EL MUNDO / Domingo 10 de octubre de 1999 / Número 2


 

SU DINERO

La rentabilidad del bono español a diez años estaba en enero en el 3,81% y ahora merodea el 5,50%, un punto más de lo que se preveía a principios de año. El techo puede estar en el 5,90% y, por tanto, la mejor opción para el inversor privado es esperar unos meses para entrar en este mercado

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Qué hacer cuando cae la deuda

El recorrido alcista de la rentabilidad de los bonos aun no ha tocado a su fin. Los expertos recomiendan al inversor disponer ahora de liquidez para poder operar a corto plazo

Francisco J. López

El inesperado comportamiento de la deuda española este año trae a mal traer a los inversores que tienen sus ahorros en el mercado secundario. La rentabilidad de los bonos españoles a diez años, el principal referente de estos valores, inició el año situada en el 3,81%. Nueve meses después, merodea la frontera del 5,50%, un punto más de lo que se preveía, en el peor de los casos, al inicio del curso.

Caen los precios de la deuda y se dispara su rentabilidad, que siempre se mueve en sentido inverso. El impacto también se ha dejado sentir en la renta variable, que ha reducido su margen de revalorización. Con la deuda en niveles superiores al 5,40%, la Bolsa española está demostrando una gran capacidad de aguante. Lo normal es que las pérdidas anuales estuvieran hoy por encima del 5%.

¿Qué ha sucedido en estos meses para que los precios de la deuda hayan caído en picado? Las causas más citadas por los expertos son el cambio de ciclo en Europa, el repunte inflacionista en algunos países de la zona euro, debido fundamentalmente al incremento de los precios de las materias primas, y, como consecuencia de ello, el temor a una próxima subida de los tipos de interés en Europa, que el mercado ya está descontando.

Otro motivo que ha arrastrado a la baja a la deuda europea es el fuerte volumen de nuevas emisiones de renta fija privada, provocado en buena medida por la entrada en vigor del euro. En este aspecto, las perspectivas para el final del año no son demasiado alentadoras: el efecto 2000 puede obligar a las empresas a adelantar sus emisiones, lo que, sin duda, acarreará nuevas caídas en los precios.

De la deflación a la inflación

¿Recuerdan aquellos maravillosos días de enero, con la Bolsa en máximos para dar la bienvenida al euro? "Entonces veníamos de una situación en la que la mitad de las zonas del planeta estaba en crisis", recuerda Juan González Cantero, director de Inversiones de Argentaria, "mientras Europa proseguía su lento crecimiento con inflaciones controladas. Pero, en los últimos meses, el escenario ha cambiado radicalmente. El Sudeste Asiático y Latinoamérica han dejado atrás sus problemas y, en Europa, del temor a la deflación hemos pasado a las tensiones inflacionistas, principalmente a causa de la subida del petróleo. Y eso se ha reflejado en la rentabilidad de la deuda".

Detengámonos en los bonos a diez años. Como hablamos de una inversión a largo plazo, lo determinante es tener en cuenta las expectativas. "En términos reales, la rentabilidad sube, porque la inflación en la mayoría de los países europeos ha tocado suelo. Hace tiempo que se acabaron las inflaciones cero. El ciclo ha cambiado y hoy vivimos una etapa de crecimiento de las economías, y los precios, lógicamente tiran al alza", asegura Pedro Mirete, economista de Ahorro Corporación.

Conocidas las causas del desplome del precio de la deuda, el siguiente paso es repasar las alternativas con las que cuenta un inversor privado que participe en este mercado,o que esté interesado en él.

Cómo y dónde invertir

En primer lugar, todo indica que los tipos a 10 años van a seguir subiendo, al menos en los seis próximos meses. Ahorro Corporación recomienda no comprar, en este momento, ni bonos ni obligaciones del Estado.

¿Por qué? Si los compra ahora a un 5,50% y, como se espera, siguen subiendo en los próximos meses, perdería la diferencia en caso de tener que venderlos. Como referencia, el techo puede estar entre el 5,90% y el 6%. Hasta que no se alcancen esos niveles, es mejor no comprar deuda a diez años.

Cajamadrid y el Banco Popular no lo tienen tan claro. Creen, incluso, que ahora podría ser una buena elección entrar en deuda, porque consideran que los tipos a largo ya han cumplido gran parte de su recorrido alcista.

