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 DIRECTORIO   Domingo 7 de diciembre de 2003, número 199
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EL NEGOCIO HISPANO MARROQUI
Aznar disputa a Francia el 'pastel' de Marruecos
Los inversores españoles han hecho grandes desembolsos en Marruecos y ahora las 'pyme' -sobre todo las textiles- son muy activas, pero los empresarios piden un gran contrato para archivar años de litigios estériles. En la próxima cumbre de Marraquech, España transmitirá al reino alauí que no puede limitarse a tener a Francia como único 'gran abogado' ante los negocios europeos
JESUS NAVARES
Aznar, ausente ante la cortesía de Guterres y Chirac a Mohamed VI en una pasada cumbre. / ENRIC MARTI / AP
   

Son 12 los kilómetros que separan la costa española de la línea marroquí en su punto más cercano. Es el equivalente a la tensa mirada de los 1.000 metros de un soldado de infantería entrenado en fuego real. No observar el peligro a los pies, ni perderse en los miedos lejanos. Es la guerra; son los negocios. Aunque las jerarquías, la irracionalidad y el impacto social no son semejantes en ambas situaciones. Desde la última visita de José María Aznar, presidente del Gobierno español, a Marruecos en 2000 sólo ha habido desencuentros.


La inversión española se muestra ajena al cansino ritmo diplomático, sobre todo cuando las cifras muestran, en el caso de Marruecos, que los negocios caminan con su propio paso. Los empresarios reclaman más movi- lización política y un gran proyecto de negocio que sitúe las cumbres más cerca del suelo.

Esta semana, Aznar y Mohamed VI se verán las caras en Marraquech para escenificar internacionalmente el cierre del conflicto del Islote Perejil y dar impulso a las relaciones comerciales. Y, de paso, el Ejecutivo español lanzará un mensaje también para terceros: «Marruecos sabe que el dinero, la estabilidad y gran parte de su bienestar vienen de Europa, pero debe asumir que no le basta con Francia como único gran abogado. España nunca hasta ahora ha competido con Francia por ser el primero de la clase, pero nosotros somos los vecinos reales al otro lado del Estrecho». Se transmita literalmente o no, esto es lo que se piensa en los despachos bien informados del Ejecutivo español.

Las discordancias entre ambos países -con el último conflicto del Islote Perejil como hecho más grave- no han afectado casi nunca a las relaciones económicas.

Las exportaciones marroquíes han aumentado un 52,79% entre 1999 y 2002 y las importaciones españolas han superado en ese periodo un crecimiento del 96%. Esto, que significa el mantenimiento de la favorable tasa de cobertura para los productos españoles, se traduce en graves desequilibrios para Marruecos, ya que es la tónica general de su balanza comercial.

La monarquía alauí sólo compensa este gran desajuste con las remesas que envía su diáspora europea. En 2001, llegaron por esta vía 3.300 millones de dólares. Esta cantidad experimentó un gran aumento en 2002, aún sin contabilizar, debido a la gran progresión de sus comunidades de emigrantes, sobre todo en España y Holanda. Pero la sociedad marroquí pide más y el fundamentalismo islámico, todavía bajo el control del sello real de la monarquía -que desciende de Mahoma- crece políticamente. Un grave problema para las dos orillas.

Grandes empresas como Telefónica, Endesa o Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) han realizado importantes apuestas en el país vecino; por el propio interés en la zona y como plataforma para el Magreb (Marruecos, Argelia, Túnez y Libia). Pero, después de los grandes desembolsos realizados, las que ahora muestran un mayor dinamismo son las 900 pymes que han localizado nichos de mercado.

«Detectamos una gran capilaridad empresarial en Marruecos. En estos momentos, hay numerosas pymes españolas involucradas en pequeñas operaciones. Y el mejor ejemplo procede del sector textil, en el que se está dando una interesante paradoja», constatan en la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).

A pesar de la brutal competencia de China -el país oriental controla el 50% del negocio textil mundial-, esta manufactura marroquí mantiene su competitividad gracias a un factor ajeno a la baratura de la mano de obra: su cercanía a Europa. La moda debe reaccionar casi en horas a los tirones del mercado y China está mucho más lejos.

Los empresarios españoles admiten los progresos comerciales de Marruecos, pero echan en falta una gran operación de inversión que sitúe a la empresa española en el lugar que le corresponde.«Si descontamos los grandes desembolsos realizados en el pasado más reciente por Telefónica o por la central de Endesa, el capital español carece de un gran proyecto en Marruecos que sirva de exponente de nuestra gran capacidad», aseguran fuentes empresariales.Al mismo tiempo, habría que añadir, se llenaría de contenido el sonsonete sobre «los tradicionales lazos de amistad y cooperación entre los reinos...».

