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 DIRECTORIO   27 de Diciembre, número 553
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TERAPIAS ALTERNATIVAS
Otras formas de lograr la curación
ALEJANDRA RODRÍGUEZ
Raúl Arias

Complementario. Este va a ser el término que acompañe a los medios, hasta ahora denominados alternativos, que abandonen la esfera de lo «esotérico» y demuestren sus virtudes para prevenir ciertos trastornos, mejorar la calidad de vida del paciente, paliar síntomas y efectos adversos y, también, para curar.

El método científico vigente tiene marcado un estricto y complejo protocolo —decenas de pruebas de laboratorio, ensayos clínicos con pacientes, trámites administrativos, ...— indispensable para que los productos farmacéuticos y terapias obtengan el marchamo de calidad necesario para su aplicación en la práctica clínica.

Sin embargo, desde tiempo inmemorial el ser humano ha tratado de aliviar sus alteraciones relacionadas con la salud con métodos (hierbas, masajes, ritos espirituales, meditación, acupuntura, baños, aceites esenciales, ejercicios, artes marciales...) que no se ajustan al criterio de nuestros días, bien porque sus peculiaridades hacen imposible la realización de ensayos clínicos con los requisitos requeridos, bien porque sus efectos positivos no pueden ser medidos con las herramientas disponibles en la actualidad. Quizá éste es el motivo por el que las llamadas terapias alternativas han sido, en cierta medida, denostadas por los defensores de la medicina basada en la evidencia.

No obstante, últimamente las cosas han cambiado de una manera radical y lo seguirán haciendo en los años venideros. Desde hace un tiempo, la ciencia más rigurosa viene constatando las propiedades beneficiosas (no solamente para curar, sino también para mejorar decisivamente la calidad de vida del paciente) de algunos de estos recursos que ya están empezando a denominarse complementarios, en lugar de alternativos, ya que este término responde mejor a su esencia.

De esta forma, la medicina moderna aspira a integrar la medicina alopática (la que nos resulta más familiar en Occidente) con la complementaria (el conjunto de esas otras formas de curar).

En definitiva, de lo que se trata es de lograr el beneficio del paciente sirviéndose para ello de cualquier método eficaz que le ayude a superar, o al menos a paliar, de una manera u otra el sufrimiento y la enfermedad.

En la actualidad, hospitales de prestigio internacional ya cuentan con especialistas en tratamientos complementarios y unidades específicas dedicadas a ellos. Por otra parte, muchas de estas disciplinas (fitoterapia, masaje, homeopatía, acupuntura...) ya han alcanzado el rango de materia universitaria en cientos de centros docentes y facultades de medicina de todo el mundo.

PRECAUCIÓN

Sin embargo, el enorme auge de los productos y tratamientos complementarios también ha traído consigo la otra cara de la moneda: el fraude.
Aprovechando las lagunas legales y el desconocimiento popular individuos sin escrúpulos proclaman la curación de cualquier trastorno. Aprovechando el dolor y la desesperación de los ciudadanos atenazados por la enfermedad, estos curanderos esquilman el bolsillo del consumidor a cambio de, en el mejor de los casos, un pasajero efecto placebo (mejoría que se produce por efecto de la sugestión y de la creencia de que la terapia funciona).

Varias investigaciones publicadas este año en las revistas de mayor prestigio han insistido en que, por ejemplo, la gran parte de las hierbas medicinales (un mercado que ha crecido un 380% sólo en EEUU y en menos de 10 años), que están a la venta incurre, independientemente de su eficacia, en faltas graves en lo referente al etiquetado, aplicación, presentación y contenido.



Estrés: Enemigo de nuestro tiempo

Muchos de los tratamientos alternativos que más adeptos están consiguiendo en los países occidentales van encaminados a desterrar el estrés, un mal endémico de las sociedades modernas implicado en el deterioro del sistema inmunológico y en la aparición de enfermedades cardiovasculares.

Meditación, respiración, yoga, masaje, aromaterapia, artes marciales, hidroterapia... y un sinfín de métodos para relajarse y desconectar momentáneamente de la frenética actividad diaria ganan seguidores a pasos agigantados. Algunas grandes empresas se han dado cuenta de las ventajas que supone eliminar la ansiedad de sus empleados e imparten estas terapias entre ellos.

