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 DIRECTORIO   Jueves, 09 de Octubre de 1997, número 264
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PREVENCION Soja contra el cáncer de mama Dietas ricas en fitoestrógenos reducen el riesgo de tumores mamarios


MYRIAM LOPEZ BLANCO


Las mujeres asiáticas no suelen morir a causa de un cáncer de mama. Esta
evidencia hizo sospechar a los expertos que debía haber una relación entre la
dieta y el riesgo de padecer un tumor tan común entre las mujeres occidentales.
Ahora unos científicos australianos han publicado en el último número de The
Lancet que el consumo de gran cantidad de fitoestrógenos -unas sustancias
químicas que existen en las plantas y que además se parecen mucho a la
estructura de la hormona femenina, los estrógenos- reduce el riesgo de sufrir
cáncer de mama.
Hay muchos datos epidemiológicos que prueban que la dieta tiene un papel
importante en el desarrollo del cáncer de mama, y existe la hipótesis de que
las grasas predisponen a las mujeres a esta enfermedad. Sin embargo, los
resultados encontrados hasta ahora no son suficientes para demostrar esta
teoría y los estudios se han enfocado hacia otros factores dietéticos.
Los fitoestrógenos se hallan en los productos de la soja y en la fibra que está
en las bayas, en frutas y verduras y en las semillas del lino. Para averiguar
la relación de los fitoestrógenos con la salud de las pacientes, el doctor
David Ingram y sus colegas de Perth entrevistaron a un grupo de mujeres a las
que se les acababa de diagnosticar un cáncer de mama. Se les tomaron muestras
de orina y de sangre antes de que empezaran con el tratamiento y se las comparó
con un grupo control. En total eran 144 parejas en las que se analizó la
presencia de distintas sustancias excretadas: fitoestrógeno isoflavónico,
genisteína, y ecuol, así como enterodiol, enterolactona y matairesinol.
Se tuvo en cuenta la edad a la que las participantes tuvieron su primera
menstruación, el número de veces que dieron a luz y el total de alcohol y
grasas que consumían. Después de todo el estudio, se vio que la excreción de
ecuol y enterolactona estaba asociada con un riesgo mucho menor de cáncer de
mama. «Estos resultados», dicen Ingram y sus colegas, «apoyan otros estudios
previos en los que se ha observado una mayor excreción de fitoestrógenos en
poblaciones donde la frecuencia de cáncer de mama es baja». En el editorial del
mismo número de la revista, el doctor Mark Messina y sus colegas de EEUU se
muestran de acuerdo con que los resultados son muy prometedores, pero añaden
que hay que mostrarse cautelosos porque es fácil confundir las variables
derivadas de la dieta y de los hábitos culturales alimenticios. No obstante,
los datos de este trabajo se suman a los obtenidos en estudios anteriores en
los que se relaciona el consumo de dietas ricas en frutas y verduras con un
riesgo bajo de sufrir cáncer de mama.



 
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