Un suplemento de EL MUNDO  Un servicio de 
 DIRECTORIO   21 de diciembre de 2002, número 506
Portada
Números Anteriores
 OTROS SUPLEMENTOS
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economia
Motor
Viajes
Salud
Ariadna
La Luna
Aula
Campus
 OTROS MUNDOS
elmundo.es
elmundodinero
elmundolibro
elmundoviajes
elmundodeporte
elmundosalud
elmundovino
medscape
elmundomotor
Emisión Digital
Metrópoli
Expansión&Empleo
Navegante
mundofree
elmundo personal
juegos: level51
elmundomóvil
 
OTORRINO
Es posible corregir las «orejas de soplillo» sin cirugía
ISABEL ESPIÑO

Para algunos niños que las padecen, las orejas de soplillo son un auténtico martirio, pues «pueden ocasionar problemas psicosociales, especialmente cuando el pequeño comienza a asistir al colegio», advierte un equipo de investigadores daneses. Estos expertos acaban de publicar en el último número de 'Archives of Otolaryngology' un sistema sencillo y eficaz para acabar con el problema sin pasar por el quirófano.

El mecanismo (denominado método Auri) consiste en una pinza plástica y una tira adhesiva. La primera, pensada para utilizarse fundamentalmente durante la noche, se coloca en la oreja de modo que la parte superior del pabellón auricular quede plegada y presionada hacia atrás a la altura del antehélix, el pliegue que está junto al borde superior de la oreja (aunque es un doblez inexistente o inapreciable en los críos que las tienen de soplillo).

Por su parte, la tira plástica —adhesiva por ambas caras e ideada para usarse durante el día— se coloca en la parte posterior del pabellón auditivo, para que éste se pliegue del mismo modo que hace durante la noche con el clip. Al parecer, basta con emplear estos dos elementos durante poco más de cinco meses para corregir las orejas en asas. Este fue el periodo medio durante el cual utilizaron el método Auri 44 niños daneses de entre dos semanas y cinco años que tenían los pabellones auditivos prominentes. Durante ese semestre, los participantes portaron la pinza una media de cuatro horas y la pegatina casi nueve.

De este modo, se vio que el 89% de los niños conseguía una corrección buena (el pabellón auricular se desplazó entre 6 y 10 mm) o media (de 3 a 5 mm) del problema. Los demás participantes (que tuvieron unos resultados pobres: tan sólo se desplazó uno o dos milímetros) habían llevado los artilugios durante menos tiempo. El dispositivo «requiere motivación a largo plazo por parte de los padres y del niño», aclaran los autores.

De hecho, además de la cuarentena de críos evaluada, otros 26 pequeños habían iniciado la investigación, pero abandonaron el trabajo debido a que sus progenitores no pudieron motivarlos para que continuasen con el aparato o porque la pegatina y la pinza les ocasionaban, respectivamente, irritación y marcas (algunos de los 44 chavales que completaron el estudio también presentaron estas molestias, si bien tan sólo duraban dos o tres días y no se produjo ninguna complicación grave).

En otros casos, el abandono se debió a que los propios familiares «no tenían la paciencia de colocar los mecanismos en la oreja de sus hijos», añaden los expertos daneses, quienes advierten que todavía son necesarios trabajos en niños más mayores —que ya están en marcha— y estudios de seguimiento (para ver si el efecto se mantiene tras dejar de usar el Auri). De hecho, a algunos de los niños que han participado en el trabajo recogido en el Archives se les siguió durante diez meses y en casi todos los casos se mantenía la corrección.

Por lo pronto, los autores consideran que «el tratamiento no quirúrgico de las orejas prominentes debería probarse en primer lugar y recomendarse el Auri, incluso en chavales mayores. Si sólo se consiguiese una corrección parcial, [este dispositivo] facilitaría que el resultado fuese excelente con la ayuda de una otoplastia [la intervención quirúrgica empleada para corregir el defecto]».



 
  © Mundinteractivos, S.A. - Política de privacidad
 
  C/ Pradillo, 42. 28002 Madrid. ESPAÑA
Tfno.: (34) 915864800 Fax: (34) 915864848
E-mail: salud@elmundo.es