EL MUNDO / Domingo 10 de octubre de 1999 / Número 2


 

EMPRESAS

Los sindicatos barren para CASA
CCOO y UGT no aceptaran la fusion con dasa si no se invierten en dos años 60.000 millones y se respetan los 7.400 empleos

JULIAN GONZALEZ

La privatización de CASA no acaba de cerrarse. Los sindicatos no parecen estar muy convencidos con la operación y han vuelto a pedir nuevos datos a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi). La empresa pública se integrará en un nuevo grupo aeroespacial que constituirá con la sociedad alemana Dasa, controlada por DaimlerCrysler.

CCOO y UGT temen que la nueva sociedad aeroespacial pueda conducir a un recorte de las actividades españolas y, por elevación, provoque una reestructuración de plantilla ­en la empresa trabajan más de 7.400 personas, de las que un 20% posee una alta cualificación­. Ante este temor, los sindicatos han enviado un protocolo a la Sepi exigiendo una serie de compromisos, una circunstancia que va a provocar que el proceso se alargue en el tiempo y no pueda cumplirse el calendario previsto.

Las intenciones de la Sepi y de DaimlerCrysler son tener cerrado el acuerdo en octubre pero las complicaciones que han surgido en Iberia, y las nuevas exigencias de los sindicatos van a dilatar la operación. Los dos socios fijaron en junio pasado las condiciones industriales del nuevo grupo pero falta plasmarlas en el papel. Los abogados de la Sepi y de DaimlerCrysler están trabajando desde septiembre en la elaboración del documento final. Ambas partes coinciden en que es una operación de mucho calado, dentro de un sector clave como el aeronáutico y muy compleja en el diseño no sólo accionarial sino de reparto de actividades.

La fusión de CASA y DASA supone configurar una nueva empresa NewCo AG, que tendrá una cifra de negocios de 1,627 billones de pesetas y un nivel de plantilla que supera los 53.000 trabajadores. El nuevo holding empresarial se convertirá en el primer accionista del proyecto Airbus (42,1%) y del eurofighter (46%).

El documento enviado por los sindicatos a la Sepi no cuestiona el objetivo ni la necesidad de la fusión. Lo que reclaman es que la empresa española se mantenga intacta y que no varíen ninguna de las actividades. La empresa española dispone de siete centros de trabajo frente a los 28 que aporta la compañía alemana. CCOO y UGT temen que en algunos de los casos exista duplicidad de funciones y que la fusión obligue a cerrar algunas de las instalaciones.

Para asegurarse de que esto no suceda reclaman un calendario de inversiones para el periodo 1999-2000. Los sindicatos han cifrado en 60.000 millones de pesetas las necesidades de la compañía. Además exigen el compromiso por parte de de la Sepi de que seguirá en el capital durante al menos tres años, a contar desde el cierre del acuerdo. Respecto a las actividades, piden que en el nuevo grupo CASA mantenga toda su actividad en el área de aviones de transporte militar y el negocio comercial. En el consejo exigen un representante.

Creada para las armas

CASA es una de las pocas empresas del antiguo INI que no vive bajo la amenaza de cierre, sino todo lo contrario. Factura al año 170.000 millones de pesetas; gana 8.000 millones y se encuentra en la vanguardia de las empresas del sector aeroespacial. Es una de las escasas sociedades públicas que posee tecnología y productos propios en un segmento de negocio revolucionario. La compañía actual no tiene nada que ver con aquella empresa que se creó en 1923 para atender los pedidos de las Fuerzas Armadas. En los años treinta llegó a fabricar el 90% del material aeronáutico facturado en España. Las fuertes inversiones que debió acometer entonces la llevaron a caer en las manos del INI.

 


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