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 DIRECTORIO   Jueves, 11 de Junio de 1998, número 298
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PREVENCION Marginalidad y defectos congénitos en nuestro país Se demuestra mayor riesgo de malformaciones en poblaciones excluidas


PATRICIA MATEY


Aunque los últimos avances científicos insistan en demostrar lo contrario, no
todo está en los genes. De hecho, y a pesar de que las diferencias genéticas
pueden ser una de las razones por las que la frecuencia de distintos defectos
congénitos varía de unas poblaciones a otras, existen otras variables que
pueden determinar el nacimiento de un hijo sano. Una de ellas es la
marginalidad.
La doctora María Luisa Martínez Frías, directora del Estudio Colaborativo
Español de Malformaciones Congénitas (ECEMC), y su equipo acaban de publicar un
trabajo que demuestra que, en España, el grupo étnico más importante -la
población gitana- tiene más riesgo de sufrir determinados defectos congénitos
debido a ciertas costumbres socioculturales (como las que promueven el
matrimonio entre los miembros de la misma comunidad) a las diferencias
genéticas, pero, también, por la marginalidad.
«Sabemos que la frecuencia de determinados defectos varía de unas poblaciones a
otras y de unos grupos étnicos a otros», explica a EL MUNDO la doctora Martínez
Frías, «pero nuestro propósito era averiguar si en los cuatro grupos étnicos de
nuestro país: gitanos, negros, orientales y árabes, existe más riesgo para
algunos defectos y si esos riesgos son debidos a las características genéticas
del grupo o podrían estar relacionados con ciertas condiciones de marginalidad
social».
En el trabajo, publicado en el último Anales Españoles de Pediatría, se estudió
a un total de 24.696 niños con defectos congénitos nacidos entre abril de 1976
y junio de 1996, comparados con 24.131 recién nacidos sanos que formaron el
grupo control. El número de defectos congénitos analizado en la investigación
fue de 20.
.
En toda España
.
«Los casos estudiados provienen de todo el territorio español. Hemos analizado
los datos del ECEMC, el programa de investigación clínico-epidemiológica de
todos los niños que nacen con defectos congénitos en nuestro país. Todos los
bebés que nacen en 75 hospitales distribuidos por las distintas comunidades
autónomas participan en el trabajo», explica la directora del ECEMC.
Así, y como destaca el equipo investigador -del Departamento de Farmacología de
la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid-, «la población
gitana tiene más riesgo que la paya de sufrir nueve de los 20 defectos
congénitos estudiados». Dichos defectos son: atresia de ano, gastroquisis,
defectos cardiovasculares, defectos de genitales excluyendo el hipospadias,
fisuras anales, microcefalia, hidrocefalia, anomalías de los ojos y microtia.
Así, la investigación ha permitido constatar que entre la población gitana «se
observa un incremento del riesgo de microcefalia, anomalías de ojos y microtia,
que es atribuible a la alta frecuencia de uniones consanguíneas», destaca el
trabajo.
En cuanto a la responsabilidad que tienen otros factores ambientales en el
nacimiento de un hijo con defectos congénitos: alteraciones y carencias
nutricionales, edad de la madre, consumo de alcohol y drogas, enfermedades
agudas e infecciones, los datos del estudio demuestran que, si se controlan
todas estas variables, la población gitana no tiene más riesgo de sufrir
ninguno de los 20 defectos estudiados. «Este es el dato más significativo del
trabajo. Se demuestra que, para la mayoría de los defectos, la razón del
incremento del riesgo se debe a factores relacionados con la marginalidad. Sin
embargo, cuando incluimos en el estudio variables relacionadas con este aspecto
social, como menos ingesta de vitaminas por no visitar al médico o más
incidencia de infecciones no controladas, por poner dos ejemplos, desaparece el
riesgo para la población gitana», advierte esta especialista.
María Luisa Martínez Frías destaca que estos resultados deberían empujar a la
sociedad a promover medidas que se traduzcan en una mejor formación de las
madres respecto a su embarazo y un mayor acceso a los servicios sanitarios.
«Hoy, en España, las mujeres con más nivel cultural siguen un estricto control
médico, saben qué tipo de dieta deben seguir y qué complementos vitamínicos
deben tomar. Además, se someten a radiografías periódicas. Pero está claro que
las mujeres pertenecientes a grupos étnicos marginados no cuentan con esta
información y es precisamente en estos grupos donde los medios sociales
deberían ejercer un mayor labor de prevención». Y no sólo en prevención. La
doctora Martínez Frías insiste en que el estudio puede servir para estimar qué
necesidades específicas se derivan del impacto de los defectos congénitos en
los grupos étnicos estudiados.
.



 
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