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 DIRECTORIO   Jueves, 13 de Abril de 1995, número 150
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MEDICINA DEPORTIVA
Para no dar pasos en falso


EL pie y los veintiséis huesos que lo componen merecerían más atención, sobre
todo, por aquéllos que se dedican asiduamente a la práctica del deporte. El
motivo es simple: el gasto atlético aumenta la carga en esta fuerte y, a la
vez, delicada estructura.
Un ejemplo. Si una persona que pesa 60 kilos se pone a correr alegremente, su
pie deberá soportar una carga de más de 180 kilos, y mucho más si da un salto.
Por lo tanto, es fácil comprender lo importante que es proteger el pie,
empezando por la elección de las zapatillas. Luca De Ponti, especialista en
ortopedia y traumatología afirma: «Cada deporte necesita la zapatilla correcta,
pero esta norma no la siguen todos, por lo que corren el riesgo de sufrir
inflamaciones fastidiosas en la parte anterior del pie, el metatarso,
tendinitis o microfracturas secundarias a la fatiga, etc». Y cuando a estos
problemas se añade el hecho de pisar mal en el suelo -algo frecuente en
deportistas y sedentarios-, el gasto atlético no influirá sólo en el pie, sino
que afectará a las estructuras que van unidas a él: rodillas y columna
vertebral.
El apoyo correcto del pie en el suelo se produce cuando éste cede hacia dentro
(pronación) para poder amortiguar. Después, el pie rota un poco hacia el
exterior (supinación), con el fin de garantizar la fase de empuje. Estos son
dos movimientos fisiológicos y complementarios que, sin embargo, pueden
favorecer el surgimiento de eventuales patologías si el pie tuviese que
«pronar» demasiado o muy poco. «Antes de hacer cualquier deporte es bueno
someterse a una visita ortopédica para verificar el correcto apoyo del pie. Si
surgiese alguna anomalía, el especialista tendrá que establecer una estrategia
terapéutica en el calzado y las plantillas». PARA CAMINAR
La mayoría de la gente todavía no lo considera una actividad física. Es un
error, ya que la American College of Sport Medicine, la organización
estadounidense que establece las reglas a seguir en la práctica de cada
deporte, considera el caminar como la actividad física más importante para
nuestra salud.
1. Una buena zapatilla para andar debe ser ligera (en proporción al peso de la
persona) y debe amortiguar la presión bajo el calcáneo.
2. Es importante, también, la elasticidad del retropie para permitir que el
talón permanezca en eje durante el apoyo del pie en el suelo.
3. El empeine debe ser suave.
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PARA CORRER

Las zapatillas para correr se clasifican según el peso de la persona, el ritmo
de la carrera, el tipo de apoyo del pie o la frecuencia del entrenamiento.
-1. La intersuela -parte entre la suela y el empeine- es importante, ya que
debe garantizar una buena amortiguación con el fin de evitar tendinitis.
-2. Cuanto más ligera es la zapatilla, mejor prestación atlética, aunque se
pierda en protección del pie. Este aspecto interesa más al atleta que al
aficionado, quien deberá optar por una más «pesada» y protectora.
La ligereza depende del material de la intersuela, que generalmente es de
poliuretano.
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PARA EL TENIS

El movimiento lateral, que se consigue también resbalando, caracteriza al tenis
respecto a la carrera. La zapatilla debe ser, por tanto -sobre todo en pistas
de hierba y tierra batida-, aquélla que bloquee el pie sin impedirle resbalar.
El calzado de tenis se debe adherir bien al pie.
-1. Ligeramente más alta de lo normal, esta zapatilla presenta, a diferencia de
las otras, una intersuela más baja para evitar una simple distorsión, típico
incidente en los movimientos laterales.
-2. El empeine debe ser resistente para sostener los diversos «frotamientos»
que se producen en los distintos terrenos de juego.
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PARA EL BALONCESTO

Salidas repentinas, frenazos, cambios de dirección, saltos, caracterizan al
baloncesto. La zapatilla, sobre todo para los saltos, debe envolver bien el
pie, particularmente el tobillo.
-1. Ya que las caídas ponen a prueba esta articulación, las zapatillas de los
baloncestistas son más altas que las de los otros atletas. Hay quien prefiere
proteger el tobillo con vendajes.
-2. La intersuela debe tener un sistema óptimo de amortiguación que «absorba»
el impacto del pie contra el suelo en el momento del aterrizaje.
-3. El talón también requiere una mayor protección. La zona del empeine es más
«espesa» para soportar la carga del jugador.
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PARA EL AEROBIC

No debe ser muy pesada y va atada hasta el final del empeine.
-1. La intersuela debe ser particularmente elástica y aún más en la parte
posterior, para evitar excesiva tensión en el tendón de Aquiles.
-2. Ya que esta actividad requiere muchos movimientos laterales, la zapatilla
debe ser más alta de lo normal con el fin de asegurar una buena estabilidad en
el tobillo.
Para quien, además del aerobic, practique el caminar, la carrera moderada o el
tenis, es útil la zapatilla multiuso «cross training», ligeramente más alta de
lo normal, con dotes de adaptabilidad a todas las superficies, versatilidad y
resistencia.
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PARA EL FUTBOL

Una buena zapatilla de fútbol debe tener un empeine muy suave que envuelva bien
el pie para hacerle particularmente sensible al contacto con el balón.
-1. Es importante también la resistencia, en particular sobre las partes
laterales y debe tener, sobre todo, flexibilidad en el la zona delantera con el
fin de permitir la carrera instantánea y la velocidad.
-2. Las suelas tienen tacos que varían de número dependiendo de las superficies
de juego. Los terrenos de hierba y los suaves necesitan seis y los duros y
secos, 13, para garantizar el agarre.
-3. La parte posterior debe adherirse de forma perfecta para que el pie no se
salga.
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