EL MUNDO / Domingo 10 de octubre de 1999 / Número 2


 

MERCADOS

EL ULTIMO DURO CARMEN LLORENTE
Desconfiados, precavidos y cautelosos

Nos equivocábamos los que pensábamos que la Bolsa se podría animar al son de grandes movimientos corporativos y colocaciones. Los aburridos inversores han tenido esta semana una fusión, dos OPAs y una OPV. ¿Resultado? El parqué no ha salido de la atonía en la que lleva inmerso desde hace nueve meses y medio. No sólo eso. Para sorpresa de muchos, hemos visto cómo el mercado ha castigado con saña estos movimientos corporativos y operaciones bursátiles.

La fusión de Tabacalera y la francesa Seita, una unión histórica que el mercado esperaba con entusiasmo, se estrelló en el parqué ­los títulos de la tabaquera española llegaron a caer un 10%­. En un momento de pesimismo bursátil, los inversores se fijaron sólo en las dudas o puntos negativos de la operación, obviando por completo que con la unión franco-española se crea el sexto grupo tabaquero del mundo.

NH Hoteles ha sufrido un descalabro de las mismas magnitudes. ¿La razón? El anuncio de su OPA sobre el 100% de Sotogrande. El mercado no ha entendido por qué el grupo turístico quiere emplear 16.200 millones de pesetas en adquirir la totalidad de una inmobiliaria de la que ya tiene el control. Las acciones de Ferrovial también se resentían esta misma semana, tras anunciar una OPA sobre su filial Ferrovial Agromán. Al parecer, el canje de títulos no gustó a más de un inversor. Y, en este otoño de nervios, la primera OPV de la temporada no ha partido con buen pie. Los nuevos títulos de OHL han tenido un estreno teñido de rojo, pese a que la colocación se ha realizado a un precio muy atractivo, y pese al buen momento por el que atraviesa el sector constructor.

Hace un año, la Bolsa española hubiera recibido estos acontecimientos con gran alborozo y alegría. Los inversores hubieran premiado el hecho de que NH Hoteles comprara Sotogrande para hacer crecer su actividad turística. También hubieran aplaudido, olvidando los peros, una fusión entre Tabacalera y Seita y, probablemente, la OPV de OHL hubiera sido un éxito.

Pero la Bolsa de 1999 está envuelta en dudas. Los inversores están soportando minusvalías y esto les hace muy precavidos y desconfiados. Las grandes operaciones se miran con lupa y, a la hora de invertir, ponderan más los puntos negativos que los positivos.

 


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