todavía, presidente de Iberia, está bregado en la gestión de empresas difíciles y se conocen bien sus dotes como negociador, pero conseguir unificar las tres cajas no va a ser una tarea fácil.


Hasta ahora, el empeño mostrado por el Ejecutivo vasco para conseguir la fusión no ha sido suficiente. No sólo no ha servido para convencer a los partidos políticos de la oposición, que se han mostrado siempre radicalmente en contra, sino que ni siquiera ha contado con el apoyo claro de las cúpulas de las cajas. El propio presidente de BBK, Berroeta, se ha cansado de repetir que la decisión de fusionar las cajas era «política» y, por lo tanto, que eran los políticos los que debían ponerse de acuerdo.


Incluso, Berroeta ha hecho gala, no se sabe si por decisión táctica, de su desinterés, al argumentar que la fusión no es necesaria para la buena marcha de cada una de las tres cajas, a la vista de los resultados que arrojan por separado.


«La fusión de las cajas sólo se producirá después de que exista un acuerdo político», afirma Antton Damborenea, parlamentario del PP, y «eso es algo que, hoy por hoy, está muy distante».El PP vasco está convencido de que la Ley de Cajas Vascas que aprobó el Parlamento autónomo el pasado día 7 -después de una larga polémica y con la amenaza de que sea el propio Gobierno central el que la recurra-, tiene como uno de sus principales objetivos facilitar la fusión de las tres entidades.


Esta ley impone a las cajas vascas la renovación de los cargos en el plazo de seis meses después de aprobada la norma. Esto, según la oposición, permitiría recuperar al PNV cuotas de poder perdidas ahora, especialmente en Caja Vital, controlada por el PP -la Diputación de Alava y el Ayuntamiento de Vitoria están gobernados por los populares-. Los resultados electorales del próximo día 25 dilucidarán parte de los escollos que tendrá que salvar Irala a partir del 12 de junio, cuando el presidente de Iberia tiene previsto anunciar su marcha a Bilbao, a la sede de BBK.


Hay quien piensa que el PP puede estar preparando una finta magistral al PNV. En todo caso, en Iberia, donde se conoce bien la capacidad y el empuje de Xabier de Irala, se da por descontado que no irá a la BBK «para ver pasar el tiempo, ya que como poco, pondrá las primeras traviesas para que el tren de la gran caja vasca pueda circular». De momento, el caramelo de la fusión ya tiene su envoltorio de celofán.




 
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