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 DIRECTORIO   Sábado, 08 de Diciembre de 2001, número 458
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TRAUMATOLOGIA
Las lesiones en baloncesto siguen una pauta y se repiten a menudo
IGNACIO ROMO
RAUL LOPEZ, BAJA PARA SEIS MESES. El joven base del Real Madrid tendrá que someterse a un intenso programa de rehablitación después de ser operado de una rotura completa del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha

Un estudio realizado por investigadores australianos concluye que las lesiones que se producen jugando al baloncesto se repiten de forma constante y siguen una pauta muy homogénea.

En este deporte, poco importa que se trate de jugadores buenos o no, con mucho o poco entrenamiento, altos o bajos, hombres o mujeres. La incidencia de daños y su gravedad ha demostrado ser muy similar en todos los grupos incluidos en este trabajo, llevado a cabo por fisioterapeutas de la Universidad de Victoria (Australia).

Objetivos

La investigación, publicada en el último 'Journal of Science and Medicine in Sport', se proponía determinar si existe o no un patrón habitual en la incidencia de lesiones en este deporte.

En ella se comparó la aparición de problemas físicos, teniendo en cuenta diferentes factores, como el nivel competitivo de juego y la estatura de los jugadores y su sexo (ya que se incluyeron partidos masculinos y femeninos).

El seguimiento y el control de la metodología recayó en un equipo de observadores especialmente adiestrados para anotar los daños que iban teniendo lugar en los partidos que presenciaban, escogidos de forma aleatoria en ligas australianas de distintas categorías.

Una vez finalizado cada partido, estos encargados confirmaban la naturaleza de las lesiones interrogando a los jugadores con un cuestionario diseñado al efecto. Semanas después, se controló por teléfono la evolución de todos los problemas físicos registrados.

Al terminar el seguimiento, la incidencia de éstos fue del 1,83% de las participaciones en encuentros. Según la práctica habitual en Medicina Deportiva, se calculó el índice de lesiones referido a cada 1.000 horas de juego.

De esta forma, dicho índice quedó situado en 24,7 y, curiosamente, no se registraron diferencias estadísticamente significativas entre los jugadores de ambos sexos (tal y como ocurre en otros deportes debido a las peculiaridades físicas que diferencian a los hombres de las mujeres).

Los datos sobre incidencia de daños tampoco fueron diferentes entre los jugadores de niveles superiores e inferiores.

Esguinces

Como ya habían anticipado los investigadores, la articulación del tobillo fue, con diferencia, la más castigada por las lesiones.

Los tobillos de los jugadores sufrieron el 43% de los problemas físicos de más importancia (definidos como aquéllos que obligaron al deportista a causar baja y a no poder disputar partidos, al menos durante una semana). La mayoría de ellos fueron esguinces, provocados, fundamentalmente por apoyos imperfectos de la planta del pie al caer después de un salto. En muchas ocasiones, los ligamentos laterales de la articulación fueron los que se lesionaron con mayor severidad.

Un estudio realizado anteriormente por el mismo equipo de investigadores se había centrado exclusivamente en las lesiones de tobillo, en las que profundizó hasta identificar cuatro factores de riesgo que incrementaban la aparición de problemas en la articulación.

En concreto, padecían más esguinces los baloncestistas que no se vendaban los tobillos, los que no realizaban estiramientos durante el calentamiento, aquéllos que contaban ya con una historia previa de problemas en esta articulación y, curiosamente, los que utilizaban zapatillas con cámara de aire.

Las estadísticas situaron los problemas registrados por debajo de la rodilla en el segundo lugar en lo referente a la frecuencia de lesiones. Las más comunes son las tendinitis que afectan al tendón de Aquiles y tienen su origen en sobrecargas debidas a la secuencia carrera-salto, un gesto técnico muy habitual en el baloncesto.

La severidad de las lesiones no estuvo asociada a ningún factor en concreto (sexo, edad, estatura, número de partidos al mes, volumen de entrenamiento o manera de producirse la lesión).

El estudio australiano es el más reciente de los llevados a cabo en baloncesto, pero cuenta con importantes antecedentes en Estados Unidos. Allí, la liga profesional (NBA) ha llevado a cabo abundantes investigaciones acerca del origen de los problemas físicos de sus jugadores.

Una de sus conclusiones más llamativas estableció que su incidencia en los partidos era más del doble que en los entrenamientos. En la NBA el promedio de aparición de lesiones por jugador era elevado: dos por temporada.

También la liga universitaria americana (NCAA) realiza un seguimiento de los jugadores que han sufrido estos daños y analiza las causas de cada baja. Uno de sus estudios estableció que el 75% de las lesiones eran debidas a «contactos». Estos podían ser de varios tipos: entre jugadores, contra la superficie de juego o contra un poste o valla.

Otra de las conclusiones del mismo estudio otorgaba un riesgo adicional a las canchas de juego con superficies sintéticas en comparación con las de tarima. Estas últimas parecen amortiguar mejor los impactos y generan un traumatismo menor en las uniones músculotendinosas.



 
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