España ha lanzado el guante: una gran oportunidad puede nacer en torno a las recientes prospecciones petroleras o al desarrollo de infraestructuras.

¿Qué hace falta para que Marruecos y España estrenen el siglo? Voluntad política por ambas partes y recursos financieros, aseguran los empresarios. Desde un gran proyecto de gasificación de ciudades (olvidado en los cajones), hasta miles de kilómetros de carreteras y líneas de ferrocarril, pasando por un gran complejo petroquímico, pueden conformar los grandes intereses compartidos.

Aunque no se admiten muchos paños calientes. Repartiendo las críticas a ambos gobiernos, los inversores españoles resaltan graves deficiencias en el país vecino. Para empezar, que el proceso privatizador está estancado. Y las empresas públicas marroquíes son todopoderosas en los sectores del agua, electricidad, telecomunicaciones, transporte y productos manufacturados.

La experiencia de negocio ya acumulada presenta otras deficiencias: escasez y elevado coste del terreno industrial; baja eficiencia de la Administración local, con un alto grado de burocracia; un nivel de corrupción muy extendido, aunque, principalmente, de pequeñas partidas; un ritmo negociador diferente, que bien remarca la guía del inversor de la oficina comercial -«hay que mentalizarse a una valoración y medición del tiempo distinta»-; y un alto coste energético, ya que la electricidad, por ejemplo, es un 25% más cara que en España.

Con todas estas dificultades, y más acrecentadas en los primeros tiempos inversores, en 2002 se materializó la concesión de la segunda licencia de telefonía móvil al consorcio Médi Telecom, participado en un 30,5% por Telefónica y Portugal Telecom. Esta compañía comenzó a operar en 2000, cuando la inversión prevista era de 36.700 millones de pesetas.

Sol Meliá, mantiene un gran programa de inversiones en Marruecos contra viento y marea. A pesar de los choques diplomáticos y el 11-S, Sud Lux, participada por el grupo hotelero español, mantiene su calendario para la construcción de un complejo en Agadir con una inversión de 97,4 millones de euros. En este proyecto, Sol Meliá se asocia con Afriquia, Idou Management, Upline Securities y la Banque Marocaine pour le Commerce et l Industrie (BMCI).

Gas Natural, que controla el 72,1% de Metragaz -empresa marroquí de la que forma parte Transgas, Sociedad Portuguesa de Gas Natural, y SNPP (Societé Nationale des Produits Pétroliers)-, explota el tramo marroquí del gasoducto Magreb-Europa. Su apuesta reciente, mientras llegan otras oportunidades, es ampliar en un 50% la capacidad de transporte, mediante la instalación de nuevos equipos.Durante 2002, el 29,2% del aprovisionamiento de gas natural que llegó a España se hizo a través de este gasoducto.

Y no sólo las muy grandes. Roca Radiadores, en febrero de 2001, anunció la inversión de 22,4 millones de euros (unos 3.700 millones de pesetas) en su factoría de Marruecos y, por el momento, todo sigue su marcha. Coviran, principal cooperativa andaluza de distribución comenzó a operar en Marruecos en 2001 con la marca Covimar. Cobega, concesionaria en parte de España de Coca-Cola, adquirió en noviembre de 2002 siete empresas embotelladoras de la firma estadounidense en Marruecos. En total, 84,18 millones de euros, invertidos a través de Equatorial Coca-Cola Bottling Company, para controlar el 30% del negocio de Coca-Cola en Marruecos.

Hay mucho más. Abengoa Maroc, en montajes eléctricos; Alsa, con el transporte urbano en Marraquech; El Corte Inglés; Dicoma, en importación de juguetes; Gonvarri, en chapa cortada; Hijos de Angel Colomer, en pasamanería; International Underwear, con prendas interiores de vestir; o Taim-TGF, en equipos de minería, elevación y transporte, son varias de los cientos de iniciativas empresariales españolas materializadas en Marruecos.

Hay un gran capítulo, el de las infraestructuras, en el que España ha tropezado y en el que se mantiene la esperanza de tomar un protagonismo equivalente al alto desarrollo técnico español.«La negociación de los rectificados de las obras públicas -[las conocidas derramas, debido a los imponderables de la construcción, digamos]- nos ha causado problemas. Este asunto ya se está tratando a nivel ministerial y está en vías de reconducirse», aseguran los empresarios del sector. El caso es que las constructoras españolas no guardan una grata experiencia, pero las perspectivas son tan grandes que nadie reniega del todo.

