«Los servicios sanitarios han dispuesto ayuda psiquiátrica gratuita para quienes creen todavía que Moscú será sede olímpica en 2012».Así de cruel reza un reciente chiste moscovita, expresión popular de quienes sospechan que el gran apagón registrado el 24 de mayo en la capital rusa ha dejado la candidatura a dos velas. La aparatosa avería paralizó media megalópolis, propició atascos de dimensiones asiáticas, obligó a evacuar a 20.000 viajeros del metro y neutralizó la actividad comercial en todos los distritos del sur.

Para colmo, lo que al día siguiente flameaba en la techumbre del teatro Stanislavski no era precisamente la llama olímpica.Un incendio declarado en el histórico teatro de ópera y danza de Moscú reducía a cenizas el inmueble y consumía aún más si cabe el sueño olímpico de la capital.

La posterior reivindicación por parte de los terroristas chechenos de ambos accidentes (imposibles de confirmar) echó leña al fuego en el debate sobre la seguridad, criterio prioritario del Comité Internacional Olímpico. No obstante, Moscú se siente preparada para superar el listón del CIO con dispositivos especiales de seguridad, cuya solvencia quedó demostrada durante los festejos por el 60º aniversario de la Victoria contra el nazismo, que el pasado 9 de mayo reunieron en Moscú a más de 50 estadistas de todo el planeta.

«Claro que el apagón no influirá en la candidatura. Ninguna ciudad de ningún país del mundo es indemne a sufrir catástrofes semejantes.Cosas similares ocurrieron ya en otras ciudades y naciones desarrolladas», comenta a este periódico Zoia Voloviets, portavoz del comité 2012 que preside el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, verdadero artífice de la ensoñación olímpica.

Los acérrimos defensores de Moscú creen que la mejor alternativa al transporte terrestre y su vocación por el atasco es el trazado fluvial a lo largo del río Moskova, el llamado proyecto Río Olímpico.Esta inusitada concepción anfibia de unos Juegos, el sinuoso y ancho cauce del río capitalino (que suma 75 kilómetros a su paso por la metrópoli) aspira a canalizar por medio de lanchas y barcazas los desplazamientos de deportistas, delegaciones y espectadores entre las distintas instalaciones y la Villa Olímpica, dispuestas a ambos márgenes del Moskova. En consecuencia, Moscú se jacta de ser la única candidata capaz de organizar todas las competiciones en una misma ciudad. También sería la primera en albergar todas las disciplinas acuáticas (incluida la vela) en agua dulce.

La rica experiencia en la organización de campeonatos deportivos y su indiscutible poderío en el medallero olímpico son las mejores bazas que presenta Moscú. Sin embargo, la candidatura rusa compite contra su pasado comunista. El lastre del cemento soviético añade incertidumbre estética al proyecto, que aspira a conjugar parte de las avejentadas infraestructuras que acogieron los Juegos de 1980 con nuevas instalaciones futuristas de perfil acristalado.Moles históricas como el estadio Luzhniki , el polideportivo Krilátskoye, el palacio de deportes del CSKA o el complejo Olimpiski convivirían con instalaciones estilizadas como el moderno estadio Lokomotiv u otras aún por construir, tales como el palacio deportivo Túshino (con capacidad para 50.000 espectadores) o el centro tenístico Juan Antonio Samaranch. Moscú, que ya cuenta con un 65 por ciento de las instalaciones necesarias para organizar unos juegos, planea construir 15 nuevos complejos y 5 estadios hasta 2010.

Para solucionar el problema del alojamiento, el alcalde Luzhkov ha prometido construir 230 hoteles (54 de tres estrellas). Paralelamente, otros hoteles como el Sport están siendo demolidos. Si Luzhkov concreta su promesa de dotar a la ciudad de un cuarto anillo de circunvalación para descongestionar el tráfico capitalino, a Moscú sólo le faltará uno para completar el emblema olímpico enroscado en sus entrañas. Ahora sólo resta que el CIO pase por el aro de Moscú 2012.