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 DIRECTORIO   Sábado, 18 de Noviembre de 2000, número 409
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ETOLOGIA HUMANA
Los hombres, su teléfono móvil y el apareamiento
MYRIAM LOPEZ BLANCO

Los hombres no tienen plumas coloreadas, como muchas aves macho que las usan para impresionar a la hembra, pero a cambio tienen teléfono móvil. Unos investigadores de Liverpool, Reino Unido, han observado el comportamiento de abogados, empresarios y otros profesionales solteros que frecuentaban un pub de la zona y han descubierto que los hombres utilizan el móvil de una forma distinta a las mujeres.

No sólo hay más hombres que lo usan, sino que quieren que se sepa que lo tienen. Según los observadores, que publican su estudio en 'Human Nature', las mujeres suelen llevarlo en el bolso y sólo lo sacan cuando lo necesitan, mientras que los hombres lo colocan sobre la mesa o la barra del bar, donde está más visible. Además, no paran de tocarlo, de moverlo de sitio, de comprobar si la batería está cargada, de compararlo con el de los amigos…

Los autores, John Lycett y sus colegas, del Center for Economic Learning and Social Evolution, cree que los hombres utilizan el móvil del mismo modo que los pavos sus plumas, que extienden y dejan inmóviles para impresionar a la hembra y para mostrarle su deseo.

Lek

Titularon su trabajo 'Teléfonos Móviles como instrumentos para el lek entre machos humanos'. Lek es una palabra sueca que designa un sistema de apareamiento y también el lugar que utilizan para ello algunos animales, como las morsas. Consiste en que los machos se agrupan en un área y las hembras los visitan para elegir al más apuesto, el más fuerte, con el único propósito de ser fecundadas.

Según los autores, los humanos podrían añadirse a la lista de los animales que utilizan este sistema de apareamiento, por lo menos en lo que respecta a los pubs irlandeses. La idea de realizar este estudio, sin embargo, tiene sus raíces en sudamérica. En los locales nocturnos se empezó controlar la entrada de móviles y se vio que muchos eran de mentira.

Lycett y sus colegas descubrieron que existía un importante mercado de teléfonos falsos, difíciles de distinguir de los reales. Fue entonces cuando decidieron estudiar el fenómeno. Según sus observaciones, el tiempo que los hombres pasaban jugando con su móvil aumentaba a medida que crecía el número de hombres en el pub, respecto al de mujeres. Era un comportamiento parecido, dicen los autores, al de los pavos reales cuando extienden sus colas de forma más vigorosa a medida que aumenta la competencia masculina.

Según Lycett, para las mujeres, los móviles son sólo teléfonos. Para los hombres, en cambio, aunque no son un símbolo de estatus, como lo es un buen coche, sí lo es de tener vida social y de ser lo suficientemente importante como para tener que estar localizable todo el día.



 
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