Y en similar situación se encuentra el sector pesquero. A pesar de que fue la causa hace dos años -o el efecto del deterioro político interno marroquí, según otras fuentes-, de un grave conflicto diplomático, España no da por perdida la colaboración en este área. «Creemos que, por encima de la susceptibilidad, ambas partes somos conscientes de que la explotación pesquera puede ser de un gran interés recíproco», dicen los inversores españoles.

Y el recelo es otro de los grandes problemas que enredan las relaciones con el país vecino, cuya máxima expresión puede ser la reclamación territorial, ante la ONU, del Sáhara. El régimen marroquí parece haber caído en su propia trampa, al convertir este asunto en la medida interna de su éxito, cuando, según la legalidad internacional, todo apunta a un pacto con el Frente Polisario. Colin Powell, secretario de Estado de EEUU, se lo ha recordado esta semana a Mohamed VI. Y la fuerza de los hechos, además, es incontestable: el coste del muro de seguridad del Sáhara es insostenible.

En todo caso, tenga éxito el Plan Baker o una versión actualizada de él, España transmite su cansancio en la repetición del mensaje a las autoridades marroquíes sobre el protagonismo de la ONU en este asunto.

Sin responsabilizar a un tercero sobre la malicia de enredar madejas -como la delimitación de aguas entre España y Marruecos, con las implicaciones correspondientes en la búsqueda de hidrocarburos-, el Ejecutivo español ya fijó su posición una vez que la crisis de Perejil fue archivada. «No sabemos si Mohamed VI ha llegado a tal conclusión o alguien le ha convencido. Pero el argumento de que España necesita a Marruecos, y viceversa, es mucho más importante, sobre todo ahora, que en ningún otro momento histórico.Y España sólo puede hacer una cosa. A la larga, o nos quedamos como estamos, siendo cada uno responsable de sus actos, o llegamos a acuerdos. De momento, tratamos de que ninguno haga nada a escondidas».La próxima cumbre debe avanzar; al menos unos pasos más.




EN BUSCA DE UN PACTO PREVIO PARA DELIMITAR LAS AGUAS
J. N.

El Consejo de Ministros de 21 de diciembre de 2001 concedió a Repsol los derechos de prospección petrolífera en siete zonas marítimas de las Islas Canarias. Dos de estas localizaciones -que se encuentran en aguas de Fuerteventura y Lanzarote- se encuentran en la zona que Marruecos reclama como parte de sus aguas juridiccionales. El 31 de enero de 2002, el Gobierno de Rabat reaccionó con dureza y calificó esa decisión del Consejo de Ministros español de «enemistosa e inaceptable».


Ligado a este hecho o no, meses más tarde se produjo el accidente diplomático del Islote Perejil, que a punto estuvo en degenerar en un conflicto internacional, a pesar de la aparente nimiedad del trozo de roca en disputa.

Con el retorno diplomático de los embajadores y restablecido el diálogo, marroquíes y españoles han celebrado ya cinco reuniones técnicas para abordar la delimitación de los espacios marítimos.

Fuentes del Ejecutivo español han asegurado a NUEVA ECONOMIA que, en la actualidad, «se sigue trabajando con Marruecos para llegar a un acuerdo provisional en torno a la delimitación de las aguas territoriales». Tanto en el caso de las prospecciones canarias, como las que se sitúan en el Mar de Alborán, establecer la línea equidistante a las respectivas zonas costeras es un método demasiado vago cuando se habla de perforaciones.


Ser pragmáticos


De momento, ante las dificultades para cerrar esta negociación en un tiempo razonable, Repsol YPF y el organismo público marroquí responsable de los hidrocarburos (Onarep) han decidido ser pragmáticos.

Como se aprecia en la ilustración, la petrolera española ha sido autorizada recientemente a explorar en el litoral atlántico marroquí, en una zona que se extiende desde Tánger hacia el sur, hasta Larache. La zona cubre 6.000 km2 (similar a la provincia de Gerona), que la empresa explorará durante ocho años, según explica Iñigo Moré, de la Consultora de Mercados Emergentes, en un reciente trabajo realizado para el Real Instituto Elcano. Repsol

ya explota e investiga otros yacimientos en la vertiente española de la misma zona, a unos 30 kilómetros al sur de Huelva.

