EL MUNDO / Domingo 10 de octubre de 1999 / Número 2


 

Además de dar un empujoncito a la imagen de Aznar como estadista, el presidente de la República Francesa ha realizado una eficaz labor de 'lobby' / Felipe González y Carlos Solchaga pueden convertirse en el futuro en una gran oficina de influencias en América Latina / Ningún banquero recordó la terrible peripecia de Rubio.

LA RUEDA DE LA FORTUNA JESUS CACHO
La segunda muerte de Mariano Rubio

Se fue Chirac al París de la Francia derramando por la ribera del Manzanares lisura de ese savoir faire acrisolado por siglos en que el francés y lo francés fue sinónimo de diplomacia. Pero, además de grandes discursos y promesas de eterno amor, el galo ha venido a Madrid con el maletín repleto de proyectos, Chirac o la visita de un viajante, ideas, sugerencias, proyectos a la vista, encargos a corto, medio y largo plazo de una gran industria que es la primera inversora en España. De modo que, además de dar un empujoncito a la imagen de Aznar como estadista, el presidente de la República Francesa ha realizado una eficaz labor de lobby para que el Tribunal de Defensa de la Competencia no ponga peros a la fusión Pryca-Continente; ha enfatizado las cualidades de los costosos trenes Alstom, ha traído un mensaje de no agresión de la eléctrica francesa EDF (6 billones de pesetas de facturación), a menos que la competencia alemana entre en España, en cuyo caso EDF caería sobre Iberdrola con la fuerza de una OPA. Ha dejado constancia expresa del interés francés por caminar de la mano de España en toda suerte de proyectos en Iberoamérica, y ha elogiado las virtudes del helicóptero Tigre, frente al Apache americano que, dicho sea de paso, es el que mayoritariamente gusta al Ejército español. Y como ya sabemos cómo se las gasta la fina diplomacia francesa desde Talleyrand, obispo de Autún, a esta parte, sin duda esa cartera de pedidos pesará en la balanza de las relaciones a la hora de devolver los favores en la lucha contra ETA.

De viajante también anda Felipe González. Nadie sabe muy bien qué vende por el Cono Sur, aunque muchos se lo imaginan. Parece que el líder del PSOE está montando una estructura de lobby en Sudámerica que no se la salta un gitano andaluz, un lobby no sólo político, sino también económico; una oficina de influencias a lo grande para ayudar, ablandar, manejar, mediatizar, intervenir en todo tipo de negocios. Un gran grupo de conseguidores cuyo presidente sería González y cuyo primer ejecutivo es el ex ministro Carlos Solchaga, desde hace meses empleado de Prisa, que viaja por Sudamérica de la mano de González, y que parece que ha visitado ya a la mayoría de las empresas españolas presentes al sur del Río Bravo para ofrecerles sus acreditados servicios.

De manera que la González & Solchaga Inc., con el inestimable aval de la Internacional Socialista, puede convertirse en un futuro inmediato en la gran oficina de influencias de la región para, como lobbystas, abrir puertas y colocar negocios, y, de paso, hacerle el trabajo a un Jesús Polanco decidido a montar, con la ayuda también de su más reciente fichaje, Ignacio Santillana, su gran grupo multimedia en Sudamérica a la manera de Telefónica (contactos en marcha con el Clarín argentino, con Carlos Slin, dueño de Telmex y socio de Televisa, y otros). Y por Sudamérica anda ahora un grupo de grandes profesionales del antiguo Banco Santander, perdedores de la guerra de la fusión con el BCH, caso de Marcial Portela, buen amigo de Joaquín Almunia, caso de José Juan Ruiz, uno de los más reputados economistas españoles, íntimo de Solchaga, y ambos del brazo de Paco Luzón, ex presidente de Argentaria y simpatizante de la causa socialista desde los tiempos de Pedro Toledo y el Vizcaya, un trío de ases que ahora guarda la viña de Emilio Botín en Sudamérica, una viña de mucho dinero, muchos intereses, bancos y oficinas, de modo que podría darse la paradoja ­"por ahí van los tiros", me cuentan­ de que Polanco estuviera a punto de cambiar de caballo para su aventura latinoamericana, descabalgando del BBV para tomar la montura del BSCH.