Estas son las predicciones para un futuro inversor. Para el que esté ya dentro, Argentaria recomienda mantener posiciones, aun reconociendo que el mercado de la deuda no es hoy es la mejor alternativa para un inversor. En línea con este criterio, el banco ha cambiado recientemente su cartera de referencia para el inversor privado, compuesta por un 50% de renta variable, un 40% en renta fija y un 10% en activos.

Actualmente, el peso de la renta fija se ha visto reducido a un 20%, aumentando el porcentaje destinado a activos líquidos, para así reservarse la posibilidad de operar a corto plazo.

Minusvalías

Societe Generale se mueve con similares parámetros, dejando claro que los inversores a largo plazo van a encontrar minusvalías en su cartera. "La mejor opción es la retirada a posiciones más líquidas", apunta Antonio Carranceja, responsable de Mercados de Renta Fija de esta sociedad de valores. "Y lo más prudente", añade, "es pasar de posiciones de vencimiento de largo plazo a otros más cortos".

Según los últimos informes, con una deuda moviendose entre el 5% y el 5,70%, la rentabilidad de los fondos de renta fija a 12 meses apenas alcanzará, en el mejor de los casos, el 2,0% (ver gráfico adjunto). Y esto significa perder dinero, porque la inflación anual en España superará el 2%.

Un poco mejor se presenta el panorama para el que haya apostado por la renta fija internacional. No obstante, si ha pensado invertir en un bono americano, tenga en cuenta que los analistas esperan una depreciación del dólar para financiar su deuda exterior.

Queda dicho que corren malos tiempos para la deuda, pero tampoco parece el mejor momento para entrar en la Bolsa española.

La alternativa es, o bien apostar por otros mercados (Asia o Latinoamérica, por ejemplo), o bien decantarse por la liquidez.

Fuera de los mercados, existen otras muchas opciones. En estas mismas páginas recogemos los nuevos depósitos a plazo que están lanzando algunos bancos, que ofrecen rentabilidades cercanas al 4%.

También puede ser el momento idóneo para suscribir una hipoteca. Al 2,5% le queda muy poco tiempo de vida, pese a que el BCE decidió el pasado jueves no mover el precio del dinero. Ahora, el suscriptor de una hipoteca a tipo variable puede asegurarse al menos un tipo de interés bajo durante el primer año.

En la modalidad de tipo fijo, las ofertas en torno al 5% viven sus últimos días. Ya se han escuchado voces apuntando que pueden colocarse próximamente en un 6%.

Guía para no perderse

Moverse en el mercado secundario no es nada fácil para un inversor privado. De ahí que pueda ser útil conocer los conceptos básicos para no perderse entre los montones de deuda.

La deuda puede ser emitida por el Estado, instituciones públicas y entidades privadas. No constituyen deuda pública las sociedades en las que participa el Estado en su capital. Estas son sus principales características:

- Deben ser valores de deuda o renta fija. No pueden ser acciones del Estado, porque el Estado no puede emitir acciones de sí mismo.

- Tienen un reducido riesgo de solvencia, dado que el emisor es un ente público. El riesgo es bajo, pero no es nulo.

- La deuda sirve para financiar el déficit público.

- Sus tipos de interés son los más relevantes para el mercado y sirven de guía frecuentemente para las emisiones privadas.

- Puede ser deuda pública interior (emitida por el propio Estado) o exterior (emitida en el extranjero).

Actualmente el Estado español emite tres tipos de valores: obligaciones del Estado, bonos del Estado y letras del Tesoro.

- Las letras del Tesoro son valores de deuda pública emitidos al descuento, con un plazo no superior a 18 meses y con un valor nominal igual a un millón de pesetas. Como todo valor emitido al descuento, se adquieren a precio inferior al nominal. La diferencia entre el precio de la adquisición y el valor de amortización son los intereses implícitos de la operación.

- Las obligaciones del Estado y los bonos son valores análogos: activos de renta fija, amortizables, con rendimiento explícito y fijo, emitidos vía subastas mensuales a 3,5 y 10 años, y bimensuales a 15 años.

La deuda también puede ser emitida por entidades privadas, bien por empresas del sector público, por compañías con mayoría de capital público o por empresas 100 % de capital privado.

Los bonos y obligaciones de la entidades privadas son distintos unos de otros en la forma de amortización (única o periódica), tipo de interés (fijo o flotante), rendimiento (implícito/ explícito) y abono de intereses (trimestral, semestral o anual). En la actualidad, los más frecuentes son las emisiones con amortización única y el abono de intereses semestrales o anuales.

 


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