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 DIRECTORIO   Domingo 22 de junio de 2003, número 180
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EMPRESAS
Emilio Botín promete beneficios récord en una junta con tensión
El presidente del SCH aseguró que el banco ganará un 11% más y los accionistas pidieron explicaciones por los pagos millonarios a Amusátegui y Corcóstegui.
Por Ana Lorenzo / Santander

Los millonarios pagos del Santander Central Hispano (SCH) a ex altos cargos, las retribuciones percibidas en 2002 por su consejo de administración, las críticas sobre la pérdida patrimonial del grupo y las tensas relaciones con los sindicatos ensombrecieron ayer la junta de accionistas de la entidad. Y todo ello a pesar de que su presidente, Emilio Botín, se comprometió a cerrar el año con un beneficio récord de 2.500 millones de euros, un 11% más que en 2003.


Botín hizo gala ayer de una de sus máximas favoritas, la de que «cada día tiene su afán». Si al iniciarse 2003 optó por no dar previsiones sobre beneficios y se declaró firme partidario de las fusiones en Europa, seis meses después parece haber cambiado de opinión.

El banco confía ahora en que la mejora del clima económico propiciará un aumento del negocio, y de que éste, a su vez, engordará la cuenta de resultados, tras la merma sufrida en 2002, principalmente por las depreciaciones de las divisas latinoamericanas. El nuevo compromiso del grupo es alcanzar al cierre del ejercicio en curso un beneficio de 2.500 millones de euros, lo que supondría un 11% más del obtenido el año pasado.


El presidente del SCH alabó la gestión del Gobierno de Aznar: «La economía española se está destacando notablemente en cuanto a su crecimiento y a la creación de empleo, del resto de las economíaS de la Europa occidental. Ello ha sido posible gracias a una política económica que ha puesto el énfasis en la reducción del déficit presupuestario y en la introducción gradual de reformas estructurales, que espero continúen».


El presidente del SCH negó que el banco necesite realizar nuevas adquisiciones para asegurar su crecimiento futuro. «En las actuales circunstancias europeas, cuando no se ha avanzado suficientemente en la integración de los mercados financieros y existen aún importantes obstáculos regulatorios, es muy difícil que pueda llevarse adelante una fusión transfronteriza entre iguales que cree valor para los accionistas», dijo Botín, quien meses atrás abogó por una pronta unión bancaria en la zona euro.


En este terreno, tampoco faltaron loas al Gobierno, tras la OPA lanzada recientemente por Barclays para hacerse con el control del Banco Zaragozano. «Es fundamental que los países abandonen ciertas reticencias nacionalistas que dificultan que las iniciativas privadas puedan prosperar», señaló Emilio Botín.


Tras los discursos llegó el turno de los accionistas. La tensión arrancó nada más iniciarse los ruegos y preguntas, y después de que Botín fijara en cinco minutos el tiempo máximo de intervención de los accionistas. El presidente del SCH decidió no celebrar el pasado mes de febrero la junta, al conocerse las abultadas cantidades que percibieron el ex copresidente y el ex consejero delegado, José María Amusátegui y Angel Corcóstegui, respectivamente, tras dejar el banco (43 y 110 millones de euros cada uno).


La estrategia no le valió de mucho porque fue el tema recurrente de las intervenciones. Las más de cuatro horas concluyeron con el rechazo a la moción de censura planteada por el ex consejero del Español de Crédito y condenado por el caso Banesto, Rafael Pérez Escolar. Su propuesta perseguía la destitución del presidente, la del consejero delegado, Alfredo Sáenz y la del vicepresidente Jaime Botín.


El ex colaborador de Mario Conde fue junto a otros de los intervinientes el mentor de la querella contra Botín, a quien acusan de un presunto delito societario por las cantidades que percibieron los ex directivos procedentes del extinto Central Hispano. La juez de la Audiencia Nacional, Teresa Palacios, investiga todavía el caso.



Explicaciones

El presidente optó por ceder la palabra al responsable de la comisión de nombramientos y retribuciones del SCH, Fernando de Asúa, que dio detallada cuenta sobre la inclusión, en la memoria, de las millonarias cifras, y de cómo la fórmula de pago (un compromiso de pensión en el caso de Corcóstegui y un bonus en el de Amusátegui) «se ajusta a la estricta legalidad de las prácticas contables».


A diferencia de otras ocasiones, Botín evitó el enfrentamiento verbal con los accionistas quejosos por la «calamitosa actuación del banco», aunque en el Palacio de Festivales de Santander no faltaron los abucheos y los insultos dirigidos al entorno de Pérez Escolar.


La respuesta a las innumerables protestas de los 13 accionistas que finalmente participaron (se extendieron a la negativa evolución de la acción durante 2002, el dividendo e incluso al plan de ordenación urbana de Boadilla del Monte, localidad madrileña donde el banco va a trasladar a sus empleados) fueron contestadas por el secretario del consejo, Felipe Benjumea.


Este rechazó tajantemente el análisis de las cuentas ofrecido por Pérez Escolar e insistió en que el consejo del grupo se redujo las atenciones estatutarias un 10%, mientras que el conjunto de las retribuciones de los consejeros ejecutivos bajaron un 17%, «en línea con la reducción en un 9,6% del beneficio atribuido del grupo».


La novedad, este año, la puso Botín, con su decisión de que los accionistas le remitieran por carta y correo electrónico las preguntas. Hubo un total de 946, que el presidente despachó con celeridad, aunque se comprometió a aceptar algunas de las sugerencias.




EL IMPACTO DE LAS DEPRECIACIONES

Emilio Botín reconoció ayer en la junta de accionistas que el grupo Santander Central Hispano consiguió durante el pasado ejercicio neutralizar el impacto de las depreciaciones de las monedas latinoamericanas sobre los fondos propios (unos 2.700 millones de euros) a través de la fuerte generación de resultados recurrentes. Pese a negarlo en otras ocasiones, aseguró que ese objetivo se logró gracias a la venta de participaciones industriales significativas, como Dragados, Vallehermoso o el 3% del Royal Bank of Scotland, entidad con la que mantiene una alianza estratégica. Botín también repasó la inversiones del grupo en Latinoamérica (17.325 millones de euros) y, al respecto, manifestó que éstas están madurando muy rápidamente. «En los últimos tres años, hemos obtenido un beneficio neto de 4.000 millones de euros en Brasil, México y Chile. Y teniendo en cuenta esta capacidad de generación de beneficios en la región, nuestros bancos han retribuido el capital invertido con dividendos por un total del 2.300 millones de euros, de los que 1.178 millones se recibieron el año pasado», aseguró el presidente del banco. La junta de accionistas de la entidad también aprobó ayer la supresión de las medidas estatutarias de blindaje contra ofertas de compra hostiles en «defensa de los intereses de los minoritarios», según explicó su presidente, Emilio Botín.


 
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