Y, mientras tanto, al Parlamento español que le den mucho. Eso sí, con sabrosa nómina en curso. Menos mal que, según uno de sus conmilitones en la calle Ferraz, don Felipe está haciendo "cosas muy importantes para este país". Debe ser que lo que es bueno para Polanco es bueno para España. Y, naturalmente, para la propia González & Solchaga Inc. Y al PSOE que le den otro tanto, porque Felipe (que desprecia a su partido casi tanto como a la opinión pública española), está allí pero también aquí, no dejando crecer la hierba bajo las plantas de Joaquín Almunia. Se lo decía, hace escasas fechas, a un empresario español de viaje por Sudamérica:

­ "Sé que si me presentara a las elecciones estaría 5 puntos por encima del actual candidato, pero el candidato es Almunia porque yo estoy en otros temas...".

El problema de Almunia es que no tiene medio plazo. Le pasa lo mismo que a Pep Borrell, a quien dieron un rifle con una bala que ni siquiera le dejaron utilizar, porque una tarde de primavera se reunieron en Valdemorillo sur Mer Polanco y Felipe y decidieron que se acabó lo que se daba... De modo que las declaraciones de Felipe sobre Pinochet no son gratuitas, ni están movidas por un romanticismo gochista o por el deseo de proteger los intereses de España, sino por el interés te quiero Inés de congraciarse con las fuerzas vivas chilenas ­y argentinas­ e instalarse con fuerza como un gran lobby de la mano del futuro Gobierno del socialista Lagos.

El episodio Pinochet es ya una desgracia para España, se salga o no con la suya el fantástico juez Garzón, que se ha ido de viaje ­¿también gratis total?­, a enseñar a los paraguayos cómo hacerse famoso en siete días cambiando de bando cada dos. La nueva presencia como inversores abre a España unas posibilidades totalmente desconocidas hasta ahora en Iberoamérica. Todo esto es lo que puede llevarse por delante el turbión Pinochet y el viajero cantamañanas, logrando que se ralentice y/o perjudique seriamente la construcción de una Comunidad Iberoamericana en la que España debe jugar un papel relevante. ¿Quid prodest? El gigantón del Norte. Cosas de país a medio hacer, donde la vieja progresía lleva meses sacando pecho a cuenta de Pinocho mientras calla a propósito de Castro, y donde los banqueros se dedican a glosar la figura de Mariano Rubio.

Ha sido la segunda muerte del ex gobernador a manos de la élite que le odió y temió a partes iguales, unos banqueros a menudo asfixiados por el rigor trufado de insolente soberbia que Rubio desplegaba en el trato con una gente de la que sin duda conocía bien su predisposición a doblar la rodilla ante el poder. Sabemos cómo funcionan estas cosas. Sabemos que si se anima Ybarra (el único que realmente tenía algo que agradecerle, algo tan importante como la presidencia del BBV), los demás iban a acudir al toque de corneta. Y sabemos también que no han sido ellos los que han escritos tales panegíricos, pero nada exculpa esa impúdica exhibición de alabanzas en memoria de un hombre que merecía un silencio educado. Con ello, estos señores han venido a demostrar la escala de valores que rige su norte, el código moral con el que circula este madrileñeo cortesano y corrupto. Porque el héroe, que en paz descanse, que los banqueros han querido vendernos ­el escándalo Ibercorp, han venido a decir, fue un pecadillo venial­ fue un señor que, desde la cúpula del banco emisor, defraudó al Fisco y usó información privilegiada para su enriquecimiento personal, y eso, en una sociedad culta y desarrollada, respetuosa de la ley, debe mover al silencio piadoso en el trance de la muerte, pero nunca al elogio. Ninguno de ellos recordó el episodio terrible de la peripecia de Rubio, su lacerante ingreso en prisión por orden de un González que necesitaba, con las elecciones generales del 96 en puertas, sacar la cabeza por encima de la ola de escándalos. "La memoria de Rubio no se merecía esa despedida", asegura el presidente de una de las más importantes cajas españolas.

Adenda: rumores de una gran operación en la bolsa española, una operación que daría como resultado un grupo con un valor bursátil superior al de Telefónica. Hagan sus apuestas.

 


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