EL MUNDO / Domingo 10 de octubre de 1999 / Número 2


 

EMPRESAS

Puleva, Parmalat y Leche Pascual quieren más concentración
Las últimas adquisiciones de los grandes grupos lácteos auguran movimientos en un sector en el que la leche líquida pierde peso en el negocio y la batalla se centra en los productos derivados

Paloma Bravo

El sector lácteo no quiere quedarse atrás en la carrera por la concentración. La escasez de materia prima, por las reducidas cuotas de producción de leche autorizadas desde Bruselas, y el estrecho margen comercial que deja la leche líquida, debido a la férrea competencia en el sector, han favorecido en los últimos años la absorción por parte de los grandes grupos empresariales de empresas familiares en números rojos o con dificultades económicas para subsistir.

De hecho, según datos facilitados por la consultora DBK, cinco compañías, de las 200 existentes, (Leche Pascual, Corporación Alimentaria Peñasanta ­que agrupa a las marcas Central Lechera Asturiana, Larsa y Cebalsa­, Leche Celta, Iparlat y Puleva) copan el 50% de la cuota de mercado.

Los expertos aseguran que la carrera hacia la concentración no ha hecho más que empezar, y es previsible que se acelere a corto plazo. El motor que impulsa este proceso es el estrechamiento que están experimentando los márgenes comerciales. El objetivo de grupos como Puleva, Parmalat y Leche Pascual no es otro que obtener más cuota de leche española, aumentar las economías de escala y mejorar la capacidad contractual frente a los canales de distribución.

Además, otra máxima que regirá este mercado a corto plazo es diversificar o morir. La leche líquida deja cada vez menos beneficios, y las cuentas de resultados de las empresas engordan año tras año gracias a otros productos lácteos, como los yogures, los batidos o las leches enriquecidas.

Encuentros y desencuentros

La primera gran operación en el sector de los últimos años ha estado capitaneada por dos conocidos financieros, Guillermo Mesonero Romanos y Javier Tallada. Hace cinco años entraron en el capital de Puleva, aprovechando la suspensión de pagos de la compañía. En este tiempo han logrado lo inesperado, y Puleva ha pasado de tener 175 millones de números rojos en 1995 a disfrutar de unos beneficios de 3.232 millones en el pasado ejercicio.

Estos dos expertos en comprar y reflotar empresas en crisis no se conformaron con un pequeño pedazo del pastel lácteo. Quisieron crecer a costa de lo que fuese, incluso aunque tuviesen que enfrentarse a toda una institución dentro del sector, el presidente de Clesa y vicepresidente de la CEOE, Arturo Gil. Así, en el verano de 1998, anunciaron la toma del 23,1% de Clesa, tras la adquisición de Mercantil Hispano Africana por 3.350 millones de pesetas.

Gil no recibió de buen grado a sus nuevos socios, y maniobró con habilidad para cerrar un trato con Parmalat, en virtud del cual la multinacional italiana se hacía con el 51% de Clesa. De esta forma, cerraba a Tallada y Mesonero Romanos el camino hacia la toma de control de la empresa.

La permanencia de Puleva en Clesa dejó de tener sentido. Hace dos meses, al calor del verano, este culebrón llegó casi a su desenlace. Según fuentes del sector, Arturo Gil, incómodo con la presencia de los ejecutivos de Puleva en la compañía que preside, negoció con Caja Madrid que actuase como intermediario y adquiriese la participación de Tallada y Mesonero Romanos por 4.000 millones de pesetas.

Según estas mismas fuentes, la jugada es clara: "Caja Madrid actuó como depositario de Arturo Gil, y éste ha pactado con Parmalat venderle esta participación en el plazo de un año para que la italiana se haga con el control casi total de la compañía".

De momento, la colaboración entre ambas compañías está dando sus primeros pasos. El presidente de Clesa asegura que "ya estamos produciendo mantequilla y queso con la marca Parmalat para el mercado portugués y, aunque aún la estrategia conjunta no es clara, en un futuro pensamos distribuir todos los productos conjuntamente, como se está haciendo en Mallorca y Valencia. Además, antes de que acabe el año está previsto que Parmalat Ibérica desaparezca y quede a lo sumo para la tenencia de las acciones de Clesa".

Tras el fiasco de Clesa, Puleva debía buscar otra empresa sin perder tiempo. Crecer resulta imprescindible en un sector en el que la materia prima es un bien escaso. Sólo así se consigue mayor cuota láctea.

Golpe de mano

Justo cuando Leche Pascual estaba en conversaciones con la Xunta de Galicia para la compra de Leyma-Ram ­a la cual ya le había pedido un aval de 6.000 millones de pesetas­, Puleva negociaba directamente con los ejecutivos de la lechera gallega. De esta forma, se hizo con el 75% de la compañía, a través de una ampliación de capital.

