El Mundo
270 
20-11-1997



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Cibermed

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JOSE LUIS DE LA SERNA
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Internet fomenta la injusticia. Un artículo de ayer mismo, del JAMA (Journal of the American Medical Association), pone de manifiesto que las tecnologías de la información van a alterar de una manera drástica los sistemas sanitarios del futuro, pero también van a ser útiles, al menos a corto plazo, sólo para un sector del público. No es lo mismo, en el caso de estar enfermo, estar acostumbrado a navegar por la red todos los días o tener a un familiar próximo capaz de llevar a cabo la tarea, que ser informáticamente analfabeto.

Según el doctor David Blumenthal, un experto del Massachusetts General Hospital de Boston y autor del trabajo del JAMA, unos son capaces de entrar para bien en el mundo de la telesalud -informándose de los últimos avances, pidiendo asesoría a los mejores centros y participando en foros de discusión de gran actividad- mientras otros, al desconocer las opciones que el ciberespacio proporciona, no alcanzan las ventajas que el conocimiento de temas de salud aporta al ciudadano. La diferencia de la calidad en los cuidados médicos logrados por los que manejan Internet y los que no lo hacen será especialmente manifiesta en el caso de las enfermedades crónicas. Asmáticos, hipertensos, bronquíticos o diabéticos se beneficiarán de consultar la red de vez en cuando y de intercambiar sus opiniones con otros cibernautas con sus mismos problemas.

A medio plazo, la telesalud se convertirá en rutina en muchos sitios. Internet, además de servir para aconsejar, informar y educar a médicos y enfermos, será imprescindible para mejorar la calidad de la asistencia. De acuerdo con las tesis de Matthew Holt, director del Instituto del Futuro -que mañana pronunciará en Madrid una conferencia en el auditorio de la Fundación BBV-, casi el 70% de los médicos en EEUU reconoce que ya tiene enfermos que consultan sus dolencias en Internet. Dentro de algunos años, quizá tan sólo 10, muchos de los pacientes estarán monitorizados en sus casas y enviarán los datos que capten los biosensores que tengan instalados a médicos y enfermeras a través de Internet. Así, con la telesalud, la demanda de atención sanitaria que crece imparable en todo el mundo desarrollado se verá, en parte, compensada en sus costes al reducirse el transporte de enfermos y la necesidad de personal para atender a los pacientes.

En España aún estamos lejos de los niveles que la cibermedicina ha alcanzado en Norteamérica.

Aunque muy pocos dudan del papel de Internet en la salud, hay todavía una enorme diferencia entre la calidad que encuentra en la red un angloparlante y la que obtiene un individuo que únicamente maneje el español. Se hace necesario, por lo tanto, pensar en crear webs biomédicos en castellano en donde el contenido sea lo prioritario y la actualización del mismo una tarea diaria.


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