Víctor Frankenstein fue un científico loco que creo un
monstruo inteligente que podía pensar y sentir y que, harto de buscar
compañía humana, se volvió contra la Humanidad después
de ver cómo le repudiaban todos, incluso quien le dio la vida. Muchos
especialistas de la historia de la medicina creen que, para crear este
grotesco personaje, Mary Shelley se basó en prácticas científicas
de finales del siglo XVIII y principios del XIX, en nacimientos raros y
en informes que, en aquella época, sólo eran accesibles para
unos pocos.
El tema del mito de Frankenstein y cómo ha influido este personaje
en la cultura popular de estos dos últimos siglos es el tema de
una exposición
que se inauguró la semana pasada en la Biblioteca
Nacional de Medicina de Bethesda, EEUU. La gran ventaja de nuestro
tiempo, a diferencia del de Shelley, es que hoy tanto los medios de comunicación
como Internet ofrecen un acceso casi ilimitado a todo tipo información.
Y gracias a ese cambio no hace falta desplazarse hasta Bethesda para echarle
un vistazo a la muestra. Basta con entrar en la red.
Para los historiadores, el monstruo de Frankenstein sigue siendo una
manera de expresar las preocupaciones por el poder de la ciencia médica
a las puertas del siglo XXI. "En una era en la que los científicos
están indagando en el genoma humano, experimentan con trasplantes
de órganos entre distintas especies animales, clonan ovejas y descubren
el virus del Ebola y otros microbios mortíferos nuevos, el mito
de Frankenstein es una catálisis para explorar algunas de las preguntas
fundamentales de todos los tiempos", dice Donald A.B. Lindberg, director
de la Biblioteca Nacional de Medicina de Bethesda. "¿Por qué
a la gente siempre le ha dado miedo la ciencia? ¿Puede que los nuevos
sistemas de comunicación hayan hecho que el público se sienta
más capaz de tomar decisiones en lo que respecta a la política
científica? ¿Si es así, quiere esto decir que ha disminuido
su temor?", se pregunta Lindberg.
Para Susan E. Lederer, profesora de Humanidades de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Pensilvania, ahora el reto es saber cómo navegar
en el océano de información sobre los avances en biomedicina
para poder tomar decisiones responsables. "Aunque la ciencia logre
que vivamos más de 100 años o que utilicemos animales para
reemplazar partes del cuerpo, lo cierto es que los investigadores exageran
a veces el conocimiento", dice Lederer. "Y hay veces en las que
la gente se muestra reacia a los descubrimientos. Frankenstein nos permite
pensar en cuáles son las fronteras de la ciencia aceptable, en cómo
reacciona el público ante ella y nos enseña a apoyar los
nuevos hallazgos".
Mary Shelley escribió:
El conocimiento debe utilizarse como un arma para combatir lo malo,
para llevar a los seres humanos más allá del estado en el
que son inocentes gracias a la ignorancia, allí donde son virtuosos
gracias a la sabiduría.