Puleva prevé que Leyma-Ram aporte este año unos mil millones de pesetas de beneficio al grupo, frente a los 8.000 millones de pérdidas registradas el pasado ejercicio. Javier Tallada asegura: "Acometeremos un plan de reindustrialización tecnológico en las fábricas con una inversión de 2.200 millones de pesetas en los próximos tres años, potenciaremos la marca Ram y ésta entrará en el negocio de refrescos lácteos, yogures y postres".

Además, ambas empresas llevarán de forma conjunta la logística de fabricación, recogida de leche y distribución, junto a la compra de materias primas y a la fabricación de productos Puleva en las fábricas de Leyma de Galicia y Cataluña.

Por su parte, Puleva no se conforma con un mercado maduro como el de la leche líquida. Para mantener el crecimiento de sus resultados de explotación en torno al 45% anual, el presidente de la compañía apuesta por los productos alimenticios funcionales o saludables.

Esta estrategia se traduce en una inversión del 2,5% de las ventas en Investigación y Desarrollo para la fabricación de estos productos. De hecho, antes de que finalice el año, lanzarán el aceite de oliva Puleva con antioxidantes. "El próximo año, tras a la alianza tecnológica con el líder suizo Swiss Dairy Products, lanzaremos yogures, derivados lácteos, tanto frescos como de larga vida", afirma Tallada.

Pero los planes del presidente de Puleva van más allá y piensa comercializar verduras, zumos, agua, mantequilla y queso con el valor añadido de ser productos saludables. Además, no descarta nuevas adquisiciones.

En lo que respecta a la Bolsa, el 27 de septiembre la compañía tuvo que dar marcha atrás en su estrategia de abaratar el nominal de la acción para que fuese accesible a los pequeños accionistas y multiplicó por tres el valor de sus acciones. El motivo de este contrasplit es que el bajo precio de los títulos provocaba que cualquier movimiento de compra venta supusiese que el valor bajase o subiese un 2%, lo que restaba liquidez al valor y dificultaba la entrada de inversores institucionales. Pese a esta maniobra, Tallada afirma que no olvida sus planes para que Puleva sea una empresa de pequeños accionistas, porque sigue siendo asequible.

Pascual contraataca

Leche Pascual tampoco quiere quedarse atrás en esta carrera. El secretario general de la compañía, Ricardo Oñate, explica que "intentamos hacernos con Ram, pero el precio exigido no se adaptaba a las expectativas empresariales. Queremos crecer, pero no a cualquier coste. Más tarde, intentamos controlar Leyma-Ram, pero Puleva se anticipó. El pasado agosto compramos la empresa Borais, comercializadora de la marca Frixia. Mantendremos la marca y, lo que es más importante, conseguiremos un buen pellizco en el mercado cántabro".

La carrera hacia la concentración no ha hecho más que empezar. Los expertos auguran nuevas adquisiciones hasta que el 80%de la cuota de mercado quede en manos de una decena de empresas.

Un bien escaso y politizado

La Unión Europea ata corto a los ganaderos españoles, no vaya a ser que los excedentes lácteos quiebren los presupuestos europeos. España, a cambio, sufre la escasez de esta materia prima, cuando la productividad de la cabaña nacional autoabastecería el mercado y daría para exportar a otros países. Sin embargo, las importaciones crecen año tras año y el pasado ejercicio su cuantía llegó a los 283 millones de toneladas.

Las empresas lácteas, a su vez, critican el reparto de la cuota láctea a las explotaciones ganaderas y critican la fuerte politización, por parte de las comunidades autónomas, de este bien. El director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas, Miguel Angel Vázquez de Prada, explica que el calado social que el reparto lácteo tiene en regiones como Galicia, Cantabria o Asturias hace que una parte importante de la producción autorizada recaiga sobre explotaciones poco rentables o de dudosa calidad.

De momento, el sector se encuentra en una etapa de transición a la espera de una ampliación significativa de la cuota en los próximos años. En ese momento, las pequeñas explotaciones ganaderas, con menos de 25 vacas, tendrán que desaparecer porque no resultarán rentables.

Para esta campaña, la cuota concedida por Bruselas asciende a 550.000 toneladas. Esta cantidad, según los analistas sectoriales, no cubre las necesidades, pero hará descender el precio en origen de la leche.

La rebaja no redundará en el bolsillo de los consumidores, sino que las empresas aprovecharán para mejorar sus márgenes unitarios, muy estrechados en los últimos años.

 


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