...madura. En la edad madura se me aseguró que con unos años
más se me aliviaría mi fiebre por estar en otra parte,
siempre en otra parte, y ahora que tengo 58 años tal vez la
senilidad realice la tarea. No hay remedio eficaz contra lo mío".
Y es verdad, no existe remedio alguno ¿Qué remedio puede
haber cuando te invade esa fiebre irrefrenable por estar en la otra
esquina de planeta, por atravesar ríos y subir montañas,
por conocer gente, por vivir como nunca has vivido antes o por ver
aquello que no has visto antes y probablemente nunca volverás
a ver? Siempre he creído que cuando viajamos atravesamos el
tiempo y el espacio. Así de sencillo.
¿No se atraviesa el tiempo
y el espacio cuando descendemos por el río Níger, ascendemos
por las tierras altas de Escocia, degustamos las tradiciones con solera
de Ecuador, nos perdemos en las calles y en la historia de Bombay,
entramos en el universo de los Nuba, paseamos por el frondoso palmeral
de Elche o descubrimos la vida y la muerte de los últimos linces
ibéricos? Viajar no es sólo atravesar la barrera del
tiempo, es también penetrar en la historia, en miles de libros,
en una fuente de conocimiento que no tiene fondo, que se pone a nuestra
disposición, que se abre ante nuestros ojos, que la tenemos
ahí, para lo que gustemos, a nuestra disposición, al
alcance de nuestras manos y de nuestros sentidos. Viajar es seguir
viviendo.
FERNANDO BAETA