En el caso de las exploraciones en las costas del Sáhara, el asunto se vuelve mucho más enrevesado, ya que la ONU ya estableció que los Acuerdos de Madrid de 14 de noviembre de 1975 no otorgaron ningún título de soberanía a Marruecos. Según el derecho internacional, la explotación de la riqueza del Sáhara occidental debe ser autorizada por el pueblo saharaui.

En 2001, Marruecos facilitó concesiones de investigación en esas aguas a las petroleras Kerr Macgee (EEUU) y TotalFina (Francia).Por su parte, el Frente Polisario contrató a la petrolera australiana Fusion Oil. Ultimamente, Fusion Oil ha vendido a la británica Premier Oil una opción sobre el 35% de su contrato.

La madeja aumenta al olor del petróleo y el Gobierno argelino también se está mostrando muy activo en el Mediterráneo, en unas zonas marítimas cuya disputa puede generar un conflicto a tres bandas, puesto que marroquíes y españoles consideran que sus intereses están afectados.


¿Década prodigiosa bis?
TOM BURNS MARAÑON

Si alguien albergaba alguna duda acerca de los cambios que han tenido lugar en España a lo largo del posfranquismo -por ejemplo los que no ven Cuéntame- el Instituto Nacional de Estadística se ha encargado de despejarla con la presentación estos días del grueso informe repleto de datos La Sociedad española tras 25 años de Constitución. Uno se entera, entre otras cosas, que el 13,2% de los hogares españoles no tenía entonces agua corriente y que ahora lo tiene el 100%. La radiografía es espectacular: los casi dos millones y medio que trabajaban en la agricultura han pasado en este periodo a ser menos de un millón y los cinco millones y pico de empleos en el sector servicios son ahora más de diez. Pues bien, ya quisiera Marruecos estar hoy donde estuvo este país cuando votó un seis de diciembre de 1978 a favor de la democracia parlamentaria y la monarquía constitucional.

La realidad es que Marruecos está ahora en el lugar que ocupaba España antes de comenzar esa década económicamente prodigiosa de los 60, que hizo posible el éxito de la posterior transición política. Cuando realmente se transformó la sociedad española fue en el tardofranquismo, un periodo marcado por la entrada masiva de extranjeros camino del sol y playa hispanos y la salida, no menos numerosa, de españoles en busca de un trabajo que les permitiese ahorrar. El cambio que cualquier persona sensata desea para Marruecos reside a corto plazo en el fomento de su turismo y en las remesas de su población emigrada. De esto España sabe mucho. Mientras, la empresa española deberá apostar por un milagro económico marroquí. Hace 40 años, España fue receptora de crecientes flujos de inversión extranjera y hoy en día, lo mismo que Alemania entonces, España exporta capital e importa mano de obra.


OTRAS CLAVES

UN EURO POR MAS DE 10 DIRHAM

Moneda apreciada. La divisa marroquí es el dirham, cuyo cambio medio en 2002 fue de 10,390 con respecto al euro y de 11,020 con el dólar. En abril de 2001 se realizó una devaluación del 5% para animar las exportaciones, pero los expertos en divisas estiman que el dirham sigue excesivamente apreciado. Cuando el dólar no era débil, la respuesta marroquí, ante una devaluación, era que supondría un alto coste para el país, pues mantiene un gran volumen de deuda en dólares. El cambio lo fija el banco central marroquí (Bank Al-Maghrib) según una cesta de monedas en las que el dólar tiene el peso.

Sectores de interés. Los inversores españoles buscan proyectos preferentemente en los sectores energético, pesquero, en hostelería y turismo, infraestructuras, tratamiento de aguas y residuos y en maquinaria y materiales textiles.


PENDIENTES DE COBRO


Las constructoras, enfadadas. Este viernes pasado se celebraban dos eventos de distinta relevancia. En Túnez, los jefes de Estado y de Gobierno de España, Francia, Italia, Portugal y Malta, más los de Marruecos, Mauritania, Argelia, Túnez y Libia -el conocido grupo 5+5- abordaban el problema de la inmigración. La reunión, anque sólo era de carácter consultivo, tuvo lugar sin contratiempos.En cambio, otro acto previsto en España, en el que iba a realizarse una presentación marroquí de varios proyectos de infraestructuras, en el que el Ministerio de Fomento actuaba de mediador, no llegó a celebrarse. El encuentro se pospuso sin fecha y sin más explicaciones, pero sí ha trascendido que existe un gran malestar entre las grandes constructoras españolas debido al impago por parte marroquí de diversas partidas de gasto de obras ya realizadas.


 
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