Siete tipos de terapias

PAZ INTERIOR
Reconfortar cuando llega el momento de la muerte

Satisfacer las necesidades existenciales del paciente terminal mejora el ánimo en el tránsito hacia la muerte, según un trabajo elaborado por especialistas del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (EEUU) y publicado en «The Lancet». Llegado este duro momento, lo que realmente reconforta no es la fe religiosa en sí, sino el hecho de alcanzar la armonía y paz interior, independientemente del recurso que se emplee para ello.

ARTETERAPIA
Tratamientos basados en las artes plásticas

Aprovechar la capacidad artística para tratar enfermedades supone un gran crisol de disciplinas, ya que aúna las cualidades del psicoanálisis, la psiquiatría, la pedagogía y la sociología. A través de la pintura, la escultura, la escritura, la danza o el teatro el paciente se enfrenta a la enfermedad, controla el estrés que ésta le causa y soporta mejor las terapias. También mejora la calidad de vida de los que sufren patologías neurodegenerativas.

RESPIRAR
El complemento perfecto a las técnicas de relajación

El acto inconsciente y vital de respirar tiene un papel preponderante dentro de las terapias complementarias. Muchas empresas ya imparten cursos de algunos métodos de respiración procedentes de la tradición yogui para eliminar la tensión laboral entre sus empleados y existen muchos trabajos preliminares que sugieren la posibilidad de que la respiración fortalece el sistema inmune y equilibra las cifras de colesterol. La clave está en inspirar intensamente, por la nariz y conducir el aire hasta el diafragma.

MEDITACIÓN
Un procedimiento que está haciendo furor en Occidente

Esta técnica milenaria ha dejado de ser coto privado de budistas o seguidores de la filosofía zen. Los millones de occidentales que hacen meditación ya están experimentando sus efectos sobre el lóbulo temporal del cerebro, lo que potencia los sentimientos y las emociones positivas. La reducción de la ansiedad y el aumento de la calidad de vida de los afectados por las más diversas patologías, incluso algunas graves como el cáncer, son otras de las ventajas de un procedimiento que aún está por explorar.

TAI CHI
Una actividad idónea para las personas mayores

Se sabía que esta disciplina oriental, basada en los movimientos lentos y suaves, ayuda a los individuos de la tercera edad a prevenir la desmineralización ósea y a mejorar su circulación, así como su movilidad y equilibrio. Hace tres meses, la revista «Psychosomatic Medicine» recogió, además, el primer trabajo en el que se observó una reacción bioquímica constatable: los que lo practican tienen mayor número de glóbulos blancos, es decir, un sistema inmune más potente frente a la invasión de los virus.

YOGA
Un calmante natural y alivio de muchas patologías

Palia la fatiga de los afectados por la esclerosis múltiple, mitiga los dolores de los que sufren el síndrome del túnel carpiano o artritis reumatoide, reduce la tensión arterial, mejora la circulación y aumenta la flexibilidad y la movilidad de las personas mayores. Éstos son algunos de los beneficios del yoga que han podido confirmarse a lo largo de este año en investigaciones llevadas a cabo en varias instituciones de prestigio y que han sido publicadas en revistas reconocidas.
Es importante acudir a un buen profesional que instruya al usuario en las diversas técnicas, ya que la adopción de posturas incorrectas tiene su lado negativo. Contracturas musculares y lesiones óseas son algunas de las consecuencias de una mala práctica.

AROMATERAPIA
El potencial curativo de las esencias y el color

Egipcios, griegos y romanos ya comenzaron a explorar el potencial terapéutico de determinados aromas y colores. De hecho, ya hay constancia de estas maneras de curar en tratados médicos que datan de 5.000 años atrás. Actualmente, esta forma de estimulación sensorial se emplea fundamentalmente para disminuir la ansiedad y el estrés, mejorar los estados depresivos, eliminar algunos trastornos del sueño e, incluso, para mitigar los dolores osteoarticulares propios de algunas dolencias crónicas.

 
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