EL MUNDO / Domingo 10 de octubre de 1999 / Número 2


 

CARRERA Y PROFESIONES

El 80% de los trabajadores no está satisfecho con su empleo, pero la mayoría no hace nada para remediarlo, bien por falta de confianza, por temor a la inestabilidad laboral, por pereza o, en muchos casos, por no saber detectar el momento adecuado para dar el salto.

Salto profesional
La hora de plantearse un cambio

La decision de dar un giro en la profesion requiere reflexion y autoanalisis

MARIA CANALES

El móvil que casi siempre lleva a una persona a querer dar el salto profesional es conseguir mayor responsabilidad y desarrollo en un nuevo puesto. "A la hora de cambiar de trabajo, lo que más atrae a los candidatos es el desafío del puesto, que sea un buen proyecto de desarrollo de la persona y que éste encaje con su estilo de vida. El dinero queda en un segundo plano", dice José Medina, presidente de la consultora de recursos humanos Ray & Berndtson.

Pero la decisión de dar un salto profesional requiere un análisis minucioso, no hay que precipitarse. Cambiar de empleo no es siempre lo más adecuado, puesto que no necesariamente significa avanzar. Los expertos recomiendan antes de dar cualquier paso reflexionar por qué quiere hacerse y qué consecuencias traerá

Sentirse atascado en un trabajo, olvidado o incluso perseguido son motivos suficientes para plantearse un cambio profesional, opina Joaquín Garralda, director del programa Executive MBA del Instituto de Empresa. "Una persona está atascada cuando su trabajo lo puede hacer casi dormido, no le da sobresaltos y todos los días es lo mismo". Para según qué tipo de gente esta situación de "nirvana" es muy agradable, pero hay que hacer algo al respecto, ya que "el tiempo de aprendizaje ha pasado y hay que avanzar".

La formación

Los cursos de formación son una buena solución para los que sienten que están atascados. Estos aumentan la capacidad de salto profesional, ya que, además de aportar nuevas ideas e innovaciones, suponen relacionarse con otros profesionales en distintos ambientes. "Las sesiones de formación pueden quitar la duda a una persona que se encuentra atascada respecto a si actuaría bien o mal en otros puestos", dice Garralda. "Proporcionan autoconfianza, que ayudará a plantearse hacer algo en otro sitio y cambiar".

Detectar cuándo se está olvidado en una empresa es muy fácil. Suele suceder cuando se trabaja para compañías grandes y, de acuerdo con Garralda, hay que prestar atención a ciertas señales rojas que son muy claras. "Hay un nuevo proyecto y nunca te llaman para formar parte de él, no eres considerado para ocupar puestos en oficinas filiales o no te llegan los correos electrónicos que se envían a nivel general". En estos casos, los cambios muchas veces hay que intentar hacerlos dentro de la propia empresa y demostrar que se tienen capacidades para realizarlos. "En una empresa grande siempre hay actividad, por lo tanto para dar un salto profesional es necesario esforzarse y hacerse visible para que no se siga estando en una esquina", dice Garralda. Los expertos recomiendan entonces apuntarse a más proyectos, ponerse al día de lo que ocurre en el sector a través de cursos de formación y aportar propuestas.

Una señal indudable de que hay que dar el salto profesional es cuando una persona se siente perseguida en la empresa. "Cuando en el propio departamento se empieza a contratar a mucha gente de fuera para hacer trabajos que tú eres muy capaz de hacer, cuando cierran tus posibilidades de desarrollo, cuando nunca te renuevan el ordenador, te dan largas y no te hacen caso cuando tienes problemas, e incluso cuando de repente te sugieren que te dediques al teletrabajo en la propia empresa, estás perseguido y hay que salir de ahí".

Iniciativas

Una vez tomada la decisión, la mejor edad para dar un salto profesional, según los expertos, es entre los 30 y 40 años, ya que después de esa edad es muy difícil acceder a algunos empleos, a no ser que se trate de la dirección general de una empresa o para la creación de un negocio propio.

La volatilidad en los puestos ejecutivos de jóvenes entre 30 y 35 años es grande, dice Medina. "Se trata de gente que tiene un potencial, unos objetivos, y que no tiene aún claro su futuro en la compañía". Según el presidente de Ray & Berndtson, en el momento en que una persona termina un master, cambia de empresa.

Esto ha llevado a mucha gente a creer que para dar el salto profesional es necesario hacer un master; un error, según Garralda. La formación no es la panacea y no resuelve todo. "Los masters no son para dar el salto, pero lo facilitan mucho. Dan mucha confianza en uno mismo y una visión global importante, tanto de la empresa como del sector y la competencia".

"Los masters definitivamente ayudan a conseguir entrevistas, pero a la hora de recibir las ofertas, lo que cuenta es la confianza en uno mismo. Una buena entrevista es lo que determinará la selección, y no la línea en un currículo que indica que se ha estudiado un master", dice Garralda.

La mayor ventaja con que cuenta una persona que busca un cambio profesional es que ya tiene un trabajo y a través de éste puede relacionarse con gente de otras empresas del sector y "tantear el terreno" para ver qué oportunidades de empleo hay.

Medina sugiere contactar con las empresas de cazatalentos, estar atento a los anuncios en prensa y acudir a las ferias de empleo, todo ello vigilando muy de cerca la confidencialidad.

Los expertos opinan que a la hora de intentar dar un salto profesional es más importante buscar la entrevista, más que mandar el currículo.

 


www.nueva-economia.com